Algo para recordar – Sleepless in Seattle


Hoy viajamos hacia atrás en el tiempo, pero que un montón, a una época en la que no existía el cine digital y tal y tal y eran tan bárbaros que tenían unos rollos enormes de película revelada que conectaban a unas máquinas y movían esas fotos a una velocidad dantesca para producir el movimiento y crear el cine. Ya sé que resulta difícil de creer, que eso sucedió en otro siglo y en otro milenio, pero es que es así. Por alguna movida romántica, en el cine están poniendo en febrero pelis viejas y eso me permite hablar de Sleepless In Seattle, película cuyo título original se masacró y en España se estrenó en 1993 como Algo para recordar, que supongo que nos recuerda que truscoluña no es nación.

Una julay se cansa del cipote que le empetan y se encoña de un panoli viudo que busca chichi que lamer.

Tenemos que un panoli viudo con un chapulín se marcha de Chicago porque le recuerda a su hembra y se va a vivir a Seattle. En el otro lado del país, una pava neurótica y quizás hasta esquizofrénica pa’l coño está enrollada con un pavo más aburrido que un telediario de La2 y piensa casarse con él sin ilusión ni fantasía. Cuando escucha por la radio al hijo del panoli diciendo que su padre necesita pero-que-ya un coñito para lamer y empetársela, se emociona hasta las chacras y como es periodista, se amaña un chanchullo para que la manden a Seattle. Allí se cruza con el panoli varias veces y finalmente se vuelve a su gris y monótona vida. Una amiga malévola recupera una carta que escribió para mandar al panoli y nunca lo hizo y la manda y como que el hijo del panoli piensa que esta es la hembra que necesitan. Se supone que se tendrán que ver en San Valentín, en la terraza del Empire State. Si queremos final feliz, todos sabemos lo que tendrá que pasar.

Probablemente esto fue tan fabuloso porque Nora Ephron y ella era fabulosa como guionista y en este caso hasta dirigió la película. Por supuesto, todo funciona porque la maravillosa Meg Ryan está en su edad de oro y borda el papel y hasta Tom Hanks está fantástico. La historia se ve vieja, vamos, de cuando todo el mundo fumaba en todos lados y la gente se gritaba continuamente y se tenían que mirar unos a otros porque no tenían pantallas portátiles en sus bolsillos. Todo funciona muy bien porque el público busca un final feliz y apuesta de lleno por la pareja. Algunos de los diálogos han envejecido muy mal, se nota demasiado la condescendencia con las hembras, pero pese a ello la peli entretiene un montón y divierte. Fascinante ver los primeros computadores en películas, con una escena reservando un billete de avión fabulosa.

Yo no la llamaría un clásico pero se queda cerca de conseguirlo. Esto no lo pueden ver los miembros del Clan de los Orcos porque podría saturar su única neurona. Tampoco creo que esté a la altura de lo que esperan los sub-intelectuales con GafaPasta. Tengo que decir que a mí me gustó un montón y volver a ver a Meg Ryan actuando es un gustazo, aunque sea en una película del milenio pasado.


Una respuesta a “Algo para recordar – Sleepless in Seattle”