La esposa de uno de mis amigos es Maestra de Ceremonias o como ella misma prefiere que la llamen, Portavoz de los muertos. Su trabajo es ayudar a las familias en el momento en el que fallece uno de sus miembros y hay que despedirse para que este comience el Gran Viaje. Hasta ahora las posibilidades eran muy pocas y estaban más bien vinculadas a la religión. Para nosotros, aquellos que crecimos bajo la influencia de la Iglesia Católica, el espectáculo es más bien neutro y pensado para ensalzar al supuesto fornicador de chavales más que ayudar a las familias con algo tan doloroso. Los funerales son actividades mecánicas a las que uno acude por obligación y en los que si hay suerte escucharemos el nombre de la persona que se marcha y por la que estamos allí para rendir nuestro respeto. En muchas de las variantes y sabores del cristianismo el problema es similar. Los supuestos Agentes, esos que deberían trabajar de intermediarios entre nosotros y el Gran Dios se han convertido en mercaderes peseteros que solo quieren cobrar y hacer lo menos posible mientras nos amenazan con el infierno y todo tipo de horribles desgracias que por alguna razón su Jefe no incluía en su repertorio en las ocasiones en que daba alguna gala.
Cuando la gente se comenzó a quitar este manto de falsas religiones surgió la preocupación de qué hacer cuando alguien muere, como honrarlo y como celebrar su vida y por eso aparecieron los Portavoces de los muertos. Una de las diferencias fundamentales entre los Países Bajos y España es el tiempo que pasa desde que uno muere hasta que es enterrado. En España suelen ser veinticuatro horas, con lo que no da tiempo para avisar a todo el mundo y por eso el funeral tiene lugar unos días más tarde. En Holanda ambas ceremonias no se han desvinculado y lo que hacen es mantener el cuerpo del difunto durante unos días y al llegar el entierro tenemos también el funeral. Como en todos lados, los crematorios se han vuelto la opción favorita y los tanatorios parecen grandes templos, fastuosos y equipados con todo tipo de tecnologías de última generación, como pantallas planas, efectos de sonido y de luz y grandes salones para las recepciones.
Los Portavoces de los muertos tienen alrededor de una semana para preparar su ceremonia y se dedican a ello completamente. Hablan con familiares y amigos, buscan información y recopilan todo tipo de cosas. Sugieren posibles formas para la despedida y son los suyos los que eligen su preferida, a menos que el fallecido deje algo ya escrito. A falta de elementos religiosos, la ceremonia se rodea de la música favorita de esa persona, películas, vídeos y demás. El Gran Viaje es algo que se recuerda y no resulta extraño que lo graben con cámaras para que los niños pequeños y aquellos ausentes lo puedan ver en el futuro. La primera vez que me lo explicaron me chocó profundamente porque era algo que iba totalmente en contra de aquello que yo conocía pero ahora que lo pienso, es algo que cada vez me gusta más y que es más natural.
La Maestra de Ceremonias que conozco me enseñó un par de esos vídeos. En uno escuchaban música de los Beatles y en la pantalla enorme que presidía el lugar se veían vídeos de la fallecida. Después hablaron su esposo, sus hermanos y algunos amigos contando anécdotas de su vida y haciendo hincapié en hechos de la vida de esa persona. La mujer había dejado dos niños pequeños y estos pintaron el féretro con dibujos de todo tipo que eran para que su madre los pudiera tener con ella en ese gran viaje que comenzaba. No recuerdo cuando fue el último funeral al que acudí y lloré, pero este, uno de alguien que no conocía y que vi en vídeo, me tocó bien adentro y me emocionó profundamente. Más tarde un grupo de amigas cantaba una canción y terminaban todos comiendo y bebiendo en el lugar y hablando tranquilamente.
Los Portavoces de los muertos suelen aceptar un único trabajo por semana ya que prefieren centrarse en una sola persona y averiguar tanto como puedan de la misma, además de organizar una ceremonia hermosa y bien hecha. Son personas que no están vinculadas a un tanatorio o una religión específica y cada vez más y más gente prefiere que este acto final no esté dictado por sus creencias religiosas sino por el cariño y el respeto de aquellos a los que amó y por los que fue amado.
Hay un libro de Orson Scott Card en el que trata el tema de una forma parecido. Es la continuación del famoso El juego de Ender presentaba exactamente a una persona que hace esto mismo. Siempre procuramos evitar el tema de la muerte y no hablamos de esto, lo dejamos pendulando en algún lugar oculto y quizás incluso pensamos que por no mentarla, no llegará, aunque también sabemos con certeza infalible que a la muerte no se la engaña y que es cuestión de tiempo que estemos frente a ella. Espero que mi Portavoz, el día que me llegue la hora, sea capaz de contar una bonita historia con mi vida y todos aquellos mundos que visité.
