De tu ventana a la mía


Solo a mí me puede dar un mal aire y al pararme frente a la cartelera del cine, decidir que quiero ver algo que ya da mal rollo con el poster, algo de lo que nunca antes oí hablar pero que es español. Sucedió cuando estuve en Gran Canaria y casi ni llega a ser porque de no haber conseguido tres espectadores, habrían cancelado la sesión. Esta es la grandeza del cine subvencionado español, que se tiran millones en historias que no interesan ni a Ritita la Cantaora pero que llenan un montón de estómagos agradecidos. Con el miedo en el cuerpo por lo asolada que estaba aquella sala prácticamente vacía, crucé los dedos y me preparé para todo lo peor al ir a ver De tu ventana a la mía.

Tres julays tienen hinchada la pipa del coño y no encuentran pepino con el que calmar la hinchazón

Tres mujeres de tres épocas distintas. Una jovencita en los años veinte, una más mayor en los cuarenta y otra ya pasada de rosca en los últimos años de Franco. Las tres parecen tener problemas de amor, una porque se encoña de un joven y anda siempre con enfermedades, la otra porque su marido lo persiguen por rojo y se queda preñada mientras que a él lo encierran y la gente la ningunea y la última porque se le marchitó la flor esperando al hombre de sus sueños y este no termina de llegar porque ella espera que sea perfecto.

Odio las películas con historias paralelas. Las odio. Esta no va a ser una excepción. En el momento en el que comenzaron a saltar de una historia a la otra, perdí el interés. Si a eso añadimos que las historias eran muy melosas y que va dando bandazos con partes curiosas y otras directamente de relleno, es un experimento fallido. No recuerdo que ninguna de las tres mujeres hiciera una actuación particularmente memorable y particularmente Leticia Dolera resultó deleznable con las caras de acarajotada que ponía y su incapacidad para provocar siquiera lástima. Maribel Verdú quería enseñar chicha y demostrar que todavía las puede poner duras y Luisa Gavasa nos enseña una teta y nos asusta a todos.

Una película pretenciosa y aburrida, con más saltos que la compresa de una coja y que no aporta nada a nuestras vidas y por lo tanto, la podéis ningunear. Si yo pagara impuestos en España, exigiría explicaciones a los políticos que regalan subvenciones porque esto olía a pallufo desde su origen. Cualquier miembro del Clan de los Orcos en su sano juicio, no solo no irá a verla, se alejará hasta de una tele en la que la estén dando para evitar daños permanentes en la retina o hasta en su cerebro.


2 respuestas a “De tu ventana a la mía”

  1. Pues fíjate que había leido que tenía buenas actuaciones de las actrices. Pero es que ya les vale con la guerra civil, qué «aburrición».