Algo que siempre me ha llamado la atención es lo idealizado que tenemos el asunto de las Nórdicas. En España veis a una rubia que llega del Norte de cuando en cuando y os creéis que todo el monte es orégano y que estas tierras están abarrotadas de chochas espectaculares que nos hacen babear día sí y día también. Lo cierto es que aunque las hay bien hermosas y apetitosas, también tenemos LAS OTRAS. Hoy como no estoy por la labor de escribir quiero mostraros dos ejemplos de esas manzanas no tan frescas y deseables.

En esta primera foto está claro el sujeto al que me refiero. Ocupa al menos el treinta por ciento del encuadre. La hijaputa se agitaba como un cerdo en el matadero meneando la carroza al completo mientras bailaba la canción de los pajaritos, renombrada para la ocasión como la CANCI?N DEL PAJARRACO. En sus manos la botella de cerveza generaba espuma continuamente mientras ella iba tan feliz de la vida paseando sus medidas (900x700x900). Han tenido que reforzar el retrete en su casa porque lo requintó a base de toneladas.

En la segunda foto tenemos dos callos malayos pero nos centraremos en la del gorro rojo de vaquera. No es que tenga tetas, es que lleva MISILES INTERBALÍSTICOS con varias cabezas. En lugar de sujetador se compró una red de contención para mantener en su sitio esos bidones de leche. Por si fuera poco el color de su vestimenta la ayuda a lucir el palmito y bajo esa minifalda (o pantalón) se insinúan unas delgadas piernas y una estilizada forma cilíndrica. De jeta tampoco va mejor, mira que es fea.

Así que tened cuidado cuando busquéis una Nórdica porque en lugar de la rubia, alta y guapísima os pueden mandar una muñeca Michelín como las de la foto.