Primer día de buceo en Fuvamulah, tiburones Tigre, Zorro y un pez Marlín


El relato comenzó en Desde Utrecht a Fuvamulah

Llegamos al meollo de la coña marinera esta, al buceo. Lo primero es celebrar que dormí varias horas, hasta que los terroristas-musulmanes islámicos me despertaron a las cinco menos cuarto de la mañana para la primera oración. No veas como me acordé de la madre del Profeta ese y de lo bien que le habría venido el derecho a abortar. Por suerte me volví a dormir y me desperté a las seis, con ducha rápida seguida de desayuno de campeones y después, en furgoneta al club de buceo a las siete de la mañana, con tres alemanes que se estaban quedando también en el mismo hostal que yo.

En el club de buceo rellené todo el papeleo antes de salir y después de eso nos montamos en el barco. Además de los cuatro había dos ingleses que se están quedando en otro lugar, con lo que éramos seis buceando. Mi primera inmersión fue en un lugar llamado Farikede, se supone que allí se ven tiburones martillo y tiburones zorro y me dijeron que intente no entrar en descompresión, ya que el buceo deportivo, es sin descompresión. Fue entrar al agua y comenzar a bajar y vemos por debajo de nosotros un tiburón zorro y ya todo el mundo se volvió loco y comenzaron a descender. Durante los treinta y ocho minutos que estuvimos, porque fuimos bastante profundo, además del tiburón zorro vimos varios tiburones de arrecife, tiburones de punta de aleta blanca, unas barracudas enormes, atunes y en el fondo pero muy profundos, tiburones martillo. Yo fui el único que respetó la regla de la no descompresión y todos los demás tuvieron que hacer varias paradas para ir eliminando los gases que llevaban dentro y sus computadoras de buceo les añadieron horas a las 24 normales antes de volar, con lo que se quedaron en 26, que podía llegar a ser un problema porque dos de los alemanes se van el día siguiente. Salimos exaltados y después esperamos por allí para la segunda inmersión, la del zoológico Tigre, con tiburones susodichos. Esa es en la entrada del puerto y como básicamente todo el mundo viene aquí por eso, tienen un sistema de media hora para cada centro de buceo y la nuestra era de once a once y media. Si los que empiezan después no vienen (por ejemplo no tienen clientes), nos podemos quedar, si no, hay que irse. Esa no es una inmersión muy profunda. Fue llegar, agarrarnos al fondo y allí había como cuatro tiburones tigre gigantescos, dando vueltas y acercándose a nosotros peligrosamente. Nos dieron unas barras de aluminio para asustarlos pero vamos, que si un bicho de esos quiere, nos merienda. Los buceadores del club de buceo los controlan y nosotros estamos en el medio haciendo los vídeos mientras los tiburones dan vueltas alrededor, es flipante. Además de tiburones había una cantidad ingente de atunes, pero no el azul, como el del atlántico. También había otros peces grandes que ni sé como se llaman y peces pequeñitos a punta de pala. Pasada la media hora, nos fuimos y los tiburones nos seguían, que angustia, controlando que no te vengan ni por detrás, ni por arriba ni por debajo.

Al salir, que según los otros, que llevan aquí varios días, fue con diferencia la mejor de sus sesiones, que yo no puedo juzgar porque era mi primera, pero claro, yo también viajo con equipaje de mano y Ángel de la Guarda. Teníamos dos horas, así que nos llevaron de vuelta a la pensión, los otros se fueron a almorzar en su restaurante (abusando de la palabra, que Ca’ Fefa la Jedionda tenía más opciones) y yo me fui a explorar porque no tenía hambre. Regresé a tiempo y nos llevaron de vuelta al club de buceo para la tercera inmersión.

La tercera y última era en un lugar al este de la isla llamado Kedevari. Supuestamente hay corriente, que nos lleva junto a una pared y es un lugar donde es posible ver tiburones zorro. Nos lanzamos y fuimos avanzando por la pared pero no vimos ningún tiburón zorro. Nos cruzamos con varios peces ballesta, otros peces pequeños de los que desconozco el nombre, vimos una tortuga, que nos siguió un rato, vimos muchísimos corales, que por allí están bien, y peces NEMO protegiendo sus plantas y cuando íbamos hacia el mar azul para salir aparece, a mi altura, un pez Marlín, espectacular y rarísimo de ver y tengo un vídeo de que te cambas. Uno de los alemanes me dijo que le ha tomado dos mil inmersiones ver uno, yo le respondí que claro, no todos podemos ser tan paquetes y yo con ciento noventa y una ya he visto el primero y me quedan días por aquí.

Al regresar, ducha rápida, saqué algunos vídeos de la cámara, la cual conecté para que los mande a las nubes y después salí a pasear y explorar la isla. Fui a uno de los dos lagos de agua dulce que tiene, pero no me pareció gran cosa y el acceso era como por jungla y los mosquitos parece que los lanzan con dardo, te clavan la aguja hasta el hueso. Salí huyendo de allí y fui a uno de los dos sitios que preseleccioné para cenar y que en el almuerzo ya había encontrado, que la maldad de la gente es muy grande y en estos sitios sin nombres de calles, tú pones tu negocio y lo añades al GooglEVIL o alguna plataforma de esas para turistas y después los otros te cambian la posición en el mapa para que los clientes se pierdan. Tras la cena olía a lluvia así que salí por patas para regresar al albergue y recogerme, que con esto de empezar el día a las seis de la mañana y bucear, se duerme un mínimo de ocho horas.

El relato continúa en Segundo día de buceo en Fuvamulah, tiburón ballena

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