Caída Libre


El fin de semana antes de regresar a los Países Bajos tuvimos dos estrenos españoles así que en dos días consecutivos las fui a ver y la primea de esas películas era una que por el póster, no me terminaba de quedar claro si era una peli de terror o de julandreo, pero vamos, que eso no me iba a impedir ir a la sala con mis gominolas escondidas, que en la entrada tienen un cartel gigantesco diciendo que el cine tiene un bar y según la ley canaria, no se puede entrar ni comida ni bebida a los bares y por consiguiente, tampoco gominolas ni cotufas. Nunca he visto a los empleados controlando, aunque supongo que lo harán con los chiquillos y la gentuza que viste con lycras. La película se titula Caída libre.

Una julay sádica se ensaña con una inmigrante y le da candela de la peor mientras su marido se chinga a otra pava.

Tenemos a una vieja que es entrenadora de competiciones de esas de gimnasia que aburren tanto y que al parecer es super-hiper-mega famosa entre tres o cuatro porque de joven ganó premios y demás y que se entera que su marido se está chingando a otra pava y la ha empreñao. La tipa se lo toma super fatal y se ensaña con la ucraniana o rumana a la que le han dado pasaporte español para que gane medallas para nuestro país, que es la forma más fácil de ganar premios deportivos. En el trabajo, otra entrenadora le dice que deje de pasarse tanto o así y poco a poco, la tía va perdiendo los nervios porque no puede asumir que el marido eligió un chocho más lindo y joven y que el de ella está ya para hacer jareas.

Olvídate del terror. Esto es melodrama, pero de los melodramáticos. Los pintarracos de la cara en el póster es porque la pava, cuando se levanta, se pone una combinación de cremas en la cara así y después las extiende, cuando todo el mundo sabe que sería más fácil que el marido le lefe la cara, que eso tiene más vitaminas, minerales y aminoácidos. Por desgracia nos tenemos que mamar el ritual de la cara al menos dos veces y la cámara se regodea en movimientos lentos y aburridos. La crueldad del entrenamiento termina por saturarte por iterativa, que es una y otra vez, igual que los avisos de la otra entrenadora. Al final, la tipa se va rechiflando y eso habría sido muchísimo más interesante, pero está diluido entre tanta crema en la cara y entrenamientos y la película se desinfla. En el tramo final sucede algo y desde ahí, donde dije digo, digo diego o algo así y yo salí del cine sin entender una pija de lo que pasó.

Esto puede provocar diarreas y ataques de pánico tanto a los miembros del Clan de los Orcos como a los sub-intelectuales con GafaPasta. No es más que un telelefilm de AntenaTriste para las tardes de los sábados que solo se puede digerar con la ayuda de una ropa vieja o una fabada.


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