Si algo funciona y hace dinero en taquilla, inmediatamente empiezan a trabajar en una secuela. Por eso más de la mitad del cine que nos llega no son historias originales sino segundas, terceras, cuartas o novenas partes. Si además lo puedes trocear y hacer dos películas, pues mejor. En el cine de animación, especialmente, parece que ya no se crean películas sin la idea de convertirlas en sagas por capítulos y así no solo ordeñar la vaca, sino hacer más caja con los productos de marketing. En abril del año 2011 llegaba a los cines Rio, una película original y divertida y no les ha tomado ni tres años en fabricar la secuela, Rio 2, la cual se estrenó en España hace una semana.

Los julays practican el deporte del más de lo mismo, ahora en la selva amazónica

Cuando se enteran que quizás en la selva haya una colonia de pajarracos azules, el Blu y la pájara que se la come salen escopeteados para buscar a esos pájaros y establecer relaciones diplomáticas. En la misma zona, unos chamos que talan árboles quieren acabar con el ecosistema y los frikis que ayudaban a Blu en la primera parte vuelven a aparecer.

Se nota que esto es algo escrito a prisa y corriendo y sin ilusión ni fantasía. El guión es básicamente una gran pila de mierda, no vale para nada. Cogieron las cosas que funcionaron en la primera película y las repiten y añadieron los pajaritos pequeños para tener un buen montón de escenas lindas y bellas como diría alguna de las pedantes que conozco. No tenemos una historia que sostenga la película y solo una sucesión de escenas sueltas en las que siempre buscan la manera de meter el número musical o el gag humorístico. Todo lo que hacía de la primera película un soplo de aire fresco en el mundillo de la animación aquí no existe. Esto lo podrían haber lanzado directamente a televisión o vídeo y nos habrían ahorrado el disgusto. El TresDé es patético y molesta y cansa y hasta los niños en la sala no parecían poder dejar de hablar, una mala señal cuando se trata de una película de animación. Lo mejor de la película es la voz de Jesse Eisenberg, algo que ni siquiera tendréis en la versión doblada.

Esta debe ser una gran película para niños menores de tres años a los que quieras acarajotar durante un rato pero se convierte en algo insufrible para adultos y para cualquier chiquillo de más de seis años. Si eres un miembro del Clan de los Orcos, asegúrate que sea tu hembra la que lleva al cine al mocoso que jiñó después de que la dejaste preñada a los quince años. Obviamente, esto ni siquiera orbita en el universo de los sub-intelectuales de GafaPasta así que no os preocupéis. Para los demás, mejor en vídeo, que aquí tener un mando para saltarte escenas es algo necesario y yo diría que hasta obligatorio.