Point break: Sin límites – Point Break


Al parecer, como hace un montón de tiempo se dejaron de escribir libros nuevos y en el universo no hay nadie con la capacidad intelectual para crear nuevas historias, hoy en día se busca en el pasado alguna película que resultó económicamente rentable y la vuelven a hacer con gente nueva. La idea funciona a veces pero en muchas ocasiones, peta y la actualización del producto al presente acaba destruyendo el concepto y provocando el rechazo de los espectadores, algo que es lo que le ha sucedido a Point Break, película que en España conocímos hace quince años como Le llaman Bhodi y que para engañar, se estrenó en su nuevo disfraz la semana pasada como Point break: Sin límites.

Un julay picoleto se junta con los primos segundos del guaca

Un pollaboba que le gusta chupar cámara más que a un desgraciado de esos que salen en todos los programas de Telajinco acaba por circunstancias de la vida que jamás comprenderemos metido en el FBI y como primer caso se pone a investigar a una banda que roba por todo el mundo y que según él lo que quieren de verdad de verdad es hacer ocho proezas en lugares espectaculares para probar algo que no sabemos lo que es. Él colega se infiltra en la banda, se folla a la única piba que hay entre un montón de machos que al parecer prefieren cascársela unos a otros y se convierte en el más mejor de todos o algo así mientras la banda ve como el número se reduce, ya sea por muerte contra-natura en los retos que hace o porque el picoleto los mata.

Esto es algo que no se puede explicar de ninguna manera. Tienen seguramente las mejores ubicaciones en el planeta, paraísos increíbles que deberían brillar en la pantalla y hacerte babear de rabia y aún así, la película aburre. Toda la bobería de las ocho pruebas místicas y lo de devolver a la naturaleza apesta. Es una mierda de trama que no se sostiene. Apestan aún más los miembros de la banda, que parece que pasaron por una guardería y los chiquillos los rayaron todos, están cubiertos de mierdosos tatuajes que no aportan nada, no actualizan la historia y aparte del asco gigantesco no sirven para más nada. Los actores carecen de química entre ellos. En la película original uno se podía imaginar que Patrick Swayze culeaba a Keanu Reeves pero es que aquí parece que Édgar Ramírez y Luke Bracey se odian profundamente y en las escenas en las que están juntos, no hay nada interesante sucediendo entre ellos. La historia va de escenario idílico en escenario idílico sin inmutarnos y aburriendo en todos ellos, la falta de profundidad en las relaciones entre los actores y la estupidez ecológica hace que entre todos maten el producto. No ayuda el puto TresDé, que aquí solo sirve para cansar los ojos ya que en las escenas con mucho movimiento solo vemos objetos borrosos. En algún punto de esta debacle optas por encender el teléfono y echarte unos juegos y olvidarte de lo que está pasando en la pantalla del cine.

Aunque la hicieron pensando en ellos, esta película puede provocar la ira y la rabia más absoluta de los miembros del Clan de los Orcos. También son conocidos los daños cerebrales que pueden surgir a los sub-intelectuales de GafaPasta.


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