Parece que han pasado siglos desde que dejé de bucear pero en realidad fue hace algo más de dos días. En el nuevo club de buceo, hay nuevas reglas y estos son más seguidores de la hora Virtuditas y no salimos hasta las ocho de la mañana. Al final no hay tanta diferencia porque en lugar de los barcos lentos como los que tienen en Komodo, que son enormes y cómodos y en los que tienen un solárium, una zona para comer, baño y hasta una zona específica para equiparte, en las falúas de aquí van a todo meter pero no hay baño, no hay solárium , no hay mucho espacio. A las siete de la mañana nos juntamos todos en la sala común, desayunamos y después sobre las ocho menos cuarto metimos todo en la chalana y partimos. Íbamos a la isla de Sangalaki, que está a una media hora desde aquí, la isla de Derawan, que está más cerca de la costa. La otra, la de Sangalaki, es de propiedad privada, hay un par de chabolas que se alquilan en la misma pero el gobierno indonesio no permite que se construya nada y la razón es que en esa pequeña isla, que se puede recorrer andando en veinte minutos por toda su costa, es el lugar de Indonesia en el que anidan más tortugas, con una media de seis tortugas diarias que llegan por la noche a desovar y por eso la quieren conservar virgen.
Llegamos a la zona y todos los alrededores de la isla son con fondos no muy profundos, y es una mezcla de arena y pequeñas formaciones rocosas y por allí hay varias zonas de limpieza de las mantas. En nuestra primera inmersión lo que vimos fue dos sepias ENORMES, como de barbacoa para toda la familia con encochinamiento máximo. Además de eso, un montón de bancos de peces de todo tipo, con una especie de gueldes pero de unos cuarenta centímetros de largo. No había corriente y visitamos una parte considerable de uno de los lados de la isla. En la segunda parte de la inmersión comencé a tener problemas de flotabilidad, el traje de 3 milímetros que usan en este club es menos pesado y con mis tres kilos no era suficiente, flotaba como un globo según se me empezó a vaciar la botella. Al salir, nos acercamos a la isla y atracamos en una de las playas y aproveché para recorrerla andando entera. Después de la hora de descanso hicimos la segunda inmersión, también allí, y bajamos en el mismo punto pero en esta ocasión fuimos en sentido opuesto y en mi caso con cuatro kilos de lastre en lugar de tres. Tampoco vimos mantas, que es definitivamente mi nuevo animal de compañía favorito y no me importaría ir por la calle paseando una para que salga a mear y matar a unos cuantos seres humanos, pero en este lado del fondo de la isla los corales eran muy espectaculares. Ya sin el problema del peso, aguanté como un campeón y cuando salimos a los sesenta y un minutos, me quedaba aire como para media hora más.
Al salir tenían preparados lo que ellos llaman una caja de almuerzo y que es un tupe rearme con compartimentos y en uno tienes el arroz, en otro la salsa picante abrasadora, en otro una especie de salteado de verduras y en otro pollo frito y finalmente un plátano pequeño. Allí atacamos todos sin compasión y no sobró nada. Después descansamos un rato hasta que llegó la hora de la tercera inmersión, por la parte de la isla que nos faltaba. En esta tercera estuvimos una hora bajo el agua y vi de nuevo una sepia gigantesca, que me miraba como si quizás yo fuera la comida para ella. También vimos una cantidad ingente de bancos de peces y unos corales de esos que son planos como mesas enormes y en donde se escondían millones y trillones de peces pequeños, que allí tratan de sobrevivir hasta que son lo suficientemente grandes para sobrevivir como los adultos. Se me olvida comentar que en la superficie vi una tortuga, se lo dije al capitán del barco y se acercó y eran dos tortugas copulando, así que ya sabemos quién iba a poner huevos esta noche. Hice un vídeo con el teléfono pero no estoy seguro que se vea muy bien.
Después de volver, en el complejo había más gente, un grupo de cinco malayos y tres chamos que parecen gringos o al menos hablan en inglés Sina centro entre ellos. Ahora yo soy el veterano y toda esta gente son los nuevos.
Para cenar, volví a la barriada del oeste y me indicaron dos posibles opciones o alternativas al que visité el día anterior, que no es que la comida sea mala, es que es frustrante porque todos se han copiado los menús pero después la mitad de los platos no los tienen, con lo que terminas preguntádoles por lo que realmente hay para poder elegir.
El relato continúa en Buceando alrededor de la isla de Derawan
3 respuestas a “Buceando junto a la isla de Sangalaki”
Yo, por lo que veo en las fotos de la comida, no pasas hambre, además, tiene una pinta muy apetitosa y sana… 🙂
Salud
Las vistas ahi abajo con los corales tiene que ser preciosa.
No se si este año estas mandando fotos, yo las echo de menos porque a mi no me llegan.
Eso te pasa por pesar menos que un cagao de las tortugas esas copuladoras. Cualquier día te lleva la corriente y te encuentran donde cristo perdió la zapatilla.