The Choice


Nicholas Sparks es la versión masculina de Corín Tellado gringa. El colega caga libros de amor meloso cada dos días, es como una factoría de historias de amor verdadero, super-verdadero e hiper-verdadero. En sus historias siempre hay dos posibles finales, el feliz y el de la muerte de uno de los protagonistas ya que así, el amor es siempre verdadero. El chamo tuvo su momento de gloria hace unos años con un par de pelis que dieron un montón de dinero y como hay hembras por un tubo a las que estas cosas les ponen los pezones como piedras de hielo, siguen llevando al cine historias basadas en sus libros y la última es The Choice, la cual no tiene fecha de estreno en España y visto que tuvo una taquilla mediocre, no me extrañaría si va directo al DéuVeDé o a la tele. El título lo tendrán que decidir entre la decisión o truscoluña no es nación.

Un julay se encoña de la vecina y busca la manera de chingársela

Una pava se muda y resulta que su vecino la pone caliente como a la burra aquella tan conocida, solo que ella tiene un novio formal con el que se quiere casar y todo eso. El vecino cuando huele el chochote se empolla con ella que no veas y buscará la manera de jincársela hasta los pelos de los güevos y cuando lo consigue, la chama termina por comprender que el amor verdadero está bien, pero el pollote es el pollote y es más real. Como esto es una historia de Nicholas Sparks, la cosa se torcerá en el futuro y la chama acaba en coma y el chamo yendo al hospital a verla y a amargarse mientras por casualidades de la vida, el antiguo novio de ella ahora es su médico de cabecera hospitalario.

Leyendo la trama del libro y viendo la película uno se tiene que admirar como alguien compra los derechos de una historia, la lleva al cine y la cambia tanto que realmente podría haberse ahorrado la pasta y haber hecho su película, ya que entre ambas hay muy poco parecido. Este es un drama romántico, con algún toque de alegría pero que se regodea en los fangos del dolor y el sufrimiento y la culpabilidad del chamo. Vemos como se conocen, como se odian, como se encoñan y como de ahí al amor hay solo un puñado de centímetros, los del cipote. La película tiene un ritmo lento pero como no la cuentan de manera muy lineal y saltamos desde el futuro al pasado con paradas en el presente, en mi caso la complican demasiado. El chamo es un tal Benjamin Walker que no recuerdo de otras películas y que tiene un acento sureño que tumba que no veas, algo que se perderá en el doblaje. Esto es algo que alguien debería estudiar, como las mujeres se ponen calientes solo con un acento del sur de los Estados Unidos, una manera melosa de arrastrar la lengua. La chama es Teresa Palmer que me suena de algunas peliculillas que he visto en los últimos años, aunque nada tan dramático como esto. La película entretiene pero poco más y en muchos momentos parece un telefilm de Antena Triste o Telajinco.

Las hembras de los miembros del Clan de los Orcos puede que encuentren cierto placer en un drama como este. Para los sub-intelectuales con GafaPasta, no hay nada que ver.


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