Primer día. Paseando por Sevilla


Habiendo llegado casi a la medianoche, mi primer día en Sevilla comenzó el viernes temprano, que ya sabéis que quien madruga ve más cosas. Mi amigo M se vino desde Madrid para recorrer la ciudad conmigo y se encargó de la parte logística, encontrando unos apartamentos que están muy bien en la calle de Jesús del Gran Poder y llamados Apartamentos Sevilla. El lugar está impecable, limpio y bien cuidado y perfecto para este tipo de estancias cortas. La calle es muy tranquila y la distancia desde allí a la catedral es de unos diez minutos andando.

Al salir a la calle pasamos junto a la Casa de las Sirenas, un palacete bastante cuco y nos detuvimos en primer lugar en la Alameda de Hércules, un paseo arbolado construido en el siglo XVI y adornado con cuatro columnas sobre las que descansan grandes hombres. Según se dice el mismísimo Hércules fundó la ciudad de Sevilla. Desde allí fuimos a desayunar en una cafetería cercana a la Catedral y seguimos caminando hasta la Plaza de España, escenario de varios momentos de la película Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma, la cual recordaremos por siempre por el infame Jar Jar Binks y por las espectaculares carreras de Pods. El lugar está un poco descuidado y lleno de restos de botellones y es una pena porque es espectacular y de hecho había varios autobuses con turistas. La construyeron para conmemorar la Exposición Iberoamericana de 1929 y en aquella épocas las Canarias debían ser provincia única. Tiene unos canales de agua pero están vacíos y el aspecto es un poco deprimente. Aún así, revivimos los momentos de la Guerra de las Galaxias y nos emocionamos pensando que la mismísima Natalie Portman caminó por aquel lugar. Seguimos con un corto paseo por el Parque de Maria Luisa y desde allí fuimos por el Paseo de las Delicias hacia la Torre del Oro, junto al río Guadalquivir. Se puede visitar y en su interior está el Museo Marítimo Torre del Oro. La entrada vale un par de eurolos y te dan junto con la misma un telefonillo de esos que te cuentan toda la historia. En el museo hay un par de cosas chulas pero lo mejor es subir la torre y ver la vista de la ciudad y el río desde allí. A esas alturas nuestras cámaras echaban humo y subimos por la Avenida Cristina hacia la zona de la Catedral.

La entrada a la Catedral, incluyendo la visita a la Giralda cuesta siete euros y medio. Está claro que por Sevilla pasaron un montón de riquezas de esas que tomamos prestadas de otras latitudes y el oro brilla por su presencia. Es la catedral católica más grande del mundo y eso se nota en cuando entras. Te quedas boquiabierto. El órgano es más grande que un edificio. En un lateral está la tumba de Cristóbal Colón o al menos una de las dos tumbas que se le conocen. Digo yo, en mi simplicidad e ignorancia, que por qué no se abren las dos tumbas del colega, se dividen los restos a la mitad y cada uno de los sitios recibe la mitad del otro. De esta forma Cristóbal Colón estaría enterrado en ambos y así nadie estaría mintiendo. Mi solución es tan simple que seguro que se le ha ocurrido a alguien. Ambas tumbas están en terreno perteneciente a la iglesia Católica, la cual es bien conocida por su capacidad para amasar dinero y seguro que de esta forma saldría ganando. La tumba de Colón es muy hermosa, con cuatro julays sosteniendo el féretro de piedra o algo parecido. El tesoro de la catedral nos dejó flipando y desde allí comenzamos la ascensión a la Giralda a través de un montón de rampas. Inicialmente esta torre la construyeron los infieles terroristas islámicos y después de echarlos de España y mandarlos a tomar por culo la Iglesia Católica usó el terreno para su Catedral de la ciudad. La torre mide cerca de noventa y ocho metros y está coronada por el Giraldillo, una veleta enorme con forma de estatua que representa la fe. En la entrada de visitantes de la Catedral está la copia que se pudo ver durante los años en que restauraron el original. Huelga decir que las vistas desde la Giralda son increíbles y merece la pena subir. Como no hay escaleras no se hace muy pesado e incluso los más gandules seguro que se apañan bien.

