¿Tú también?


Yo de siempre he sido de los que tienen poca paciencia con los libros. Leo continuamente o más bien escucho, ya que según algunos colegas ni es lo mismo ni es igual, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo ya que la tradición oral le saca unos miles de años a la escrita y esta última jamás ha llegado a la altura de la primera, por no decir que está más que demostrado y requetedemostrado que la gente que escucha libros desarrolla su cerebro hasta niveles inimaginables y son capaces de prestar más atención cuando alguien les habla y extraer la información relevante de manera más eficiente. Bueno, regresando al tema, decía que siempre ando enganchado a un libro (o varios) y si para cuando llego al diez por ciento de la obra no me ha atrapado, lo desecho y paso a otro. Es algo que hago de manera automática, en un momento determinado estoy leyendo un libro y de repente ?? chás ?? constato que no se escribió pensando en mí y al instante me quema en las manos (o en mis oídos) y lo dejo para comenzar otro.

Aunque me gusta pensar que al ser el Elegido soy un ser infinitamente especial y el resto de los mortales no funcionan siguiendo los mismos mecanismos, recientemente me ha dado por pensar que en este aspecto, igual somos todos iguales, ya que se trata de nuestra atención y no hay manera de forzarla. Si algo no nos gusta, no nos gusta y punto. Tiene que ser similar a cuando ves una película. Si te gusta y empatizas con la historia, estás con los ojos sin parpadear siguiendo la trama y hasta te olvidas de respirar. Si no te gusta (en mi caso) yo me quedo dormido al momento y no me despierto hasta que haya un cambio súbito de volumen. Ahora comprendo que lo mío con el ciclismo, el fútbol, el golf o el tenis por la tele era mi sistema interno de protección trabajando a destajo para asegurarse de que yo no sufra daño cerebral alguno con esos contenidos y yo, inocente de mí, abusaba del asunto y lo empleaba para darme unas siestas legendarias viendo la tele y de hecho, la época del giro de Italia, el tour de Francia o la vuelta a España eran las mejores para las siestas, que además en Canarias cuadraban mejor por aquello de la hora menos.

Dicho lo anterior, la pregunta es simple y directa: ¿Tú también?


15 respuestas a “¿Tú también?”

  1. No exactamente, a mi lo que me sucede es que leo un montón de páginas y de repente no recuerdo nada de lo que leí, da mucha rabia porque tengo que empezar de nuevo.
    A veces un libro no me engancha al principio y a veces lo dejo y me olvido de el, pero con frecuencia cuando alguien me lo menciona y dice que es bueno, vuelvo con el…
    Salud

  2. Pues yo no?? Mejor dicho: en principio no. Yo, a casi todo le doy una buena, y gran, oportunidad; siempre he pensado que tal vez??a lo mejor??pudiera ser?? que más adelante, encuentre algo que me puede interesar. Así que si empiezo a ver una película, me la trago enterita (sin pestañear); si leo un libro, hago lo mismo; si escucho una música, ídem de ídem. Y así con casi todo. Eso sí, si cuando lo he acabado (sea lo que sea) no me ha gustado nada??procuro no volver a caer en temas similares.
    Debe ser que soy una persona con muchas esperanzas.
    Y respecto a lo de leer o escuchar libros: aún no he tenido la experiencia, para poder hacer una buena crítica. A simple vista, me da la impresión de que escucharlo tiene que condicionar un poco (la voz del que lo lee debe tener muchísima importancia; y no todos los que lo hacen tendrán la voz adecuada). Y, por otra parte, me parece lógico todo eso que dices de desarrollar el cerebro y de extraer la información más eficientemente. Al tener todo el cuerpo disponible, para otros menesteres, por narices abarcas mucho más. De todos modos, y hasta que no haga las pruebas necesarias, yo soy más del ?papelito??. El placer de tocar, y pasar las hojas??; el placer de darle la entonación que te apetezca??; el placer de recorrer la vista por las palabras??; el placer de volver a leer un párrafo que te ha impactado??, etc. etc.; eso sí que lo tengo comprobadísimo, y no me canso nunca. Ya con los libros electrónicos, noto que me falta algo. Aún así, he de probar a escuchar alguno.

