Jennys


Hoy damos un giro de ciento ochenta grados, algo radical y diferente para refrescar un tema algo manido y hablaremos de las Jennys, también conocidas como Yenis, otro de los grupos en los que se divide el amplio universo del Hembrario. Hasta ahora hemos recuperado palabras y expresiones que en muchos casos son usadas por unas mujeres contra otras, todo por culpa de esa envidia que negamos todos pero que está en la base de cualquier relación. Ya se sabe que el mayor enemigo del perro es el propio perro y con una pizca de reglas lógicas y algo de magia extendemos la regla a las marujas de barrio y afirmación demostrada de manera aplastante.

Nuestro idioma se mueve de manera sinuosa y gusta de pescar palabras de otras lenguas y pervertirlas y retorcer su significado para que encuentren una nueva vida. Es lo que le ha sucedido a las Jennys, palabra que llegó del inglés y que originalmente es un nombre de mujer y aquí ha servido para bautizar a las hembras de entre trece y dieciséis años.

Una Jenny es una chavala que acaba de eclosionar y está descubriendo el mundo. Viste casi sin ropa o más bien se desviste para mostrar las carnes y atraer las miradas de los machos circundantes. Les gustan los colores brillantes y su proximidad a la infancia las pone que parecen versiones putorras de la Barbie. Jamás verás a una Jenny andando sola por la calle. Son seres gregarios y se agrupan en manadas que arrasan los lugares por los que se mueven. Las Jennys se dejan notar, primero por la cantidad de las mismas que ves y porque gritan continuamente. Estas jóvenes parecen verduleras, se gritan entre ellas y a cualquiera que vean cerca. Su estrategia de éxito parece centrarse en dar la nota continuamente, ya sea con la ropa, con las carnes que enseñan, con esos maquillajes pasados de vuelta y con los gritos. Sus berridos las delatan y dejan visibles sus carencias. Las Jennys, como cualquier otro grupo que ha evolucionado a lo largo de la historia de la humanidad, han sufrido transformaciones drásticas en su composición. No se puede lograr esos cuerpillos y esas maneras sin pagar un precio y el de ellas está en la falta de masa cerebral. Las Jennys son tontas del culo, carecen de actividad neuronal conocida e incluso las funciones motrices más básicas no se han desarrollado plenamente. Las Jennys no poseen la gracia natural de las jóvenes bien educadas al andar, ellas patean las calles aullando sus ordinarieces y por no conocer, ni siquiera saben hablar su propio idioma, por eso se han inventado el Español compacto también conocido como la lengua SMS. Para una Jenny no hay diferencia entre una «k» y una «q«. Han comprimido el idioma y lo han dejado en un puñado de letras y vocales. Ni lo saben hablar ni por supuesto escribir. Ellas se sienten orgullosas de sus carencias y se revolverán como ratas arrinconadas si las intentas encauzar por el buen camino. Somos nosotros los que debemos cambiar, los que estamos equivocados, los que perdemos el tiempo usando palabras que no pueden comprender y escribiendo con un exceso de letras que no tienen razón de ser. Ellas viven en su mundo abstracto, mandándose sus mensajes y dando la nota allí donde van.

Las Jennys únicamente se separan de la manada cuando están agarradas a un macho, generalmente un pedazo de carne con ojos del que desconocemos si sabe hablar pero que la mayor parte de las veces tiene una motocicleta en la que traslada a la hembra a la que se folla, porque una Jenny no hace el amor sino que folla, se agarra de la polla de su macho y no se suelta hasta que queda satisfecha. La Jenny además no tiene vergüenza y carece de las zonas del cerebro que regulan la discreción y la intimidad así que no es extraño escuchar una conversación de Jennys a más de doscientos metros en la que están contando con todo lujo de detalles su último encuentro sexual. No le hacen asco al sexo y gustan de practicarlo en grupo. Ellas lo ven como una forma de interacción con los de su raza y no le dan mayor importancia. Sin embargo, es muy importante el que los otros miembros de la manada estén al tanto de su vida sexual y por extensión, toda la gene que escucha los gritos mientras cuentan la aventura.

Las Jennys son todo fachada pero tras tanto emperifollamiento y aspecto de Barbie hay unos dientes que jamás han visitado un dentista, un cutis reventado de granos y unos pelos con las raíces más abiertas que el coño de su propietaria. Estas pobres infelices viven sus pocos años de gloria y las que tienen suerte se reciclarán como culo coche y las demás se convertirán mayormente en Potrancas.

Si tienes la suerte de pulirte a una Jenny no te olvides de ponerla a cuatro patas y tirarle del pelo mientras la embistes por detrás abobáncala con música de Reggaeton que es algo que las pone mucho. No te molestes en hablar con ella y si abre la boca, ya sabes lo que le tienes que meter dentro.

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11 respuestas a “Jennys”

  1. Pronto contaremos con más ejemplares del hembrario que de Nemátodos. Todo una obra de arte de Entomología Femenina. ¿Una vez concluido el hembrario (si concluye algún dia…) No obsequiarás a tus lectores con una edición en fascículos?
    Piénsalo y mis felicitaciones.

  2. César, no lo creo. EStamos en los límites. Podría estirar el tema un poquito más pero ya no puedo empotrar otros tipos de mujeres sin que se terminen de solapar con los existentes. Esto ya sale por fascículos y conozco a varios que ni se han leído los antiguos, que tirar de archivos parece una tarea como muy cansada e impropia.

    erre, a mí también me gusta. Claro y con la falta de estilo que es habitual por aquí.

  3. Tremendo sulaco, has dado en el clavo una vez mas. Sin duda las Jennys no solo tienen raices en tierras inglesas en lo relativo al nombre. Es en las islas britanicas donde realmente estan arraigadas. Alli incluso pueden permanecer en estado Jenny durante toda su vida universitaria, sin producirse su evolucion a ninguno de los otros estados que comentas.
    Un saludo desde Groningen,

    Sergio

  4. Pues las hay a mares, agarradas a su Bakala de turno. Sumisas con su macho, pero pendencieras y chulescas hacia el resto de la humanidad.
    Su combinación de chándal, deportivas, pelo ultra-tensado hacia atrás en una coleta, y excesivo gusto por los oros, las hacen iconfundibles.

    Hace un tiempo se congregraban a mares en la Plaza de España para meterse en la sala Arena (Madrid), hasta arriba de drogas de las malas… que asco me daba toda esa ralea!!!

  5. corsaria, las hay por todos lados. ¿Estás segura que tu vecina puede leer tanto?

    Pedrusko, la pones a cuatro patas y la montas cual jaca y desahogas toda esa ira que llevas dentro. Es lo mejor. Piensa que son Aliens y que tú con tu espada mágica los estás aniquilando.

  6. si se esfuerza, seguro que lo lee, que saber saben hacerlo. Aquí el problema es la cantidad de texto, si se lo resumes en cuatro o cinco palabras, seguirá siendo el libro más largo que haya leído en su vida.

  7. No hay que ser tan malos. Seguro que la chica se lee alguna revista y al menos los pies de las fotos los deletreará.

  8. El Cristo bendito de betreten hace referencia a un comentario de una Jenny que se moderó por exceso de faltas ortográficas. La pobre, no sabe ni escribir.