Desde Utrecht a Fuvamulah


Después de una parada de tres años y medio por culpa de la pandemia podemita y truscolana, reinicio los viajes de buceo y el último había sido a las Maldivas, en donde pasé una semana en noviembre del 2019 y tenía sentido regresar, aunque esta vez duplico la cantidad de días y elegí dos semanas y dos lugares diferentes del archipiélago. La parte más complicada fue encontrar el billete de avión, las aerolíneas de Oriente Medio están carísimas y tampoco parecían por la labor de poner buenas conexiones y hubo un momento en el que casi me rendí e iba a renunciar a ir allí y en ese instante, mi Ángel de la Guarda se lo curró y encontré que una de las compañías de Lufthansa, su compañía suiza de vuelos chárter, que yo ya había usado en mi primer regreso desde las Maldivas en el 2019, pues esa tenía precios buenísimos y un único vuelo a la semana, saliendo de mi keli el sábado y regresando en un domingo por la noche.

Comprobé las fechas, ya que lo más importante era encontrar dos semanas interesantes y en el mes de mayo parece que hay movidas guapas en los dos lugares que quería visitar, así que primero compré el billete de avión y después hice las reservas con los centros de buceo, sobre todo con uno de ellos, que está al sur de las Maldivas y requiere de un vuelo adicional para llegar. Lo apalabre todo con ambos clubs de Buceo y después ya me olvide. Este fin de semana comenzó el viaje, y lo hizo el sábado por la mañana cerca del mediodía, saliendo de mi casa y yendo andando a la estación de tren, porque no habían guaguas. La combinación de trenes fue perfecta, y en unos 45 minutos estaba en el aeropuerto. Pasé el control de inseguridad sinquebradero de cabeza alguno, Y después buscar la puerta de embarque de mi primer vuelo, que con la empresa suis

.Este fin de semana comenzó el viaje, y lo hizo el sábado por la mañana cerca del mediodía, saliendo de mi casa y yendo andando a la estación de tren, porque no habían guaguas. La combinación de trenes fue perfecta, y en unos 45 minutos estaba en el aeropuerto. Pasé el control de seguridad sin problema alguno, y después busqué en la puerta de embarque de mi vuelo. El primer tramo era desde Amsterdam a Zúrich. En ese primer vuelo, el avión era un Airbus A220, mi primera vez, en uno de esos. Son un poco más pequeños en el interior y la cabina tiene por un lado dos personas y por el otro tres.

En Zúrich , tenía que esperar unas tres horas para el siguiente vuelo que iba a ser durante toda la noche. El embarque fue un poco caótico, porque antes de poder entrar en el avión, tenías que conseguir una especie de cuño que garantizaba que habías solicitado tu visa para las Maldivas y al parecer mucha gente no lo hizo. El vuelo tuvo kun montón de turbulencias e intenté dormir pero sin mucho éxito porque las turbulencias me despertaban una y otra vez. Encendieron las luces dos horas antes de aterrizar para darnos el desayuno y después del aterrizaje, nos sacaron del avión, un Airbus A340 gigantesco y tuneado para chárter con asientos hasta en los pasillos y literalmente petamos la terminal de control de pasaportes de Malé, que ya en el 2019 cuando estuve allí estaban haciendo la terminal nueva pero no parece que hayan avanzado mucho y la que usan es de hace cienes y cienes de milenios.

Como yo voy con un bolso con 7 kg, como que les mosquea porque todo el mundo viene con maletones gigantescos y me hicieron tres controles, uno detrás de otro, con diferente gente que me pedía los papeles y querían saber por qué yo llego al país sin equipaje facturado y tan ligero, que parece difícil de comprender que yo me voy a pasar el día en el agua y los gallumbos se pueden poner del derecho y del revés y duran para siempre.

Una vez fuera, me compré una tarjeta prepago para tener las Internetes y dejé la bolsa en la consigna. Mi siguiente vuelo salía cinco horas más tarde, así que cogí el ferry me fui a la isla de Malé a hacer turismo, a cambiar dinero local y a descubrir la ubicación del barco que dentro de una semana me llevará a Guraidhoo. La isla de Malé es diminuta y está totalmente construida y todo el mundo tiene motocicletas y coches. Hay un tráfico ensordecedor y terrible en un lugar en el que puedes ir de un extremo al otro en quince minutos, pero ellos prefieren estar en atascos, como que se sienten más realizados. Me puedo imaginar perfectamente a Virtuditas saliendo para el trabajo una hora antes por el tráfico tan grande aunque la oficina está a medio kilómetro y por la tarde mamándose otros tres cuartos de hora de tráfico y ella disfrutando como una bellaca dando vueltas como hacen los locales, que además conducen como locos.

Estuve en el Museo Nacional, en el que tienen unos cuantos restos arqueológicos, pero vamos, prácticamente nada, que no sé si es que aquí nunca hubo o que los británicos se los llevaron para su museo de Londres. El museo da un poco de lástima. Visité el monumento al tsunami ese que hubo en Asia y por otro lado de la ciudad hay una escollera con una placa y parece ser que fue un regalo de Japón. La vez anterior cuando vine no sé si ya estaba terminado pero ahora hay un megapuente que une la isla de Malé con el aeropuerto y con la isla artificial de Hulumalé. El puente fue uno de esos regalos envenenados de los chinos, que se lo hacen y después. se lo cobran durante quinientos años. Sobre la una de la tarde volví en el ferry al aeropuerto, facturé para mi nuevo vuelo en la terminal local y me senté a esperar. El avión resulto ser un ATR-42 y me senté en ventana, con lo que creo que tengo los primeros vídeos de despegue y aterrizaje hechos desde un turbohélice. Que lástima que el Ancestral esté en la gloria y ya no comente, tendré que borrar los vídeos sin ponerlos en el mejor blog sin premios en castellano.

Al llegar a Fuvamulah, mi destino, me recogieron y me llevaron al B&B en el que me estoy quedando y ya el resto del día no hice nada que estoy agotado y el desayuno de mi primer día de buceo es a las seis de la mañana y empiezo a bucear a las siete.

El relato continúa en Primer día de buceo en Fuvamulah, tiburones Tigre, Zorro y un pez Marlín


2 respuestas a “Desde Utrecht a Fuvamulah”

  1. De borrar videos nada, chaval, aquí está el ancestral de nuevo, hace un rato, al fin obtuve la tan ansiada conexión a Wifi y que uno solo saBE LO VALIOSA QUE ES Y LA DEPENDENCIA QUE TENEMOS PaRA tODO DE INTERNET, HASTA QUE SE QUEDA SIN ELLa, han sido tres semanas t tres dias casi.
    Bueno, me iré poniendo al dia poco a poco porque el atasco que tengo por todas partes es caótico, sobre todo con la correspondencia, os he echado mucho de menos, y ya no te preocupes Virtu, ya te han llegado refuerzos para la pacifica guerra con el gañán que tu sabes…
    Besos y salud

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