Playa paradisíaca en Malcapuya


Vimos un lado ayer, sin ningún cristiano en la imagen y hoy vemos lo que había a mi espalda y se puede ver que la playa estaba petadísima de turistas, que malamente había un hueco libre para plantar la sombrilla, las cuatro toballas, la nevera y todo lo demás. Lugares como esta pequeña isla es lo que me ha hecho adorar las Filipinas, están llenas de sitios así, pequeños paraísos. Como estuvimos allí varias horas, aproveché para ir hasta el final de la playa y por un pequeño camino que cruza la isla, a la que hay por el otro lado, aunque esa no era tan bonita porque las corrientes son más fuertes de ese lado.


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