Una de las primeras cosas que hice este año tan pronto noté la llegada de la primavera fue comprarme una hamaca. Lo hice antes de irme de vacaciones a Malasia. Leí, investigué, busqué y rebusqué hasta que encontré una que me gustaba y como estábamos fuera de temporada, valía más barata. La compré por internet en una tienda alemana que me la mandó por mensajero y me la trajeron hasta mi puerta, ahorrándome más de cincuenta euros con el precio que hubiera pagado de ir a una tienda convencional a comprar la misma hamaca y después cargarla de alguna forma hasta mi casa, algo que se me antoja como imposible porque la caja pesaba veintipico kilos y yo no soy ninguna mula de carga ni tengo coche.
Esta primavera y este verano la he usado siempre que se ha prestado el tiempo, como hoy. Me tumbo a la bartola en mi hamaca, en uno de los rincones con césped de mi jardín, junto a mi parra y me pego unas siestas de escándalo. Es uno de esos placeres sencillos y al mismo tiempo muy gratificantes que tiene la vida. Hoy, además de descansar, comía uvas de mi parra, deliciosamente dulces.
4 respuestas a “Tumbado a la bartola”
Eso es saber disfrutar de un rato de ocio, !!!qué narices!!!!
Coño!
Muchas gracias!
Tenia totalmente olvidado mi chinchorro venezolano!
Será posible?
Si yo disfruto como tu…¿Como es posible que se me haya olvidado?
La vejez, que no perdona ¡Que putada!Ya mismo lo ato en el porche!
Salud
Be the king! al menos en tú jardín y disfrútalo que para algo lo has arreglado, lo que daría yo por hacer eso mismo… ains…
Es una de las cosas que mas me gusta en esta vida, tumbarme en una Hamaca, uno de mis recuerdos inolvidables a mi visita al Salto del Angel en Venezuela (el salto de agua mas alto del mundo para quien no tenga idea de lo que es) es que dormimos en chinchorro (como le decimos a la hamaca en mi pais, asi como bien lo acota Genin), dios, eso si que es vida. En casa tengo dos, aun no la he colgado porque ahora la siesta me la pego en la playa, un beso.