Chichones al sol


Dos días bajo el padre SOL grancanario y estoy como nuevo, si exceptuamos las quemaduras de primer grado por todo el cuerpo y eso que llevo como tres semanas tomándome las píldoras de betacaroteno, pero no me quejo para nada, ¡eh! (a los que no les salgan las cuentas que piensen que esto lo escribí el martes)

Estaba esta tarde en la playa y aún no había decidido sobre lo que escribir. Me debatía entre una oda poética al mar y al sol muy bleugiana y tal y tal de esas que despiertan la insensibilidad de mis {in}cultos errores o algo más pachanguero. Pensaba en imitar el estilo gibsoniano de mi amigo y hacer una cosa del tipo:

Abro los ojos en una playa de mercurio verde alumbrada por un diminuto sol blanco en sus últimos milenios de vida y a mi lado un androide carpetovenusiano lubrifica sus pezones metálicos con aceite de oliva virgen obtenido de aceitunas recogidas durante la luna llena por medusas sancóchicas. Una simulación de águila oculta el sol en su vuelo buscando hologramas que cazar mientras a lo lejos, las olas metálicas producen ecos que viajan eones ….

Esto lo podría continuar y hacer una entrada fantástica con muchas palabras raras, muchos conceptos chorras y mucha basura de esa con la que Gibson ha contaminado la ciencia ficción y la ha prostituido hasta cubrirla de lodo. Seguramente fue el sol que me calentó la cabeza y me cortocircuitó las pocas neuronas que tengo y después de un rato recordé que esta bitácora se llama distorsiones y que esto es un pozo de zafiedad, mal gusto y la vulgaridad llevada hasta sus límites y por lo tanto no puedo y no quiero mascaros con esas cosas.

Y ahora que hemos vuelto a las aguas en las que nos sentimos cómodos y en las que navegamos sin dificultad me veo esta tarde en la playa todo estiloso con mis gafas de sol de marca, mi iPod, mi libro de sudokus y mi crema bronceadora y me pongo en el medio de la playa de la Garita. Es muy importante el saber el lado de la playa en el que te pones. Existen cursos para educar a la gente al respecto. Una ubicación mala te puede meter en problemas. Por ejemplo, el extremo más alejado de las estatuas de los nadadores está reservado para la tercera edad y madres con chiquillos y siempre es bullicioso y pachanguero. Por allí corretean los niños pringando a todo dios de arena sin que a sus madres les importe. Si te mueves más hacia el otro extremo te encuentras con la secta del julandrismo, que ha tomado aquel lado de la playa y se metrosexualean por allí enseñando sus pechitos afeitados y sus paquetes rellenos con bolsas de plástico del carelfur. Esta gente son un peligro de que te cagas y también es mejor poner algo de distancia. Yo me pongo en la zona central de la playa, el área reservada a las divas, las que van solas para lucirse y que los demás admiren sus cuerpos. Entre las divas y las reinonas se ponen los que juegan al fúrbol, ese deporte que consiste en arrear pelotazos a la gente que toma el sol, gritar como energúmenos y cogerse los huevos cada vez que pasa una tía junto a ellos. Y por último, entre las divas y las familias se ponen los chichones, lo mejor de esta tierra, la generación perdida, los desechos de un sistema educativo que se ha colapsado hace tiempo. Así que estoy rodeado de la crema de la playa, las hembras perfectas que permiten que se las mire pero no se las toque echándome mi siesta de después de comer. A mí la playa me da mucho sueño, me paso las horas durmiendo y escuchando audiolibros. Me encanta ir solo porque cuando estás con gente tienes que hablar y se pierde el tiempo que se debería dedicar a ponerse moreno. Si no recuerdo mal el año pasado fui siempre solo a la playa, tanto en España como en Holanda, que cuando voy con el turco se agarrota a la segunda chocha que pasa en tetas frente a nosotros y se echa a correr detrás de ellas como un perro con celo.

