Watchmen


Ya he comentado en varias ocasiones lo terrible que es para el espectador que acude asiduamente al cine el ver un trailer de algo que promete y que desvela muy poco y que te machaquen con esto durante meses. Después de un tiempo, el día que finalmente se estrena, te das cuenta que era puro artificio y que una vez más te la han metido doblada. Algo así sucede con Watchmen, otra de superhéroes que se empeñan en salvar un mundo que no los necesita.

Un puñado de julays metrosexuales, tocan huevos a diestro y siniestro

La historia está ambientada en un 1985 de un planeta tierra que está en algún universo paralelo y en el que en ese año la tercera Guerra Mundial está a punto de comenzar y Rusia y USA se preparan para descargar todo su arsenal nuclear. Un superhéroe es asesinado y otro investiga el crimen mientras una trama para acabar con todos los superhéroes va tomando forma y la tierra se acerca sin remedio al invierno nuclear.

¡Dos horas y cuarenta y cuatro minutos! Se podía haber cortado fácilmente una hora sin que se notara demasiado. Comencemos diciendo que hablo de LA PELÍCULA, que no he leído el cómic y dudo mucho que lo haga después de haber visto esto. Me aburrí de tanta escena en la que frenan y arrancan la acción con ese estilo a lo Matrix que aburre cuando se abusa del mismo y aquí es prácticamente ensañamiento. Me aburrí con la solemnidad que parecen querer darle a los diálogos y que no consiguen, con la desgana que parecen tener todos los protagonistas y particularmente con el único que realmente es un superhéroe, el Doctor Manhattan, un tipo que supuestamente es la élite y no deja de decepcionar escena tras escena con sus soberanas gilipolleces, sus silencios, sus miradas de totorota y esa incapacidad para actuar. Esperaba que lo hubiesen creado por ordenador pero he mirado y detrás de tanta insulsez hay un actor, pobre hombre.

Hay películas que son épicas y otras que intentan serlo. Buscan que los espectadores nos identifiquemos con la historia, vibremos y nos distanciemos diseccionando los intringulis de aquello que nos quieren decir. Las que lo intentan suelen fracasar porque no somos tontos, sabemos ver a través de la niebla de efectos especiales y fotografía de diseño y vemos lo que hay detrás y en este caso hay más bien poco. Este es el gran fallo de Watchmen, haberse puesto como meta no el contar una historia en poco más de hora y media y divertir a los espectadores sino pretender enseñarnos lo que es el bien y el mal, lo bueno y lo malo y adoctrinarnos en la sesgada visión del mundo que nos muestran. Si a ello añadimos que el exceso de metraje lastra los momentos de peleas, que son los únicos realmente buenos y que hay veces que como espectador hubiera preferido una música atronadora que no me deje escuchar las chorradas de frases que sueltan algunos, acabamos con que esto pudo ser pero no llegó. Conviene resaltar también lo pobre y desafortunadas que resultan las escenas de sexo. Mira que somos unos pervertidos y no hay nada como poner a los protagonistas en el catre o cualquier otra superficie plana para atraer los ojos de los espectadores y enfocar nuestra atención pero en este caso, la ejecución «épica» estropea esos momentos y los hace más bien parecer la coreografía de un vídeo de Paula Abdul solo que esta última se limitaba a cantar y no soltaba frases estúpidas.

A mi lado, una pareja se pasó tres cuartas partes de la película morreándose mientras esperaban a que la historia arrancara pero como no llegó a suceder, aprovecharon las más de dos horas y media para trabajarse los preámbulos y así llegar a casa e ir directos al catre. Los envidio, al menos ellos hicieron algo útil con su tiempo.

Por supuesto, yo soy la oveja negra y a todo el mundo le encantará y hablará maravillas del estilo visual, de los trajes, de los efectos especiales y dentro de un año cuando les preguntes no recordarán nada de esta película, pero esa es otra historia.

05/10