Y allá al este ?? Estambul


A finales de mayo, menos de quince días después de haber llegado del viaje a Malasia comenzaba una nueva aventura, aunque en esta ocasión no pasaba de cuatro días y pico. Mi amigo El turco me había invitado a visitarlo y aprovechando una conjunción astral que provocó unos billetes tirados de precio, me arriesgué y pese a saber que siempre cabía la posibilidad de que no se presente en el aeropuerto, decidí otorgarle un voto de confianza. Los habituales ya conocéis la historia y para el resto lo resumo en que no fui a su boda y se cogió un mosqueo de que te cagas y hemos tenido una guerra de silencio de años de duración.

Mi viaje comenzó después del trabajo, por la tarde. Llegué a mi casa alrededor de las cinco y me dediqué a preparar mi legendario trolley, el mismo que ha recorrido varios continentes y ha visitado muchísimos lugares.

Un caminante que ha hecho mucho camino

Está conmigo desde el año 1998 y nunca me ha fallado. Pese a que se ve muy pequeño en su interior cabe de todo, tiene algún hechizo especial que lo expande y engaña mucho. En realidad llevaba más bien poco, un puñado de calzoncillos, calcetines, camisetas y un pantalón corto. Pasé de la mayor parte de los productos de higiene personal ya que uno siempre se puede colgar de los colegas y con mi portátil en la mano salí de casa.

Autobús a la estación

La guagua llegó a los pocos minutos. Ya he comentado que aunque vivo en una barriada marginal, la frecuencia es de seis autobuses por hora salvo por las noches en las que solo hay cuatro y algunas semanas de verano que coinciden con las de las vacaciones y en las que la frecuencia se reduce. Desde la parada hasta la estación hay unos diez minutos así que el viaje se pasa volando.

Intercity al aeropuertoInterior del tren

En la estación compré mi billete de ida al aeropuerto y bajé al andén para esperar el tren. De nuevo hay que alabar la eficiencia holandesa y los cuatro trenes por hora que comunican la estación de Utrecht Centraal con el aeropuerto en un viaje que toma media hora. Mi tren llegó puntual e iba medio vacío. Me senté en la parte superior del vagón y maté el trayecto jugando con mi teléfono y enviando mensajes a los colegas.

Diseño en Amsterdam Zuid

Yo no le presto demasiada atención al viaje en tren desde Utrecht al aeropuerto pero mis padres cuando vienen siempre van fascinados mirando por las ventanas. El tren pasa a unos metros del estadio del Ajax ArenA y en la última parada antes de llegar al aeropuerto pasamos por Amsterdam Zuid con sus edificios de diseño, todos muy espectaculares.

Factura tú mismoDentro del aeropuerto

Una vez en Schiphol me acerqué a los mostradores de facturación de KLM en donde cada vez hay menos mostradores y más máquinas para que uno se lo haga todo y ahorrarse personal. La verdad que los aparatos esos nos han terminado por demostrar que en la facturación siempre hubo mucho misticismo por parte del personal de tierra ya que uno con su pasaporte se imprime sus tarjetas en un periquete. Como tenía tiempo suficiente bajé al Burger King que hay en el vestíbulo del aeropuerto y me comí una hamburguesa. Después pasé el control de seguridad y me acerqué al lugar en el que hay un montón de mesas preparadas para las personas que llevan portátiles u otros artilugios tecnológicos y necesitan de un punto de corriente eléctrica.

El gigante sillónEl águila se prepara para el vuelo

En el camino crucé junto a unos gigantes enormes que están en el medio de una sala enorme y que además de arte son asientos. Nunca me han parecido demasiado cómodos pero definitivamente son populares y es raro el encontrarlos vacíos.