  3. Esta es una de esas cosas en las que nunca estaremos de acuerdo. Escuchar no es leer. No digo que no sea igual, incluso mejor, para el cerebro y el desarrollo de la atención. Incluso tampoco niego que sea una experiencia más enriquecedora a largo plazo. Pero leer es una actividad emocional de concentración, en la que por un rato ya puede arder el cosmos entero a mi alrededor que nadie ni nada me distraerá. Es un tiempo en el que hago yo para mí y sólo para mí. Eso sin contar que no es una voz alienígena la que me habla, sino que soy yo mismo, con mi propia voz el que le da la entonación; la imaginación es la que pone el resto. No lo he hecho aún (sabes que es de esas cosas que siempre digo que haré, lo de escuchar algún audiolibro), pero se me antoja que escuchar dos veces el mismo libro, incluso tres, puede resultar aburrido. Es como en las películas. Llega un momento que ya sabes a cada instante qué va a suceder, en qué tono, etcétera, etcétera. No queda sorpresa. Cada vez que leo el mismo libro es una experiencia novedosa, porque el que lo leyó la vez anterior es un yo pasado diferente al del presente, que le dará una forma diferente a la historia, deteniéndose en pasajes distintos a la ocasión anterior o imaginando de forma distinta personajes particulares sobre los que, en momentos pasados, pasé muy por encima.

    Después de toda esta retahíla, queda responder a la pregunta. Lo haré con un «rara vez, aunque ha sucedido». Me gusta más pensar que lo aparco temporalmente hasta que encuentre ánimos y un mejor momento para retomarlo. Así se puede pasar meses, incluso años. Y es que la lectura, o escuchar música o como cualquier otra actividad, también se ve influída por el estado de ánimo del momento, así que igual la forma en que te está contando las cosas el autor, o la propia historia, no son las más adecuadas para el momento en el que te encuentras. Me gusta pensar que a la inversa: Soy yo el que no está preparado ahora para este libro.

  4. Genín, a mí ya me lo puede mencionar la Virgen María que si lo dejé, lo dejé y no vuelvo a intentar leerlo.

    Huitten, yo no releeo párrafos. Nunca lo he hecho.

    Uno+cero, ¿qué tu haces para leer, chiquillo? Yo con 16 años hice un curso de lectura ultra-rápida y cuando desciendo al nivel de vosotros los mortales, yo fijo la vista en grupos de letras, unos tres o cuatro por línea, solo en la mitad superior, lanzo la información al cerebro y avanzo al siguiente mientras mi cerebro completa las letras, forma las palabras y las traduce en pensamientos. No pongo voces ni mierdas parecidas. Mi velocidad de lectura no es rápida, es similar a la de la luz. De hecho, si leyera probablemente duplicaría la cantidad de libros que hago al año ya que necesito muchísimo menos tiempo para acabar uno. Escuchar un libro de veinte horas me toma ?? complejos cálculos matemáticos suceden en este instante ?? veinte horas y leer el mismo libro probablemente me tome siete u ocho, quizás menos.

    Yo no creo que sea el lector el que no está preparado para los libros. Igual que no me gusta el vino y no lo tomo porque me da asco, a mí me obligas a leer cualquier cagada de Tolkien y prefiero que me metas en chirona una semana. Simplemente, me parece estúpido lo que dice y como lo dice. Yo soy de naturaleza narrativa, no descriptiva y cualquier autor que se regodee describiendo algo por más de cinco páginas no pasa el corte. Me pasó lo mismo con el primer libro del pollaboba ese sueco que la diñó y que según todo el mundo escribió un clásico, aquel de la penca con el tatuaje o algo así. Menudo bodrio, prefiero coger ladillas y tener que vivir con ellas dos semanas a tener que leer ese tostón.

  5. Yo leo todos los días. Es un momento que me dedico a mí misma y cuando estoy enganchada a un libro (Los juegos del hambre por ejemplo me los leí los tres en el puente de Semana Santa, porque soy de lectura rápida) no puedo dejar de leer. Tengo un ebook y aunque me gusta más leer en papel, el ebook me permite llevarme a la playa sólo el aparatillo y no llevar una bolsa de deporte llena de libros que me llevaba anteriormente, porque iba a libro por día prácticamente. Lo que sí es verdad es que tengo libros que leo todos los años, son mis compañeros desde que era casi una niña y los releo una y otra vez.

