Hay días que desde primera hora sabes que las cosas no pueden salir bien. Lo hueles en el aire fresco de la mañana cuando pedaleas hacia la estación de tren de Utrecht y de repente un coche sale de un rincón y trata de matarte y cincuenta metros más adelante se repite la acción con otro y de repente a una vieja se le dispara el Alzeimer y se pone a dar bandazos en la bici y tú avanzas con los ojos abiertos como platos y ves que hay un tractor reculando que no se da cuenta que por allí circula gente con niños y más adelante notas que en una ventana hay un chiquillo tratando de abrirla y si lo consigue se caerá de un tercer piso y así drama tras drama. Está claro que ha habido una enorme perturbación en el universo y te están mandando un mensaje alto y claro pero tú no haces caso y sigues adelante, llegas a la estación, coges el tren y cuando estás en tu destino te olvidas de todo y te pasas el día trabajando.
Muy dentro de ti hay un gusanillo que sigue algo nervioso y por la tarde te pones a controlar la página que indica los horarios de salida de los trenes desde una hora antes de acabar de trabajar y de repente un tren se pone en rojo y lo cancelan, y después otro y otro más y finalmente son todos los trenes y se te hiela la sangre.
Lo impensable ha sucedido. Un fuego en el centro de control de tráfico ferroviario de Utrecht tumba la mayor parte del sistema ferroviario holandés y te deja tirado allí en donde estés. Por suerte mi inquietud me permitió avisar a un compañero y volver con él en su coche a Utrecht y llegué a mi casa a la hora esperada. El pantallazo que preside esta anotación es de las nueve de la noche y como se ve, los trenes siguen sin circular y se duda que logren hacerlo esta noche. Hay decenas de miles de personas tiradas por diversos puntos del país y taxistas a los que les ha tocado la lotería y han incrementado los precios ante la avalancha de clientes desesperados. Por suerte yo tuve unos reflejos bien afinados y el único problema que tengo es que la Dolorsi se ha quedado a pasar el fin de semana en mi oficina y el lunes tendré que ir a trabajar en autobús.
Por descontado, los medios de desinformación de gran parte del universo conocido ni se han enterado de esta noticia porque a quién le importa que haya miles de afectados. Es más importante que un puto perro tenga perfil en el feisbuc o que alguna comemierda se le hinche la pipa del coño y lo anuncie por su tuiterota. Bienvenidos al mundo Dos Puto Cerolo