Cuestión de sangre – Stillwater


Mucho se ha escrito de mi incapacidad más que probada para distinguir a Matt Damon de Mark Whalberg, que tras muchos años sigo pensando que es el mismo actor que cambia de personaje para poder hacer más películas y que no lo acusen de chupar pantalla, como los escritores esos que se cambian el nombre e inundan el mercado con libros bajo diferentes nombres. También es muy conocida mi opinión sobre ambos actores, aunque eso no me impide ir a ver cosas como Stillwater, que se ha estrenado en España en agosto con el pachanguero título de Cuestión de sangre, que ya puestos a traducir literalmente, mejor habría sido llamarla truscoluña no es nación.

Un julay jinameño se muda a Francia para estar cerca de la hija que no parió.

Un chamo de estos que son los que votan al Trump en gringolandia y que parece más básico que un teléfono móvil sin pantalla va a Francia porque su hija está allí enchironada por haber matado a una pava o algo así. En uno de esos viajes como que se queda por el barrio y le miente a su hija y se pone a vivir con una hembra que tiene una hija a la que no le hace tocamientos, que a él le mola más la madre y poco a poco irá desmarañando las mentiras de su hija y las movidas que la llevaron a chirona.

El póster de esta película deberían ponerlo en la definición de telefilm de la wikipedia porque es lo que es, un telefilm, algo rodado para ver en la tele mientras estás en tu keli, no para los cines. Es un drama con investigación de crimen hecha por un pavo que tiene un único músculo que va desde la coronilla hasta los ñoños, que es algo increíble el ver ese tremendo cacho de carne que es incapaz de expresar emoción alguna, aunque salta y corre como un galgo. El principal problema es que se les fue la mano pero que muchísimo con la duración y con dos horas y quince minutos, se pasan cuarenta y cinco minutos de lo que habría sido una película muy buena y estiraron tanto el chicle y repitieron tanto algunas movidas que terminan por agotar al espectador. La parte de investigación aburre porque hasta Carlos Jesús el de Raticulín puede predecir como va a acabar sin necesidad de contactar con los extraterrestres. La niña pequeña es seguramente lo mejor de la película pero cuando no está en pantalla, se nota muy mucho que aquello se ha hecho pensando en la gloria del protagonista y en nada más.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, la odiarás profundamente y si eres un sub-intelectual con GafaPasta, espero que no la vayas a ver ni por equivocación. Demasiado mediocre.


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