Al bajar finalizamos la visita en el Patio de los Naranjos y ahí me surgió la gran duda de este viaje. Toda la ciudad está llena de naranjos pero nadie parece interesado en comerse los frutos de los mismos, así que imagino que o son de algún tipo que sabe mal, o hay unas multas del copón ya que el suelo estaba lleno de naranjas y nadie parecía reparar en ellas. Pones dos de esos naranjos en mi barrio y hay hostias entre los vecinos por pillar las naranjas ??

Después de la Catedral fuimos a la Casa Lonja de Sevilla, más conocida como la sede del Archivo General de Indias, un edificio espléndido que muestra toda la gloria de la edad de Oro de España. Sus suelos son los más alucinantes que he visto nunca. La entrada es gratuita y está prohibido tomar fotos aunque dada la desidia de los vigilantes, hicimos unas cuantas y ellos lo podían ver perfectamente a través de las cámaras de seguridad si se molestaran en mirarlas. En su interior había una exposición llamada El sueño de un imperio con objetos mexicanos.

El edificio es muy fotogénico y pese a las líneas del tranvía que pasa por delante y que parecen haber sido puestas allí para afear el entorno se pueden conseguir fotos preciosas. He leído que durante este año quitarán la catenaria del tranvía y la zona recuperará su esplendor. Por el lugar pululan unas gitanas que te intentan dar ramas de romero y de paso que les des algo pero si desde lejos les dices que no te suelen dejar en paz.

Sin prisa pero sin pausa continuamos en el Real Alcázar de Sevilla. La entrada vale siete euros y os aseguro que los merece. Es un palacio bellísimo, con unos jardines de ensueño. Me encantó el patio de la Montería y el ala con el Palacio Mudéjar. Así da gusto ser rey en España, te mueves en un entorno de lujo increíble. El lugar solo tiene rincones bonitos y en esta época del año en que todavía no hace mucho calor se puede pasear sin problemas por todo el recinto. De nuevo veíamos la importancia de Sevilla en la historia de España.

Al salir buscamos un sitio para comer y lo encontramos en la calle Arfe, un lugar llamado la tienda de Eva que recomiendo a todos para tapear. Es pequeñito y acogedor y todo lo que probamos estaba para chuparse los dedos. Para digerir la comida nos dedicamos a pasear por la Judería, unos callejones minúsculos por los que es muy fácil perderse y que han sido escenario de alguna película como Nadie conoce a nadie. Nos lo tomamos con calma y paramos a tomar un café en algún sitio escondido en aquel lugar y descubrimos algún otro y desde allí fuimos a la Casa de Pilatos o el Palacio de San Andrés. Se puede visitar la planta baja únicamente o todo el edificio. Nosotros optamos por verlo todo y la entrada nos costó ocho euros. Si leéis esto antes de ir os sugiero que paséis de la planta alta porque no merece la pena. La planta baja es un tesoro, un palacio de un lujo apabullante que aunque no está todo lo bien conservado que debería, es im presionante y para decirlo sí que hacen falta dos palabras. Mi rincón favorito es el Jardín Chicoy la Sala del Pretorio. La visita a la planta superior es con guía y el nuestro resultó la sensación del viaje. Explicaba las cosas en español y en algo que se supone que era inglés. Algunas de sus perlas fueron llamar a todas las habitaciones salon (en español, tal cual), referirse a los techos como seilin, hablar del emperator y pisotear todas y cada una de las reglas gramaticales del inglés. Daba vergüenza escuchar a aquel tío explicando las cosas. Además del pésimo guía, el lugar carece de la iluminación adecuada y básicamente no se veía ninguna de las pinturas que nos mostraba y por supuesto no estaba permitido hacer fotos porque es un recinto privado. Así que ya sabéis, os podéis ahorrar tres euros y ver solo la planta baja.

Tras esta visita volvimos al apartamento y recargamos las baterías de nuestras cámaras para la sesión vespertina, la cual comenzó caminando hasta el puente de Isabel II, el cual cruzamos para hacer algunas fotos de la ciudad de noche y pasear por la calle Betis, en la que todos los locales parecían tener carteles de se vende o traspasa. Un poco deprimente el sitio. Volvimos a cruzar el río Guadalquivir a través del Puente de San Telmo, con unas vistas preciosas de la Torre del Oro iluminada y la Giralda al fondo.

