Aunque subir trescientos sesenta y seis escalones por unas escaleras que en ocasiones son muy estrechas y por las que no pueden circular más de setenta personas puede parecer algo demasiado complicado, merece la pena por la vista que se tiene desde el Campanario o Belfort. A nuestros pies podemos ver la plaza del Burg con el Ayuntamiento (Stadhuis) y el Brugse Vrije así como el resto de la ciudad, la cual se ve que tiene un estilo arquitectónico bastante consistente en el que no existen aberraciones como las que se pueden ver en otras ciudades. En Brujas se han sabido dar cuenta que el mayor activo de la ciudad es su cuidado aspecto y lo miman con cariño.
Si estás pensando en visitar la ciudad de Brujas puedes leer mi relato del viaje en Paseando por la ciudad de Brujas y ver las fotos del Álbum de fotos de Brujas