Recordar, honrar y celebrar


Como todo está escrito y bien escrito en el mejor blog sin premios en castellano, es más que probable que de alguna manera ya haya escrito lo que voy a cuatripitir, pero bueno, que eso no me impedirá seguir adelante. Desde que comencé a ir a Asia, algo que llevo haciendo diez años, resulta raro que yo esté por los Países Bajos en los primeros días de mayo, ya que casi siempre engancho la festividad del cumpleaños del rey (27 de abril) con la del día de la liberación (5 de mayo) y con alguna otra, como la Ascensión o Pentecostés, ya que todos los festivos holandeses caen en estos días, salvo por los dos días de navidades (25 y 26 de diciembre) y año nuevo (1 de enero). Por aquí no se ha desarrollado el concepto de mover fiestas que tropiecen con un domingo y por ejemplo este año la liberación cayó en domingo y se jodió, la semana santa llegó tardísimo y por eso, para aprovechar al máximo los días festivos, mis vacaciones a Asia comenzarán al final de la semana que viene y coincidirán con Pentecostés y la Ascensión. Por eso, este año he estado en el terruño para el 4 de mayo, día muy especial en Holanda, aunque no es festivo. Se trata del día en el que se recuerda a los Caídos, en guerras mayormente. No es festivo pero es un día en el que por todos lados, todos aquellos que tienen banderas, que son muchos, las ponen en las fachadas de sus casas a media asta y quizás con algo negro. La celebración oficial es a las ocho de la tarde, enfrente al palacio real en Amsterdam y se guardan dos minutos de silencio. Lo siguen todas las televisiones y todas las tiendas del país cierran media hora o una hora antes. Al contrario que en España, en donde la escoria podemita y sus complices los fascistas nacional-socialistas independentistas y terroristas han logrado destruir la noción de país, aquí todos tienen muy claro que somos una unidad como nación y que un día así es muy importante. El respeto llega al punto que a las ocho de la tarde, o un par de minutos antes, los trenes se detienen en donde quiera que estén para respetar el silencio, los autobuses se paran, metros, tranvías e incluso vehículos en las carreteras y autopistas. Son ciento veinte segundos que todos dan gustosos por aquellos que murieron para que hoy en día se disfrute de la libertad que tenemos. En Amsterdam, los reyes hacen una ofrenda frente al monumento a los Caídos e incluso en el aeropuerto de Schiphol, se suspende durante media hora el paso por los controles de seguridad y la torre de control no permite que los aviones enciendan sus motores después de las siete y media de la tarde y hasta las ocho y tres minutos y si se puede, se mantiene el tráfico aéreo en el aire durante esos minutos. Todo es muy sobrio y serio porque es el día del año en el que se recuerda a los jóvenes que esto que tenemos ahora no es gratis, que hubo un precio que pagar en el pasado y la última vez fue en la Segunda Guerra Mundial.

El cinco de mayo, un día después, las banderas suben a lo alto del asta y es el día en el que se celebra la liberación tras la Segunda Guerra Mundial y se celebra también que somos libres. Esta es una celebración positiva y por todo el país hay festivales, cientos, con música, conciertos, desfiles y jolgorio. Pasamos de un extremo al otro, se recuerda a los caídos y después se celebra su legado. No hay gente vestida de naranja, como en el día del Rey pero sí que es un día festivo muy apreciado. En Utrecht, uno de los festivales se hizo cerca de mi casa, en un parque enorme que han estado renovando durante el invierno y que antes de volver a abrirlo, han usado para que unas decenas de miles de jóvenes se divirtieran, todos llegando con sus bicis ya que está en un lugar de difícil acceso con coches y montando la juerga en horario holandés, comenzando al mediodía y acabando a las diez de la noche. En otro lado de la ciudad hubo un desfile con barcos y en otros puntos del centro hubo conciertos de todo tipo. No tuvimos buen tiempo, si por ello se entiende sol y calor, pero pasábamos de chubasco breve a día soleado con lo que con un buen chubasquero o un paraguas se podía disfrutar del día al aire libre.

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2 respuestas a “Recordar, honrar y celebrar”

  1. Está bien eso de poner la bandera a media hasta con el crespón negro, supongo que tu pondrás como crespón negro, alguno de los calzoncillos que usas en los viajes 🙂 y que reservarás con su perfume para la ocasión, o las bragas de Mafalda por las que juras a menudo… 🙂
    Salud