Patinando a trescientos metros de la puerta de mi keli


Ayer veíamos en Patinando sobre el hielo en Veluwemeer un documento estremecedor y hoy tenemos otro que hice al día siguiente. En principio, el sábado quería ir a patinar al Merwerdekanaal, que Genín se conoce de sobra porque cuando hice la serie de casas-barco en Utrecht, casi todas las que vimos estaban en el susodicho. Es también el canal por el que está la ruta para bicicletas que uso para ir al cine. Por la mañana, después de ir al Toko, que es el nombre que le dan por aquí a los supermercados chinos, decidí dar un pequeño rodeo de regreso a mi casa para ver que tal estaba el hielo en el Merwerdekanaal y me convenció bastante. Después visité otro canal más cercano a mi casa. Estaba por decidirme entre ambos cuando algo desatascó mis neuras neuronales y recordé que cuando fui a correr por la mañana, que uno es un atleta y ONCE grados bajo cero no van a impedirme ir a correr, pues cuando pasé por la zona me dio la impresión que había un chamo que quería patinar en el Plas Laagraven, el lago que está a trescientos metros de la puerta de mi keli y que normalmente es una reserva para pajarracos, que usan para descansar y agruparse cuando se bajan al sur en otoño y para reproducirse en primavera. Cogí los patines y decidí echarle un vistazo, que trescientos metros no es nada y además, con trescientos más, llegaba al otro lugar que ya había revisado en un canal. Resultó que en el Plas Laagraven ya había gente patinando, habían limpiado un recorrido y estaba perfecto y maravilloso así que corrí al borde del lago (o charca), me quité los zapatos y me puse los patines, dejando las botas en una bolsa a la vera del hielo y aquello fue maravilloso, una pista circular de unos ochocientos metros a trescientos metros de mi puerta. Este lago lo hicieron hace unos pocos años, cuando rediseñaron la zona para hacer el parque, el cual se ve con frecuencia en mis pantallazos de mis sesiones de correr porque siempre voy por ahí. El sábado hice más de diez kilómetros, incluso haciendo una videollamada por el güazá a mi madre y mi hermana que hicieron una vuelta entera conmigo, llamando a otros amigos y haciendo fotos y vídeos. Hoy tenemos por aquí otra vuelta entera que grabé con la cámara que normalmente baja debajo del agua y que en esta ocasión estaba sobre el agua. La música que acompaña a este vídeo es la canción Sweet Dreams (Are Made of This) (Eurythmics Epic Cover) de Sebastian Böhm y puedo confirmar y confirmo, que mis sueños están hechos de patinaje sobre hielo. El domingo regresé al lugar por la mañana y me hice diez kilómetros más, con lo que calculo que mi total, entre los tres días, debe rondar los cuarenta kilómetros. Entre eso y que fui a correr el miércoles, el jueves y el sábado, creo que he hecho una cantidad dantesca de ejercicio la semana pasada. Este lugar, ahora que sé que el agua se congela bien (aunque recuerdo que en la vez anterior no llegó a congelarse por el gran tamaño que tiene la charca), se convertirá en mi base de operaciones y el sitio al que iré a patinar siempre que no tenga otros planes.


6 respuestas a “Patinando a trescientos metros de la puerta de mi keli”

  1. Me encanta ver a la gente patinando sobre hielo. Yo tuve una época que cogí mucha afición por el patinaje, pero siempre tuve mis dudas en si yo podria guardar el equilibrio en el hielo. Por eso en una ocasión te pregunté cuantos centimetros tenía la base de los patines, y a día de hoy todavía no lo sé.

  2. Montse, es parecido a una cuchilla, en mi caso, de un par de milímetros de grosor. Hay varios tipos de patines, tienes los de figuras (para los que saltan, dan vueltas y demás), que son más cortos y diseñados para eso, tienes los de hockey, que también son diferentes y permiten paradas en seco y coger velocidad, tienes los de velocidad, que son mucho más largos que el pie, pero que te limitan a la hora de girar y es imposible dar vueltas y creo que hay otros que usan en los países nórdicos también largos que llaman recreativos, pero no los he visto nunca. En los de velocidad (no tengo ni idea si sucede con los otros), los tienes bajos, con el pie cerca del patín, que son los que yo tengo y te dan más estabilidad y altos, en los que estás como en una bota elevada, que te permiten ir más rápido pero exige un control del equilibrio mucho mayor. En los de velocidad también los hay que la cuchilla solo está fija en la parte delantera y cuando levantas el pie se separa por detrás y al ponerlo en el hielo se vuelve a cerrar, como una tijera. Esos son los más profesionales. Mírate la página de la wikipedia en inglés sobre los patines.
    Virtuditas, hasta que comencé a correr, hace unos años, por ese lado iba muy poco porque estuvo con las obras del parque como dos años y antes de eso era un erial. Siempre supuse que el lago era más profundo porque hicieron dos, el que usé para patinar, que es público, y por debajo hay otro privado (y con su reja) que es una playa, un mega-centro con bar y restaurante y en el lago tienen un sistema de arrastre para esquí acuático y en los edificios tienen una ola de surf en interior (si quieres ver lo chulo que es …. www. downunder. nl) y pensé que los hicieron igual de profundos pero parece que no.

  3. Madre mía!!!!
    Me ha encantado la explicación. Ahora voy a mirar la página y fijarme en los detalles.
    Y luego miro la del lago.

  4. La primera y única vez que he patinado sobre hielo, no os podéis ni imaginar donde fue… ¡En Caracas! Eran los tiempos felices, mucho antes de que los chavistas arruinaran el pais, y nos podíamos permitir hasta pistas de hielo en el trópico, en fin, ahora aquí tenemos a los podemitas, que son la misma vaina pero disfrazados de comunistas secretas.
    Lo mio es el patinaje sobre ruedas, deporte que he practicado desde niño, aunque ya hace tiempo que no me pongo unos patines, por razones obvias, pero cualquier dia… 🙂
    Salud

  5. sulaco, pues ya sabes donde me tienes que llevar cuando coincidamos en ese país, al lago profundo a patinar, no! al complejo pijo!