15 respuestas a “Portavoz de los muertos”
Me has emocionado perraco!. Pues sí parece más natural que los montajes organizados por las sectas.
Parece muy bonito, ciertamente, pero no os suena a estos homenajes televisivos recién muertoquienseaperofamoso? Y digo recién porque si ha pasado más de una semana ya entran en plazo de despellejamiento-permitido-por-enfriamiento-del-cuerpo…. Realmente me parecería algo muy bonito si lo hiciesen por mi, a pesar de lo mal que salgo en los videos y corriendo el riesgo de que me sobreviviesen muchos de mis ex-ligues para ponerme verde, pero sería bonito.
Virtuditas, por supuesto que según las espinchas te meten en el congelador. Estar una semana de velorio sería muy cruel. Te descongelan la noche antes, para que estés fresquita en tu gran y última gala. En casos de familia que vive muy lejos, sé de funerales que se han hecho un par de semanas después que el susodicho la haya diñado.
Esta gente no tiene la tradición del velorio nocturno con copeteo en bar cercano y despellejamiento de vivos en la misma sala del tanatorio.
Pues sí que es chocante…yo no sé qué cara se me pondría al ver algo así. No me gustan los funerales ( y a quién sí) porque se abre el grifo y es un no parar. Si encima me ponen vídeos, música y tal, yo creo que directamente salen con otro muerto del funeral…mínimo…Creo que es demasiado fuerte para mí, pero claro, también pienso que a mí no me gustaría que me llorasen en plan….en plan entierro..que hombre, ya que es la última juntos, qué menos que poner música chula , algo de picoteo y tal…
Es curioso que comentes este tema, a mí me tocó ir a uno en el tanatorio local la semana pasada y fue frío y deprimente (y no por la tristeza de la muerte en sí -se trataba de una persona de 82 años- sino porque el cura estaba en prácticas, lo del saco de cal es para llorar, y no te cuento el atornillado de losa de nicho con la espátula de enyesado). Te recomiendo una de las mejores series de TV que se han hecho, «A dos metros bajo tierra» (Six feet under), si no la has visto creeme, es buenísima. Ya terminó y está en dvd (voy a capítulo diario). Trata el tema de la muerte desde todos los ángulos. El guionista es el de American beauty. Cada capítulo es como una minipelícula, y además con sólo la primera temporada estás listo para montar tu propia funeraria…
Los homenajes mejor que nos los den en vida, no?
A veces me sorprendo pensando cómo sería si yo falleciese y lo que me gustaría o no. Me imagino que los funerales tienen validez para los que quedan detrás, para que se puedan despedir o ayuden a pasar el luto.
Cuando les cuento a los holandeses que en España no se suele mandar una carta anunciando un fallecimiento alucinan. Y siempre me preguntan que cómo se entera la gente. Pues con esquelas, señores! Y a parte de eso es que quizás seamos un país de cotillas. Lo mismo sucede cuando nace una persona, no envíamos nada, simplemente nos enteramos. No me imagino en esos momentos escribiendo a fulanito y menganito.
Hace algo más de un año falleció la abuela de mi marido. Fue una muerte anunciada que duró un mes de agonía. Decidió abandonar la diálisis y dejarse morir. Se fue en paz, se despidió y decidió qué música quería y que quería su funeral en la más estricta intimidad. Transcurrió casi una semana entre una cosa y otra.
Me impresionó ir al tanatorio y ver y sentir ese cuerpo frio, sin vida, pero que seguía siendo el mismo. No sé ni cómo explicarlo pero el alma ya no estaba. Y cómo tú dices se hizo un CD de la música elegida y sus hijas y nietos leyeron unas palabras.
Sorprende que aunque la muerte sea lo único seguro en esta vida no lo preparemos siquiera.
Por eso en España a veces te enteras un par de semanas más tarde, porque no se avisa. Y lo mismo con lo de los nacimientos. Aquí lo preparan antes de que nazca el niño para no agobiarte en esos primeros días e incluso sugieren a la gente los días de visita y demás para no estar todo el puto día cogiendo el teléfono y repitiendo la historia. Es una forma más civilizada de informar de estos grandes eventos, tanto el de llegada como el de despedida.
En Brujas he visto que usan esquelas pero las ponen en las puertas de las iglesias. Hice una foto que pondré un día de estos en la bitácora.
Me ha hecho pensar, espero no morirme por ello.
