La Zarrapastrosa


La cuarta de mis bicicletas es una que llegó a mis manos por medio de un tocomocho raro. Sucedió que después de que me robaron a la mundialmente conocida Dolorsi, desplacé a Hilversum temporalmente a la Cholina, aunque siempre con la idea de volver a llevármela a Utrecht. Cuando estábamos en plena evacuación del viejo edificio en el que trabajaba, enviaron un correo a todo el mundo avisando que iban a tirar tres bicicletas que parecían abandonadas y que estaban en el aparcamiento de bicis de la empresa. El día en el que sucedía, la chama de la recepción, que está en mi nómina de Magdalenas del carajo, me avisó y así me apropié de la bici que estaba en mejor estado de las tres que iban a tirar a un contenedor. Otro chamo que hace chapucillas para mi empresa le cortó el bloqueador de la rueda y de esta forma tan curiosa llegó a mí la zarrapastrosa, que es el nombre con el que al final la he bautizado, porque la pobre da lástima y la rueda delantera tiene una oscilación de unos veinte grados que hace que cuando voy con ella por la calle parezca que voy borracho por los bandazos a derecha e izquierda que pego. La luz delantera por supuesto que no funciona y cualquier día tendrá una avería definitiva y tendré que decidir si quiero gastar dinero en arreglarla o la tiro a la basura.


3 respuestas a “La Zarrapastrosa”

  1. A mi lo que me gusta es que tiene dinamo, por aquí ya no se ven bicis así ahora todas las luces son con pilas.

  2. Luis, la dinamo dejó de funcionar hace décadas. No se la han quitado por pereza pero no produce electricidad alguna. Ya le he puesto sus dos minúsculas lámparas con LED.