Sing Street


La semana pasada todo el mundo se esperaba que la película sorpresa de los martes fuese una belga en la que secuestran a la familia del presidente de Bélgica y para liberarlos le dicen que mate al gringo y él lo intenta. Era el día de las elecciones y todos estaban convencidos que veríamos esa peli y el cine estaba lleno de sub-intelectuales y viejos o eso que otros definen como personas ya mayores y que a mí me confunde mucho. Resultó que los tiros iban por otro lado y la película fue una especie de tragicomedia con banda de música de por medio titulada Sing Street y que estuvo en la cartelera española desde el último día de septiembre, con lo que dudo que siga en la misma.

Un julay suelta unos graznidos que dan grima en una banda para impresionar a la pava a la que se quiere chingar

Allá por los ochenta, un irlandés de quince años quiere impactar a una pava que se la pone morcillona y con la esperanza de que la chama se la toque, monta una banda de música y hace que la chocha sea la protagonista de sus cutre-vídeos musicales. Por extraños y misteriosos mecanismos, la calentura resultará en crear una fabulosa amistad con un puñado de colegas, atisbar lo que significa ser un adulto y cambiará su vida y la de los que están a su alrededor para siempre, o al menos hasta los títulos de crédito.

Cuando está comenzando la película, en cinco minutos estás convencido que aquello va a ser un tostón épico. No parece haber una trama interesante y es como una especie de historia social de familia con problemas o algo así. De hecho, puedo confirmar y confirmo que hubo gente que se marchó del cine en ese segmento. Después, el chaval que resulta ser el protagonista conoce a la hembra de la que se enamora perdidamente y decide conquistarla creando un grupo de música y la historia cambia a una fabulosa película con abundantes momentos para reírnos, con drama y con un amor quizás no ciego pero ciertamente miope. Los números musicales, de los chavales explorando los diferentes estilos musicales de los ochenta y tratando de imitarlos son fabulosos. Definir al grupo The Cure como Happy-Sad y ver como se transforma el chiquillo es hilarante y escucharlo cantar con ese estilo te da hasta grima pero lo disfrutas. La historia gana según se va desarrollando, según vemos como interactúan los miembros de la banda y la chica, una adorable Lucy Boynton que se sale y borda su papel. Jack Reynor tiene un papel secundario con el que consigue robar todos y cada uno de los planos en los que sale, es fantástico y adorable y su saber musical enla película es épico. Al final se les fue un poquito la mano, tanto con el concierto como con el final espectacular que eligieron pero se perdona, sales del cine sintiéndote muy bien, riendo y contento por haber visto algo tan bueno. Una de esas raras películas que recuperan mucho de los puntos que perdió con un mal inicio.

Con la ignorancia tan grande que tienen, no creo que sea cine para los miembros del Clan de los Orcos pero definitivamente encantará a los más audaces de los sub-intelectuales con GafaPasta.


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