Separación – Severance


Hay muy pocas más mágicas que la ciencia ficción, un género que cuando se hacen las cosas bien, nos lleva a creer en lo increíble. Dentro del universo de las series, los de la manzana mordida parece que le están cogiendo gusto a las de ciencia ficción y están bordándolas, se nota que le dan libertad a los creadores y que buscan productos de una gran calidad y no defraudan y el último ejemplo lo tenemos en Severance, que en España se puede ver como Separación, por ahora con una única temporada de nueve episodios de cerca de una hora cada uno.

Comenzamos en una extraña oficina en el sótano de un edificio en la que hay un equipo de julays que trabajan allí y uno de sus compañeros se ha marchado y llega una nueva, que no quiere estar allí por nada del mundo. Su trabajo se ve muy raro y no es hasta más tarde que descubrimos que han sido sometidos a una operación super-hiper-mega especial y han separado la parte de su cerebro laboral del resto y así, no son conscientes para nada de sus vidas fuera de allí y en estas, no tienen ni puta idea de lo que hacen allí debajo. Seguimos a un chamo que cuando sale, a su otra vida (el cambio se produce en el ascensor, el cual usan de uno en uno y saliendo en momentos distintos), tiene un encontronazo con un chamo que le dice que fue su compañero de trabajo, que son más-mejor amigos y que los de la empresa lo quieren matar. A partir de ahí el chamo tratará de descubrir que sucede en su vida laboral y desde esta, también buscará saber lo que pasa en su vida personal.

Esta serie, en su primera temporada, viene a ser el equivalente a una obra maestra de cine. Es un complejo retrato de dos realidades separadas de unas personas y como encajan la una en la otra. Es fascinante ver a estos actores ser totalmente distintos en su vida laboral y personal y notar, poco a poco, como hay algo que está mal en sus vidas, algo que ellos mismos pueden sentir en sus entrañas pero a lo que no le pueden poner nombre. La serie es de las que te hacen pensar y flipar, con lo que se tiene que ver poco a poco para digerir los conceptos y Adam Scott está soberbio, ha hecho el mejor papel de toda su carrera. Todos los episodios tienen un ritmo que comienza despacio, dándonos información, la procesan lentamente junto a los espectadores y en su tramo final se aceleran y nos dejan con más preguntas que respuestas tras el final de cada episodio. Esto es una joya fabulosa, una serie que de haber sido hecha en la época de la telelevisión en abierto, habría estado en boca de toda la chusma y la gentuza y habrían cienes y cienes de miles de foros discutiendo la trama, que los hay, pero en menor cantidad.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, dudo mucho que tu única neurona aguante ni siquiera los diez primeros minutos del primer episodio, te desmayarás y te despertarás unas horas más tarde con un profundo dolor en el orto y tratando de averiguar quién te ha culiao. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, agárrate bien a la montura de las GafaPasta porque lo vas a flipar en colores, en blanco y negro y hasta en múltiples dimensiones. Todo un clásico.


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