Cenamos en un bar restaurante que creo que se llama Duplex y está cerca de la Catedral y por la noche fuimos al Avenida 5 cines para ver The Oxford Murders – Los crímenes de Oxford y así acabó nuestro primer día en Sevilla, una jornada bien completa en la que pudimos ver muchas más cosas de las que pensábamos.

Puedes continuar leyendo el relato de este viaje en Segundo día. Una escapada a Córdoba.


8 respuestas a “Primer día. Paseando por Sevilla”

  1. Las naranjas de los patios y calles de toda Andalucía son naranjas amargas, no sirven para comer. En mi pueblo la gente las utiliza como aliño para las aceitunas caseras. Ten por seguro que si fueran buenas pasaría como en tu barrio.

  2. Cometí el grave error de visitar Sevilla a finales de agosto. El recuerdo que me quedó no es muy grato. Era insoportable el calor que hacía, y el aire acondicionado del hotel no iba bien, para más inri. Nunca máis.

  3. Lo de las naranjas es algo que también nos preguntamos al llegar a Sevilla. Mi padre…que es como los de tu barrio no se le ocurrió mejor idea que pillarse una naranja e hincarle el diente. No lo ha intentado más. Debía creerse que aquí la gente es súper cívica y no toma lo que no es suyo, porque sino no se explica.

    Y sí..lo de la Plaza de España es deprimente. Yo la he visto en pleno esplendor, con el agua, las barquitas y lo azulejos de las barandillas no perfectas, pero al menos no era un cable pelao. Y aún así, se ve bonita…imagina cuando estaba mejor. Y el Parque de María Luisa alberga un montón de especies botánicas de distintas partes del mundo que fueron donadas por reyes, y otras «personalidades» de los países que formaron parte de la Expo del 29. El sitio es bonito, pero lo más bonito y que está más hacia dentro está muy mal cuidado y guarro de cojones. Da pena ir por allí.

    Lo de la Calle Betis me sorprende que digas que tenía aspecto desolador o así, porque es una zona de marcha y siempre hay bastante moviemiento por ahí, sobre todo de noche. Menos que hace años porque los canis, esos despojos humanos, parece que hacen acto de presencia por esa zona, pero tradicionalmente siempre ha sido una zona chula. Y la Alameda de Hércules y toda la Avenida de la Constitución (la del tranvía)…ha sido modificado. No se parece en nada a como estaba. Ahora está más….digamos aséptico, pero para mi gusto la Alameda ha perdido su esencia. Lo del tranvía sobra, pero antes era mucho peor…miles de coches, bocinazos, autobuses, coches de caballos echando mierda…etc, etc… Ahora te puedes parar en medio de la calle a ver la Catedral…y los cables del tranvía.

    En fin, me soprende lo bien que habéis aprovecahdo un sólo día.

  4. Mi amigo también decía que la calle Betis era lo más y queríamos tomar algo por allí y al llegar nos encontramos con un montón de locales con carteles de cerrado, se vende o similares y una zona vallada cerca de donde está el cuartelillo de la policía. Pasamos entre las ocho y las nueve de la noche.

  5. Sí, eso sí…la zona está de obras (todavía no sé lo que hacen allí). Hace poco en ese mismo lado hicieron un restaurante súper fashion de la muerte y al llegar a la Plaza Cubae también todo vallado…creo que por las obras del metro…el puto coñazo del siglo.

    Pero sí, la calle Betis ya no es lo que era…una pena, porque las vistas mientras te tomas una copita fuera son espectaculares.

  6. 1.- Es cierto, la calle Betis ya no era lo que era, pero la marcha empieza a eso de las 12 o la 1 de la noche. Te recomiendo la Velá de Santa Ana, en verano.
    2.- Las naranjas son amargas, se supone que ponen multas, en el Alcazar te meten un puro: la familia real britanica las usa para la mermelada de naranja (tienen la exclusiva); eso, o para las gordales.
    3.- Virtuditas, me conozco yo un trigal que por esas fechas y a las 4 de la tarde se está de bien… al solano… ¿cómo crees que se inventó el gazpacho? que por cierto, no es plato gastronomico, es pura necesidad: vitaminas, hidratos, liquidos,…