    En cuanto a los audiolibros, los he intentando en inglés, pero me distraigo y además no me entero de nada, con lo que necesito tener el libro en formato papel para ir siguiendo lo que me dice el pollo que me lee. El problema de los audiolibros es que en español hay pocos, por lo menos yo no los he encontrado facilmente y los que hay son en español latino, con lo la historia no me engancha nada.
    En cuanto a las historias yo es que soy muy mía y muchas veces desecho ver una peli o leer un libro porque la trama no me pone nada y a veces cuando me he visto obligada por las circunstancias a verlas me ha sorprendido, pero sí es verdad que cuando un libro me aburre no sigo con él, ya tengo una edad y no estoy para perder el tiempo con cosas que no me aportan nada.

  6. Bueno yo más o menos, lo de la vuelta ciclista igual, para la siesta cojonuda, así como a mayoría de los deportes por TV, salvo casos excepcionales, lo malo que la la multitud que ve esos deporte me pregunta que si no me gusta el deporte. La diferencia es que a mi me gusta practicarlo, no soy un deportista de sofá.

    Con los libros, si no me gusta lo abandono, unas veces habiendo leído poco más de un par de capítulos y algunos lo estiro un poco a ver si mejora, cosa que rara vez ocurre. Por ejemplo una saga super famosa de una «julai» que atraía sobre si misma accidentes y desgracias en plan agujero negro, y su novio y amigos chupa sangre. No me convenció, terminé el primer libro esperando que mejorára, «era tan famosa la saga que esperaba que me gustara». Del segundo libro creo que ni un capítulo, en cuanto empezaron a caerle encima los siete males me JART? y nunca más.

    Lo de los audio libros, en español no hay o muy poco y mi nivel de inglés no da para eso. En cuanto al libro electrónico, paras mi ha sido la mejor inversión que he hecho jamás, PASO DEL PAPEL y de la deforestación que conlleva.

  7. darliz, esos que nombras los he escuchado tres veces y pronto empiezo con la cuarta.

    Luis, haré penitencia por tu blasfemia y me escucharé la Saga Crepúsculo entera de nuevo este verano, aunque la acabé nuevamente en mayo. Debo haberlos escuchado más de diez veces cada uno.

  8. Eso es lo bueno de la diversidad, yo no trago esa saga y me encanta El Señor de los Anillos, y tú justo al revés, y ninguno de los dos traga facebook y demás mariconadas del estilo.

  9. Otro que deseché instantáneamente. Y la serie, vi un trozo cuando estaba en Vietnam y no tardé ni cinco minutos en empezar a amodorrarme. Menudo masque. Era como Dinastía pero sin las chochas en la piscina enseñando tetas.

  10. Igual deberías darle una opurtunidad al libro, ver la serie sin el libro igual se pierde uno con tanto personaje y no se siguen las historias.

  11. El libro fue el que deseché instantáneamente. Me pareció un tostón mayúsculo. A la serie y pese a mis prejuicios, le di una oportunidad.

    Hoy comienzo Existence de David Brin. Veremos si pasa el corte.

    Luis y te mearás de puro gusto cuando sepas que Peter MierdJackson, esa cagada de director, ha cambiado de plan y ahora pretende hacer una TRI-LO-GIA del Hobbit, esa basura de libro que no pondría en mi casa ni en el retrete para limpiarme el culo porque seguro que irrita. Manda güevos y ahora dirán que el pollaboba del Tolkien en realidad escribió la historia así de larga.

  12. Lo reconozco: enganchada totalmente a Juego de Tronos. Las dos temporadas que echaron en el Canal + más que digeridas y esperando la siguiente como el comer.
    Y me pasa como a ti, si algo no me engancha de primeras…. ciao, al menos durante un tiempo, hasta la segunda oportunidad, pero como segundas oportunidades nunca fueron buenas es muy raro que a la segunda consiga lo que no consiguió antes…. que lío de explicación mi madre….

  13. No solo a los libros, a casi todo en general. Películas, comidas, lugares, … si un lugar no me dejó buena impresión digamos, de primeras, es muy raro que vuelva a darle una oportunidad.