La Noche Que Mi Madre Mato A Mi Padre


En el festival de cine español de Amsterdam, que al parecer llegó a su segunda edición, aunque la primera me pilló en las Filipinas y me la perdí, pusieron un pequeño pero interesante grupo de películas. No me gustó la manera pachanguera en la que se introducían y sobre todo la vergüenza ajena que te daba escuchar a la persona que destrozaba el inglés tratando de decir algo antes del comienzo. De un festival uno se espera algo con más calidad o quizás es que el Latin American Film Festival de Utrecht, en la época en la que se celebraba, me acostumbró a algo mucho mejor. En cualquier caso, eso no tiene nada que ver con la película que comento hoy, una comedia negra titulada La noche que mi madre mató a mi padre y que estuvo en España en cartelera a finales de abril.

Unos julays montan un pitote en una cena en su keli

Una pareja que parece muy disfuncional invitan a su casa a cenar a un actor famoso para que financie y protagonice su próxima película. Con ellos también está la ex-esposa del marido que dirigirá la película. La cosa irá de mal en peor cuando en la casa aparece el ex de la mujer con su novia arretranco y aquello se convierte en una casa de locos.

Si de lo que se trataba es de hacernos reír, tenemos un montón de oportunidades de pasárnoslo bien. La película tiene un tema ligero y salvo por un par de momentos, no se para a regodearse en alguna escena que podría acabar en mucho menos tiempo. Es dinámica y las situaciones absurdas se suceden unas a otras, con todo el mundo maquinando algo en contra de los demás. Belén Rueda siempre ha sabido moverse en el territorio de la comedia y aquí brilla como la actriz desquiciada dispuesta a cualquier cosa por conseguir un papel. Diego Peretti haciendo de sí mismo está genial. La puesta en escena con la mayor parte de la película sucediendo en un único escenario, el salón de la casa, la cocina y un dormitorio en la planta alta, es lo que mejor funciona. Las escenas en un aparcamiento y cuando algunos protagonistas dejan la casa son las más flojas y en donde la película pierde el ritmo, es como si la directora no supiera que hacer en esos espacios tan grandes o en movimiento. La película cumplió con el objetivo de entretenernos y hacer que nos riamos e incluso los holandeses, que son gente con un sentido del humor muy distinto, supieron apreciar los pequeños detalles absurdos que hay regados por toda la historia y cuya única razón para existir es la de arrancarte una sonrisa.

Esto está en los linderos. Imagino que hay algún miembro del Clan de los Orcos que puede pasárselo bien con la película acompañado de su hembra. También puede gustar a los menos radicales de los sub-intelectuales con GafaPasta.