La paraElisa


Si hay algo extra-ordinario en mi vida, eso son las pesadillas durmiendo. Yo sueño un montón, literalmente un montón y cuando me despierto en mitad de la noche y me entran ganas de hacer un pís, voy a mi baño que tiene la luz esa mágica y asombrosa que sale del retrete, que todos recordamos porque de eso se habló en La puerta a la decimotercera dimensión hace justito ahora tres años y la cosa sigue funcionando con la única diferencia que ahora tiene pilas recargables y cada cuatro o cinco meses, les jinco una carga nueva y siguen palante y hasta he visto que esta luz fascinante y maravillosa y también zarrapastrosa, hasta la venden de cuando en cuando en el supermercado tedesco ese tan famoso y hasta la mucama se ha comprado una después de verla en mi casa. Volviendo al concepto, yo me levanto, voy a La puerta a la decimotercera dimensión y mientras me vacío, pienso en lo que estaba soñando, que son siempre películas fabulosas de acción, que hay días que salvo el país, en otros la raza, o el planeta o hasta este y otros universos y esos sueños tienen unos detalles increíbles y después me vuelvo a acostar, me quedo dormido casi inmediatamente y los olvido y tengo otros, aunque por motivos que escapan a mi limitada comprensión, en el tramo final del sueño, aunque tenga sueño profundo, que en mi muñeca hay un dispositivo que controla esto, no los recuerdo, esos últimos sueños siempre son borrados de mi memoria antes de despertarme. Aunque llevo años intentando lo de los sueños lúcidos, lo he conseguido muy pocas veces y ya como que no me preocupa, resulta que no es lo mío o quizás mi cabezón tiene demasiada imaginación para limitarlo. En estos mundos oníricos que visito todas las noches, que suponen entre un veintipico y un treinta y pico por ciento del tiempo que paso durmiendo, solo una vez en el último año he tenido una pesadilla, o algo que podría ser descrito como una pesadilla antes de Navidad, ya que me pasó antes de las susodichas fiestas pero se me había olvidado hasta estos días que lo recordé.

Estaba yo durmiendo y de repente, en mi sueño, era como si hubiera un fantasma, un espíritu o un demonio en mi keli y más concretamente, en mi dormitorio. Yo lo primero que pensé es que el Puerkagón se metió en el carro y se subió a los Países Bajos, que el cobarde criminal secesionista ese vive prácticamente al lado, pero después de descartada la idea, en ese sueño, como que la posibilidad de tener un demonio en la keli era muy real y se movía por la habitación totalmente a oscuras y yo lo podía oír acercándose a mí, cada vez más cerca, subiendo a la cama y yo que quería despertarme y salir cagando leches de mi keli pero en ese instante descubro que estoy paralizado, que lo noto viniendo a por mí pero no podía despertarme y de alguna manera era consciente que algún demonio truscolán, podemita y suciolista me estaba atacando. Me costó un montón pero al final logré despertarme y moverme y encendí las luces para comprobar que no se me había infectado la casa con esas ratas asquerosas. Después, comentándoselo a la mucama, que al trabajar de cajera en el supermercado es una erudita y tiene múltiples doctorados en nada y en todo, me informó que eso se llama parálisis o paraElisa del sueño y que su marido las tiene todo el tiempo porque duerme boca arriba con una máquina conectada para respirar por no se qué coñas parasicológicas que se le olvida respirar o se le paraliza la respiración o algo así, que yo cada vez que la mucama me cuenta historias de las coñas que suceden en su keli, pienso que se podría hacer una serie de televisión cómica y terrorífica con todo lo que sucede allí.

Por suerte esto solo me pasó una vez y espero que no se vuelva a repetir, que yo prefiero mis aventuras galácticas, intergalácticas y con todo lo demás, incluso aquellas en las que empujo con un carro de supermercado a la gilipollas aquella que me puteó en la chamba anterior y cuando está en la carretera, le pasan por encima cienes y cienes de coches y nadie se para ni a mirar porque todos sabemos que las ratas no van al cielo y yo, en esos sueños, lo que más me parece de ciencia ficción es lo de tener un carrito de supermercado en las manos, que yo soy de cesta, que la cantidad de comida que llevo a mi keli es la que puede caber en la mochila y por eso, voy con frecuencia y compro poco y alterno supermercados, que mi lealtad está únicamente en mi bolsillo y no me importa ir a un supermercado a comprar un solo producto.


5 respuestas a “La paraElisa”

  1. Pues yo no recuerdo nada de lo que pasa en la noche. Yo me apago, y lo siguiente es abrir los ojos por la mañana,sin conciencia ninguna del tiempo que ha pasado.

  2. Yo solo recuerdo las intermedias, pero son fabulosas. A veces es que no quiero volver a dormirme para seguir recordando detalles, son super-completas, auténticas películas de acción

  3. En mi caso alterno, hay noches que cierro los ojos y adiós, y hay otras que me despierto con el sueño súper vívido, normalmente cuando es pesadilla. Es más, me desvela, y todo el tiempo que tardo en volver a dormir estoy sufriendo con el recuerdo…
    Por cierto, lo que te pasó a tí sale mucho en Cuarto Milenio. Miedito 😉

  4. Hace cinco milenios que no escucho el cuarto milenio. seguí el podcast un tiempo, pero es que eran muy cansinos, siempre dando más de lo mismo.