En España sí se envían tarjetas de defunción, en mi familia hemos recibido unas cuantas y llegado ese momento imagino que nosotros también lo haremos. Contrariamente a lo que la gente piensa, en una situación así, las personas allegadas buscan el contacto con las personas que piensan que tenían una buena relación con el fallecido, es el último homenaje, averiguar direcciones y esperar a que asistan al funeral. Es muy reconfortante ver que esas personas a las que se ha enviado la tarjeta asisten al acto. España, al igual que muchos otros países, puede estar llena de cotillas, los únicos entierros que son un circo son los de las celebrities, los funerales para gente «del pueblo» son sinceros. Muchas personas mayores, las que suelen reunirse en corrillo y hablar en los entierros, acuden a los mismos con la esperanza de que cuando les llegue «su momento», otras personas vayan a despedirlos.
He asistido a un entierro aquí, y la verdad, fue mucha gente, gente que salía de debajo de las piedras, y la familia del fallecido que no quería nada multitudinario, acabó agradeciendo la asistencia de todas esas personas.
Supongo que, como siempre, hay muchas Españas o no_tan_Españas. Donde yo vivo te enteras al día siguiente todos los que se han muerto. No hace falta que se envíe tarjetita a cada supuesto allegado. Tal vez en Canarias no sea así.
Me parece ridículo tener que esperar días o semanas para que todo el mundo se entere y decida si va o no al funeral. Aquí todos los funerales están excesivamente llenos de gente. Sobra cono los que de verdad lo sienten y todos los pedorros que van para que se les vea, mejor que se queden en casa.
En Canarias se publica esquela en alguno de los periódicos y se corre la voz por teléfono. En realidad la espera de una semana es una de las cosas más sensatas. Lo tercermundista son esos velorios que parecen timbas y que surgen de la nada, duran toda la noche y la gente va para dejarse ver a horas intempestivas. Y no entremos en el funeral en sí mismo, una mierda de ceremonia, fría y desapegada, que no reconforta a la familia.
En esos momentos a la familia no la reconforta ni Dios. Y por experiencia sé que por un lado es odioso que te vengan gente que no sabes de dónde han salido a darte el pésame que a ellos les suda, y por otro lado la emoción de la gente que ha ido de forma sincera.
Eso de congelar al muerto y descongelarlo cual trozo de pollo congelado, me resulta un poco…chocante…lo veo en exceso frío, y no por la temperatura del muerto precisamente. Pero bueno, cada uno tiene sus costumbres. Mientras haya respeto al muerto, el resto es terciario.
1. La familia puede organizar las cosas con tiempo
2. Los amigos y conocidos que quieren ir al funeral se pueden también organizar y pedir tiempo en su trabajo, apalabrarlo con la parienta y demás y en caso que sea necesario, reubicar compromisos previos
3. Una única ceremonia para ambas cosas. Un funeral una semana más tarde con el muerto ya enterrado es una hipocresía sin sentido.
4. La gente tiene más tiempo de asumirlo y la temperatura emocional es más controlable.
5. Aquellos que viven lejos pueden ir al evento y no se lo pierden. Un buen ejemplo sería yo mismo. Estoy a 3000 kilómetros de mi familia. Si se lo montan en plan 24 horas, con algo de suerte llego para el after-party.
Y muchas más razones. Es cuestión de hábitos. En España mola el poner tierra de por medio rápido, con noche en vela y en plan película de Almodóvar y no se conciben otras maneras.
La reacción de amigos y familiares en España cuando les llego la postalita anunciando el nacimiento de mis hijas fue de sorpresa. Me comentaron medio en serio, medio en broma: Joder, estos deben creerse los Reyes!
Reconozco la utilidad de esas postales, pero cuando se escribe llamen sólo entre tal y tal hora (que es muy práctico) pero te corta el rollo. Además se siguen enviando al por mayor, cómo vas a dejar a alguien fuera. Y después te toca contestar con otra dichosa postalita. Que sí, que muy detallistas, pero me pregunto si son simplemente reglas de urbanidad o les sale del corazón.
Como en todos los aspectos de la vida lo mejor es poder elegir.
Yo suelo mandar tarjetas en los cumpleaños de las amistades holandesas. Me gusta la precisión del correo, que te permite acertar exactamente con el día que la reciben y también me gusta que sepan que de alguna forma, los he tenido en cuenta y no me he olvidado de ese minúsculo detalle.
Yo me tomo mi tiempo con las tarjetas, así que en mi caso no es urbanidad.
Y lo de la gente llamando a horas determinadas, es muy útil. Uno de mis amigos hizo un par de jornadas de puertas abiertas cuando nació su segundo hijo y me comentó que fue muchísimo mejor que cuando lo hicieron arreglando citas porque les ayudaron un par de familiares y la cosa fue menos molesta para ellos.
Pues esto si que es una sorpresa, deambulaba por tu web y descubro de donde sacó Scott Card su idea de Portavoz de los muertos. Muy interesante el artículo… ya sé por donde buscar, gracias.
PS. El asunto en sí, es al menos interesante, y personalmente muy emocionante, descubrir la vida de la persona, compartirla y celebrarla sin miedos ni tabues. Me parece idílico.