Retornando al tema, la tarde estaba floja y estoy solo con una diva a unos diez metros. En esto que aparece un friki en la arena con el equipamiento básico. Lleva un chandal de esos de rebajas de hipermercado, unas playeras planas (zapatillas deportivas para el resto del mundo) y unas gafas de culo de botella. No sé por qué yo enseguida lo asocié con cierto amigo mío que tiene bitácora y al que jamás he visto en una playa. El capullo aquel no pegaba ni con cola allí. Se vino directo a la zona VIP, se detiene a unos cinco metros de la diva y se pone a mirarla descaradamente. Se queda allí como cinco minutos y trata de entablar una conversación con ella, que lo ignora descaradamente. Se marcha hacia el otro lado de la playa y al rato vuelve y se pone a mirar a la tía desde detrás de un cubo de basura mientras se toca el paquete. Pa’ mí que aquel tío era la primera vez que veía una tía en tres dimensiones y jamás pensó que la tercera dimensión pudiera aportar tanto contenido al material. Era lo máximo. La diva le dijo que se marchara y ya estaba yo por intervenir cuando dos chichones que lo han visto todo se vienen hacia nosotros. Se acercan al tipo y le preguntan si tiene algún problema con su hermana. El friki empieza a tartamudear y a decir que no está haciendo nada mientras la diva les dice que es mentira y que no la deja en paz. Uno de los chichones le pone la enorme barriga metrosexualizada sobre la erección y le dice que se vaya ahora mismo de la playa o de un bofetón le quita todos los dientes de la boca. Me encantó la matización porque debemos tener dientes por todos lados y es conveniente ser preciso. El chichón le dijo algo más que no pude entender ya que solo hablo español estándar y estas nuevas variantes que han salido al abrigo del guarretón como que no las capto. El friki mientras tanto trataba de seguir visualizando a la diva y ahí fue cuando entre los dos chichones lo empezaron a empujar para largarlo de la playa mientras le gritaban unas cuantas amenazas. Una de las mejores frases fue cuando uno de los chichones le dijo que si quería mirar a las pibas que lo hiciera sin tanto descaro que allí estábamos todos mirando pero con discreción. Eso es filosofía clásica, una lección magistral y lo demás es bobería. La pobre aquella nos miraba con cara de tonta sin darse cuenta que acababan de ponerla a la altura de unas bragas en un escaparate. Vinieron más chichones y cuando el friki vio que lo linchaban salió por patas de vuelta al cuarto oscuro en el que seguro que se la casca mirando páginas porno.

Después de marcharse el bicho raro la diva me comentó lo mal que estaba el mundo y se volvió a untar sus tremendos melones con crema bronceadora para seguir con su sesión de ultravioletas mientras los chichones, en la lejanía, se ponían morados mirándola con descaro.

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9 respuestas a “Chichones al sol”

  1. Ya.. la garita… donde este Las canteras.. ¡eso si es una playamultiracial-multicultural e incluso multidmensional! donde puedes encontrarte guiris de otras galaxias, ex-convictos haciendo corrillos o montañas haciendo lucha canaria en la arena…

  2. Las Canteras es low-class. La Garita tiene sección dedicada a los remuderos y sección dedicada a los jinameños, eso no se paga ni con mastrecard

  3. Las mejores playas del mundo están en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote y eso lo sabe todo Dios. El mejor clima también está aquí y una buena playa sin un buen clima es como un día sin sol, gris y aburrida.

  4. >con muchas palabras raras, muchos conceptos chorras y mucha basura de esa con la que Gibson….

    ni-puta-idea

    que duro debe ser querer y no poder…
    (jojojo)
    vamos al cine esta noche o que

  5. querido, no hay más que ver la bazofia gibsoniana incoherente que escribiste anoche y de la que no pude leer más de ocho líneas para saber la razón que tengo. Llámame si quieres ir.

  6. Las historias del ecosistema playero son un clásico. Lo de las divas, mundo aparte. Yo como estoy en la meseta, lo idealizo mucho más, como es natural.

  7. por favor, que sinceramente creo que das para más, yo solo escribo mierda pero tú deberias dejar de leer bestsellers para cajeras del mercadona y preocuparte por otras cosas

  8. Bleuge, yo ya doy demasiado. Tendría que cerrar el chiringuito y dedicarme a escribir un libro de putas y putones y hacerme rico y vicioso como el de puta locura y vivir de eso y que me odiara todo el mundo y me envidiaran los que no me odian e incluso los que lo hacen
    Jean, no puedo imaginar el mundo sin ver tías en bikini o directamente enseñando el potorro con mucha frecuencia. Es lo bueno de criarte en las Canarias que no tenemos que echar mano de la imaginación, te las encuentras en las playas todos los días.