Justo detrás del alaOostvaardersplassen desde el aire

A la hora de embarcar eran más de las ocho de la noche y afuera parecía que estábamos a las doce del mediodía.Entre finales de mayo y principio de septiembre hay tanta luz que a veces nos olvidamos que unos meses más tarde estaremos en la más absoluta de las penumbras. A los de KLM les gusta el embarque por filas, algo que no ahorra tiempo y para cuando me tocó entrar y me senté, creo que había pasado casi media hora. Mi asiento estaba justo detrás del ala, en ventanilla. Despegamos sin más problemas y el avión enfiló hacia el norte del país. Pasamos por encima de Almere y desde el aire se podía ver el parque de Oostvaardersplassen, el mismo al que he ido en varias ocasiones para hacer fotos de los ciervos.

Formulario de gripe cochina

Después vino la rutina habitual de sonidos y meneos, bocadillo minúsculo, bebida y similares. Lo único nuevo y peculiar fue el formulario que teníamos que rellenar y en el que respondíamos a un montón de preguntas que determinaban si teníamos la nueva y temida gripe mexicana. Me parece una gilipollez lo de rellenar esos papeles ya que si hay algo claro es que todo el mundo miente. En el impreso pedían una dirección en Turquía y mucha gente no tenía ni idea de dónde era el hotel en el que se quedaban así que una de las azafatas les pasaba una dirección que tenía y todos la ponían. Tras esta charada, devolvimos los formularios ya completados y nos cachondeamos por la estupidez de los mismos. Cerca de la una de la madrugada, hora local, el avión comenzó el descenso hacia Estambul y desde el aire se podía ver que la ciudad es enorme.

Aeropuerto de Ataturk en la madrugadaCajero turco

Una vez aterrizamos tuvimos que esperar un rato hasta que conectaron la pasarela al avión y se nos permitió el descenso y al salir pasábamos por un lugar en el que tenían unas cámaras especiales que detectan el exceso de temperatura y disparan las alarmas en caso que alguien tenga alguna gripe. Al parecer alguien dio positivo un día más tarde en el mismo vuelo que yo tomé. En mi caso, todos entramos al país sin problemas y nos acercamos a las ventanillas en las que se puede comprar el visado de entrada al país, el cual vale quince eurolos y te permite múltiples entradas a lo largo de noventa días. Me pareció un poco caro aunque imagino que es una forma como otra cualquiera del gobierno turco para exprimir a los visitantes y sacarles algo de pasta. Tras comprar el visado me acerqué a un cajero automático del AKBank e intenté sacar dinero pero la máquina se quedó pensativa durante más de un minuto y no me lo quiso dar. Me jodió un poco porque ese es el banco refugio de gran parte de mis ahorros después que el Icesave se fuera a tomar por culo el año pasado. En fin, como el de ellos era el único cajero antes de recoger el equipaje, desistí y decidí sacar dinero afuera.

Al salir miré hacia el grupo de personas que esperaban a los pasajeros y allí, en primera fila estaba El turco esperándome. Nos dimos un gran abrazo y nos fuimos andando juntos a su coche. El trayecto desde el aeropuerto a su casa es de unos veinte minutos y lo pasó poniéndome al día. Para cuando llegamos a su casa eran cerca de las dos de la mañana y puesto que tampoco era plan de montar una tertulia hasta el alba, me enseñó mi dormitorio y nos despedimos hasta el día siguiente.

El relato continúa en Estambul primer día. Un palacio y una mezquita impresionantes


2 respuestas a “Y allá al este ?? Estambul”

  1. Supongo que tu amigo tendría que currar al dia siguiente, cuando yo tenia esas visitas intercontinentales, fuera en Venezuela, Canadá o aquí, desde la llegada de mi amigo, corrían ríos de güiski, y empalmábamos con el día siguiente, claro está que me estoy refiriendo, agente que hacia años no veía y venían del otro lado del charco.
    Salud

  2. Genin, yo tuve unos amigos de visita aqui casi dos semanas y nos bebimos todo, asi somos jejeje, que se le puede hacer. Ahora me estoy recuperando. Un beso.