Según vamos navegando por el río, el paisaje se transforma y salvo por la miríada de barquitas a remo, que van y regresan en fila india, el lugar parece sacado de una película de dinosaurios. Las remeras mantienen el ritmo y salvo por las conversaciones de los gentes, nos rodea el silencio, ya que los animales se resguardan hasta que pase la caló tan grande que hay allí. El relieve cárstico nos rodea, con pequeñas montañas que parecen torres y que suelen estar separadas unas de otras. Este paisaje se produce por la meteorización química de ciertas rocas compuestas por minerales solubles en el agua y aquí además, recubiertas por una espesa vegetación.