The Clovehitch Killer


Cuando antes de ir a ver el pre-estreno sorpresa de la semana lees que la película con la que nos van a sorprender es del género de terror, misterio y drama, claramente te quedas confundido porque esa mezcla es como una aberración. Aún así, como uno es devoto de San Terrorífico y procuro no perderme ni una sola película de miedo, pues claro que me pongo el chubasquero y voy al cine mientras me lanzan baldes de agua con una saña, que ni te cuento, que acabé teniendo que extender en el suelo de la sala el pantalón chubasquero para que se secara más rápidamente porque estaba ensopado. La película que se mereció todo esto se titula The Clovehitch Killer y parece que no está previsto su estreno en España, aunque la quieren titular truscoluña no es nación.

Un julay en la edad del pavo sospecha que el padre que fornicó con la madre que lo parió es un asesino en serie y el chiquillo usa el concepto para ver si puede chingarse a una pava del instituto con desilusión y sin fantasía.

En una familia cristiana y en la que todos parecen perfectas reencarnaciones de seres inhumanos, el hijo descubre un secretillo de su padre que lo coloca como un asesino en serie que no ha sido descubierto. El hijo se dedicará a investigar con una compañera del instituto la historia del asesino ese en serie y buscará la forma de comprobar si es o no es su padre mientras este tiene sus propios planes y la familia, trocito a trocito, se va a tomar por culo.

Al que puso entre los géneros el de terror deberían amputarle las manos, sacarle los ojos y cortarle la lengua antes de llenarle de alquitrán los oídos para que no vuelva a cometer un perjurio semejante. Esto no es cine de terror en absoluto, no hay ningún momento en el que te lleves un susto tremendo y te encojas y te acongojes mientras esperas que nada te ataque desde la parte trasera del cine. Esto es la historia de una familia perfecta que revienta cuando el hijo comienza a dudar del padre y éste comienza a dar unas excusas chapuceras y chabacanas para tratar de justificar las cosas que va descubriendo ese trozo de carne de su carne. Seguramente el fallo está en que hay demasiados agujeros en la historia, no te la terminas de creer en ningún momento y además, hay que reconocer que las interpretaciones son más bien sosas. El padre y malaje es Dylan McDermott y aquí parece que está en su salsa de telefilm ya que esto no llega a película. El problema es que de repente te lo ponen como un ser encantador y después, al poco tiempo, lo vemos haciendo exáctamente lo contrario y parece que allí, en la pantalla, nadie se da cuenta. No es creíble y definitivamente, no hay química del actor ni con su mujer ni con su hijo. El actor que interpreta al hijo es un tal Charlie Plummer del que no había oído hablar y que tampoco será recordado por esto, más bien lo recordaré porque le faltaba un aire o así. En resumen, que esto es más bien un telefilm, que no llega, se queda siempre corta.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, que sepas que como vayas al cine pensando que es una peli de terror, del disgusto lo quemas. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, ni te lo plantees. Esto es para ver en la tele mientras mayormente duermes.


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