Crónicas vampíricas – The Vampire Diaries


Es que no sé ni como no había hablado de la serie que voy a comentar cuando estuve enganchado a esta serie como una perra en celo desde el primer episodio hasta que acabó ocho años más tarde y aún a día de hoy sigo una de las series que surgieron de la misma, aunque tengo que reconocer que a estos no les tengo la misma devoción. Esta trata uno de mis temas favoritos, los vampiros, que yo de siempre he creído que un día me va a encontrar uno y me va a ofrecer convertirme y así vivir en la noche y tomar el sol con una lámpara de esas que pones en tu keli. Se trata de The Vampire Diaries y en España la conocieron como Crónicas vampíricas.

Esta es la historia de los hermanos Salvatore, Stefan y Damon y de como regresaron a Mystic Falls en Virginia, a la keli que tienen allí y de la que se van después de unos años y vuelven unas décadas más tarde porque la tropa se mosquea si ve que no cambian. Son vampiros y el Stefan se acaba encoñando en el instituto de una pava llamada Elena Gilbert, que acaba descubriendo que es un vampiro pero como que se acostumbra al tema y tá-quí-cual. La cosa se complica con los años y Elena se cansa de Stefan porque es muy meloso y buena persona y si le pide que le coma el potorro se le echa a llorar porque le afecta a su sensibilidad y la Elena acaba con Damon, que es un malaje que no veas, exactamente lo contrario que su hermano y que no tiene problema alguno con comer marisco ni aunque huela. Durante todos esos años, una gran parte de la basca que los conoce acaban transformados en vampiros, hombres lobos y hasta en chusma y gentuza de la peor y por el puto poblacho pasa cada semana algún malaje al que hay que matar o neutralizar, incluyendo a una familia, los Originales, que eran vampiros de lo peor de lo peor, posiblemente truscolanes y podemitas. En los años que pasaron en el instituto, que fueron muchísimos, el instituto tenía un programa educativo muy avanzado y cada semana había un fiestote que no veas en el capítulo semanal, era increíble como estos no pisaban una clase ni jartos de güiski de garrafón. En un momento determinado se les veía tan puretones que los tuvieron que poner a algunos en la universidad pero en una que también tenía fiestas semanales para que no perdieran el fondo adquirido a fuerza de entrenarse. Esta era una serie para disfrutar sin más pretensiones y gracias a la cual he descubierto una parte importante de las canciones que están en mi biblioteca musical y que aparecen con frecuencia en esas maravillas de vídeos que hago de buceo y de aviones.

No creo que le guste a mucha gente porque ya se sabe que no se hizo la miel para la boca de los cerdos. Para mi, este era el lugar para olvidarte de todo y tener tres cuarto de hora de puritita fantasía.


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