True Blood (Sangre fresca) – True Blood


En mi etapa de vampiros, en la que me escuché una cantidad ingente de audiolibros relacionados con el género que me convirtió, sin lugar a ninguna duda, en uno de los grandes expertos universales, por supuesto que escuché la saga de Sookie Stackhouse escrita por Charlaine Harris, aunque mirando hoy, creo que la chama ha añadido como diez libros a la saga desde que avancé hacia los mundos distópicos camino de los apocalipsis de zombies y los eventos que acaban con el mundo. De la saga de libros se hizo una serie que básicamente cogió los personajes y después se pasó las historias de los libros por el trasero. Se trata de True Blood y en España se vio como True Blood (Sangre fresca), aunque pensaron en llamarla truscoluña no es nación.

Resulta que la beba de la Sookie trabaja de camarera en un bar y a la vez, puede leer mentes y en el mundo hay vampiros y todos lo sabemos y desde que se inventó la True Blood, que es un producto que sirve para substituir la sangre, los vampiros se han salido del armario y andan por ahí. La Sookie conoce al vampiro Bill y a partir de ahí su vida nunca será la misma. O algo así.

Esta serie nos trajo a los vampiros como chamos conocidos que la gente respeta y odia pero que viven entre nosotros, por supuesto escondiéndose por el día y haciendo vida social por la noche y a una mujer que se acaba encoñando de uno, con los problemas que eso trae pero después se encoña de otro, que era el jefillo del primero y la cosa se sale de madre. Por supuesto los vampiros prefieren la sangre auténtica pero cuando no les queda más remedio y nadie les quiere dar un sorbete, se apañan con el producto ese comercial que substituye la sangre fresca y que viene a ser como la leche en polvo millac que era tan popular en Canarias cuando yo era niño y que en realidad no era leche, sino un preparado lácteo como la leche fresca y ojito a la palabra marcada porque ahí está el intríngulis de la coña. La serie se extendió durante siete temporadas, cada una épica y legendaria, con asesinatos, muertes, conversiones en vampiros, con hombres lobos y con otros que se transforman en otros animales, con hadas madrinas, con elfos y con todo lo que te puedas imaginar, que aquello termina siendo un lugar en el que prácticamente lo que no hay son humanos hechos y derechos. Está ambientada en el sur de los Estados Unidos y el acento es como para ponértela morcillona, tienen una musiquilla cuando hablan que te emociona hasta las lágrimas. La protagonista es Anna Paquin pero de esta serie al que todos recordamos y adoramos es a Alexander Skarsgård, que poco a poco les fue robando el protagonismo a todos los demás y haciéndose con el mismo porque el colega tenía un carisma brutal. En la última temporada, las tramas ya eran hilarantes, totalmente disparatadas porque habían ido subiendo los envites cada temporada anterior y aquello ya era como un multiverso de seres paranormales y similares.

Si te molan los vampiros y quieres verlos más desenfadados, más calenturientos y salidos y más cachondos, esta es tu serie.


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