Los mil ochocientos y el drama


Esta semana no solo tuve lo de La nonagenaria en el laburo aunque lo otro que sucedió comenzó tiempo atrás. Una de las circunstancias de la vida comenzó en mi segundo día en la nueva chamba y tiene un impacto directo no en mi trabajo, pero sí en la actividad de la multinacional en el Viejo Continente. La versión simplona y sencilla es que para vender productos en Europa, tienes que confirmar que respetas todas las leyes por aquí, por ejemplo, con la famosa marca CE que está en los aparatos eléctricos y electrónicos y también en algunas otras cosas. Otras leyes europeas afectan a las substancias químicas que usas para tus productos. No todo está permitido y cada vez la Unión Europea bloquea más y más substancias que son peligrosas para los seres humanos o el medioambiente. Por ejemplo, el asbestos, que la gente lo adoraba en el pasado, eso produce unos cánceres espectaculares y ahora aquí no lo queremos y recientemente la Unión ha puesto su ojo en las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), como por ejemplo el teflón que tanto le gusta a Virtuditas y el Ancestral (aunque como ya él no comenta, igual está en otro lugar en el que no le afecta ;-)). Una parte de mi trabajo está relacionada con esto así que cuando empecé a trabajar, lo primero era comprender como llegamos a decir que un producto nuestro respeta todas las leyes europeas. En un par de semanas, yo era un maestro en una herramienta, la que usamos en Europa para recopilar la información y si es necesario, enviársela a las autoridades. Cuando empecé a ver cosas raras, me dijeron que claro, eso es porque hay otra herramienta amarilla por detrás que es la que tiene la verdad más absoluta. Pedí acceso, me lo dieron y me pegué semanas estudiándola, viendo los flujos de información y ahí me surgieron nuevas preguntas, que hacía a los pavos del país del Sol Caguiente y no me respondían o me daban evasivas, que es la forma japonesa de evitar darte una respuesta negativa. Cuando los presioné y los acosé, me dijeron que la verdad, la verdad, está en una tercera herramienta, que a su vez bebe de las fuentes de agua cristalina de una cuarta herramienta creada por el amado y venerado gobierno de allí.

Decidí saltarme la tercera y fui directo a por la cuarta. Ninguno de los amarillos me quería ayudar porque saben que me lo tomo en serio así que por mi cuenta empleé semanas estudiando la herramienta y los documentos relativos a la misma, la instalé en mi ordenador y un día, yo era uno de los grandes expertos mundiales en la coña, así que encontré una y dos y tres y más de tres instancias en los que la cagábamos por completo. A partir de ahí hubo intercambios de correos que acabaron en la anotación Idealmente, donde reconocieron que yo tenía razón. en ese momento ya tenía claro que la cuarta herramienta no estaba en el corazón del problema, así que habiéndome currado también la primera y la segunda, todo debía fallar en la tercera. Me hice los cursos, conseguí mi autorización para usarla, la empecé a usar, junto a dos chamos que apañé y en unas semanas, de nuevo, el puto amo y empecé a ver los renglones torcidos y los lugares por los que los procesos se van al carajo. Fui atando cabos, que quizás estaban bien en el cuarto programa, pero llegaban muy mal al primero. Fui comprendiendo los flujos de información y las fallas en los mismos. La imagen era terrorífica.

A todas estas, me ha tomado meses y hace un par de semanas los gringos nos mandan un correo desesperados y amargados porque ni entienden lo que sucede ni creen que está bien. Eso nos lleva a esta semana ya que estuve un montón de días escribiendo mi respuesta, explicándoles como algo limpio y puro como la luz de un agujero negro, llega al final enfangado y cubierto de diarrea de vieja a nosotros. Cada uno de esos programas puede hacer las cosas bien, pero como en lugar de usar uno, saltamos de uno a otro según para qué, vamos añadiendo capas y capas de pequeños errores que lo corrompen todo y acabamos cubiertos de mielda. Los llamé, los cuatro jinetes (del Apocalipsis). Mi explicación es gigantesca y se la mandé a los gringos al final del día y al principio del suyo.

A partir del día siguiente comenzaron a llegar las respuestas y reacciones. Al parecer nadie se había tirado en la piscina esta enfangada y llena de agua de cloaca y ahora que han descubierto lo que hay dentro, lo flipan, así que quieren hacer un frente común con Europa para pedir a los amarillos que o lo arreglan, o nos den libertad para usar alternativas fuera de su país.

Y en otro de los terrenos en los que me muevo, desde diciembre estoy publicando artículos didácticos en la red interna de la empresa sobre mis temas y esta semana lanzamos el primer boletín de noticias y lo mandamos a cuatro amigotes, o quizás más de cuatro, que recibieron el correo casi mil ochocientos julays, con lo que a día de hoy, no hay pavo ni pava en esta región que no sepa que yo existo y que hago cosillas.


Una respuesta a “Los mil ochocientos y el drama”

  1. Pues al ancestrl no le gusta el teflón, de hecho, cuando hace bastante tiempo me enteré, mandé a la basura mis amadas sartenes recubiertas de teflón-
    Y no he comentado, cosa que ya sabes, porque me han tenido sin internet mas de tres semanas por una avería gordísima, aunque al principio decían que era debido a que estaban instalando el 5G cosa que luego me enteré que era mentira, que hacia cienes de millones de dias que lo tenían instalado.
    Estaba tratando de comentar todas tus entradas, pero no se que pasa, que hay muchas que no me publican los comentarios, y dando palos de ciego, parece que las que quedan vírgenes, si me publican, como esta, a ver si es verdad.
    Salud

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.