El día helado y las cosillas del fin de semana


La semana pasada comentaba que estábamos teniendo Un descanso de tanto otoño y el viernes se producía el milagro y teníamos el primer día helado desde marzo del año 2013, es decir, un periodo de veinticuatro horas durante las cuales el termómetro jamás de los jamases alcanzó los cero grados o cualquier valor positivo, medido a unos cuatro o cinco kilómetros de mi casa, con lo que vengo a estar en la zona cero. Fue algo increíble y maravilloso, con frío pero sin lluvia. Al mediodía, salimos a pasear con tres grados bajo cero y elegíamos un bosque helado. A las cuatro de la tarde, o más concretamente a las cuatro menos tres minutos, salía de la oficina a lomos de La Zarrapastrosa escopeteado a la estación de tren. La razón es que si paso mi tarjeta de viaje por el lector hasta las cuatro y cuatro minutos, me aplican la tarifa con el cuarenta por ciento de descuento y como iba a Amsterdam, esa pasta me la ahorro y me la gasto en otras cosas. Me fui al cine, o más bien a los cines, ya que fui a ver dos películas en dos cines distintos de la cadena Pathé y paseé por la ciudad, la cual estaba tan concurrida como siempre. La segunda de las películas era una comedia holandesa con la que me reí lo que quise y más, con lo que ya estoy haciendo campaña entre los amigotes para que no se la dejen escapar y por descontado, obligaré al Rubio a verla. Al regresar a Utrecht y llegar a la estación central, pedaleando hacia mi casa miraba hacia el cielo y daba por sentado que iba a nevar, aunque según el Instituto de Meteorología Holandés no iba a suceder. Por la mañana, me desperté porque oí algo extraño y al mirar por la ventana vi la calle cubierta por un manto blanco precioso. Nevó. Se produjo un caos enorme en autopistas y trenes porque no habían previsto que algo así sucediera y fue una mezcla de nieve y lluvia que se transformó en hielo negro.

El sábado, todos felices con la nieve y aunque la temperatura subió y sabíamos que no llegaría a la noche de ese día, igual estábamos contentos. Por las calles, nieve y en algunos lugares hielo. Hice mi ronda de tres supermercados para aprovisionarme y al llegar al último, el más cercano a mi casa, compré lo que me faltaba para hacer una Garbanzada y al salir a la calle veo que un totorota, seguramente con sangre real, había llegado con dos cajas con botellines de cerveza vacíos para que le devuelvan la fianza, no vio el hielo que todos sabemos que estaba allí y se dio un hostión y se le rompieron un montón de botellas. Mi bicicleta estaba a cuatro puestos de él pero según vi los cristales en el suelo me temí todo lo peor y acerté. Un dardo acristalado la penetró y conseguí mi cuarto pinchazo de la rueda trasera en un mes. Regresé a mi casa andando con la bici, distancia de alrededor de un kilómetro que me tomó unos diez minutos y puse la bici en su cuarto en el jardín y decidí repararla al día siguiente.

Dutch baby

Dutch baby, originally uploaded by sulaco_rm.

El domingo por la mañana hacía mi primer y posiblemente último Dutch baby para desayunar. Curioso pero no hay color si lo comparas con los pannenkoeken y este invento americano es simplemente una forma más complicada de preparar comida con una receta similar. Después reparé la bicicleta, algo que a base de la práctica de este mes hice en poco menos de cuatro minutos y extraje el trozo de vidrio de la goma.

Paste?is de nata

Pastéis de nata, originally uploaded by sulaco_rm.

Estaba de antojo desde hace un par de semanas y preparé Pastéis de nata, por supuesto, primero hice la masa y después el resto. A la hora de meterlos en el horno puse los moldes sobre la piedra de pizza y el resultado fue fabuloso. Son los mejores que he hecho hasta ahora y personalmente, no iría hasta Lisboa a comprar en la pastelería original teniendo unos así tan buenos. Por la tarde pasó por mi casa un amigo, el mismo con el que suelo ir al fútbol de cuando en cuando y que venía de un partido. Se quedó a cenar y pasamos la tarde charlando y poniéndonos al día de los asuntos mutuos, aunque creo que pronto iremos a patinar (si el clima lo permite) y en febrero tenemos un partido del Ajax en la liga europea en la que aún está. La cena fue modesta y sencilla y frugal como la vida misma.

Comenzamos con un plato con queso manchego y unos Dátiles con bacon, seguimos con un plato de Garbanzada que le fascinó por la multitud de variantes de carne de cerdo que llevaba, ya que le puse beicon, chorizo y morcilla y continuamos con una pizza de chorizo y bacon, es decir, un festín de puerco(s), aprovechando que su hembra no vino y no teníamos las restricciones habituales. Para acabar y antes de los soberbios capuchinos que hago con mi Bialetti, le di un Pastéis de nata y alucinó y me pidió si podía comerse otro. Repitió y cuando se lo terminó me miró con cara culpable y me preguntó si podía tripitir. Se comió un tercero y reconoció que aquellos eran los dulces más increíbles que había comido en su vida. Por supuesto, supo apreciar la textura y la mezcla perfecta de sabores, con los toques de canela y de limón y mi masa especial hecha con una mantequilla fabulosa que obra milagros. Por la noche, cuando ya se iba, le regalé otro para que se lo comiera en el coche y salió de mi casa más contento que un cura en la puerta de una guardería. Esta mañana le contaba al Rubio que había preparado Pastéis de nata y se quedó tan rascado que quería invitarme a cenar hoy para que llevara el resto a su casa pero al final lo he convencido para que aguante hasta la semana que viene. Esperemos que no se corra la voz o tendré una cola en la puerta de mi casa para intentar papear los seis Pastéis de nata que tengo en el congelador y que disfrutaré en tres desayunos futuros.


3 respuestas a “El día helado y las cosillas del fin de semana”

  1. A mí no me gustaron demasiado esos pasteles en Lisboa, pero a mi pareja le encantan, así que ya tengo la receta en un papelito para hacerlo cuando pueda.

  2. Uf, la pastelería de Bèlem debería ser punto de peregrinación obligado, que delicia!