¿Dónde están?


Cuando salí al mediodía para ir a caminar en mi hora del almuerzo, algo que aquí todavía podemos hacer porque las reglas del aislamiento social son distintas, elegí el ir al Laagravenseplas Noord, un parque que está por detrás de mi casa y al que se llega cruzando sobre la autopista holandesa A12 por un puente para peatones y bicicletas. En mi paseo, creo que me crucé en total con cinco personas y pasaron cerca de mí unas cinco bicis, aunque nunca estuvieron a menos de un metro y medio de distancia. Mientras iba por el puente, mirando al tráfico en la autopista, era, en su gran mayoría, de camiones de transporte, que parece ser lo único que ha sobrevivido en esta crisis. Hace dos meses, por ahí había un tráfico infernal de coches y camiones pero los primeros han desaparecido casi por completo. En los Países Bajos, algunos días, a las ocho de la mañana, la cantidad de kilómetros de caravanas en todo el país superaba los mil kilómetros, había gente que se pasaba cada día un rato largo en esos atascos. Hoy la cantidad de atascos era de cero kilómetros, no los habían, porque las carreteras están hechas para muchísimo más tráfico del que hay. Iba avanzando por el puente y hasta estuve tentado de hacer una foto de todos esos camiones, algo que al final no hice. Imaginaba lo que pensaría un bicho extraterrestre, pero de los de verdad, no una de esas ratas asquerosas truscolanas, que llega a la Tierra, baja sobre los Países Bajos y cuando está cerca del suelo, ve esas autopistas llenas de camiones enormes. Sin haber visto un ser humano, pensará que debemos ser unos animales enormes para necesitar esos cacharros tan grandes. Di un par de vueltas la parque, que tiene un lago en el medio con una isla donde anidan muchas aves y algo que ya noté el otro día, es super-hiper-mega evidente. No hay conejos ni liebres, han desaparecido. El año pasado ibas por ese mismo parque y los veías correr a esconderse entre matorrales, estaba llenísimo y no hemos tenido un invierno frío, con lo que o han muerto por el virus, o los han capturado y hay alguien comiéndoselos y preguntando a colegas de la oficina, nadie parece haber visto conejos o liebres en estas semanas, son los grandes ausentes, como un gato del barrio que ha desaparecido y cuyos dueños han puesto avisos en todos los buzones por si lo hemos visto, esos mismos dueños que durante el día lo echaban a la calle y que ahora lo lloran, cuando es más que probable que alguno que normalmente estaba en la oficina durante el día y no en su casa, haya descubierto al gato que le cagaba y le meaba en su jardín y le haya dado el finiquito, que los gatos y los cacos son los grandes damnificados de este confinamiento porque ni los unos ni los otros pasan desapercibidos en sus incursiones furtivas en las propiedades ajenas. Los que se juntan cerca de mi casa, ya ni se les ve porque hay tanta gente en las casas que se pasan el día huyendo y o se quedan en sus casas o han encontrado algún otro lugar en el que deambular. De los cacos, lo de robar en casas es casi una misión imposible cuando siempre hay una o varias personas en las mismas, ya que aunque podemos salir, la gente permanece en casa. El fin de semana pasado, con la Pascua, que aquí se celebra el domingo y el lunes, el gobierno recomendó evitar las reuniones familiares, quedarse en casa y así proteger a los viejos y ancestrales. Fue una recomendación, no una orden ni un mandato del gobierno como en España. Fue seguida por casi el cien por ciento de la población y las reuniones familiares tan típicas de esos dos días en los Países Bajos se cancelaron. Eso es lo que explica la diferencia de criterios entre países a la hora de tomar medidas. Aquí, la gente parece entender mejor que no solo lo haces por ti, lo haces por los tuyos, que la distancia quizás sea algo que hoy en día es necesario. Tampoco nos creemos las cifras del gobierno, como en España. Las dos últimas semanas, hay dos mil muertos por semana que no cuadran con la cantidad de muertos de las semanas anteriores del año, con lo que todos nos tememos que la cantidad total de ancianos que han muerto, sea más del doble de la que nos dicen, pero como solo hacen las pruebas a los que van a los hospitales, todos aquellos que mueren en sus casas o en residencias, no los cuentan.

Dentro de uno o dos años, cuando hayamos superado todo esto y cuando las heridas estén cicatrizando, harán películas sobre el tema y pondrán a políticos como grandes héroes que con sus decisiones acertadas salvaron a la gran mayoría pero la verdad es que no fue así, que la mayor parte de las muertes se deben a la estupidez e ignorancia de los políticos, que dan palos de ciegos sin tener ni puta idea de nada. O igual no habrán pelis, que si alguno se para a pensar, yo no recuerdo ni una sola película basada en la gripe española de 1918, quizás esto de las pandemias no es algo muy cinematográfico.

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2 respuestas a “¿Dónde están?”

  1. Siempre me han caído gordos los políticos de cualquier partido, ahora no me caen mal, no, lo siguiente 🙁
    Salud

  2. En mi opinión, como creo que nadie estuviese preparado para esto, o al menos a este nivel, no creo que lo estén haciendo mal, al menos aquí. Hay muchos capitantes a posteriori que dicen como habría que hacer las cosas, pero siempre a posteriori… es muy fácil decir como perdiste un partido de fútbol cuando luego puedes estudiarlo con cuidado en vídeo, pero en el campo es otra cosa.
    Lo de los animalitos sin embargo, yo aquí estoy notando todo lo contrario de lo que dices, hay muchos más y se atreven a acercarse a las zonas habitadas. Nunca había visto tantas clases de pajarillos rodeando mi casa, en estos días he sacado fotos de al menos tres especies que no había visto hasta ahora (desde la ventana, por supuesto).
    La videollamada de guazá está que echa humo, aunque por ejemplo mi madre lo lleva fatal y se echa a llorar siempre al principio de cada llamada con todos a la vez, y eso que ella vive en una casa con una finca como el ranchito de Genín, por lo que puede plantar, recolectar, cría gallinas… si llega a estar encerrada en un piso la acabamos teniendo que enterrar por depresión. Yo creo que ya me he acostumbrado a las rutinas de encerramiento. Dicen que la semana que viene puede ser que dejen salir a los niños, y aunque sea un par de km vendrá genial para estirar las piernas. Me he leído varios libros y al Netflix lo tengo directamente quemado…. es lo que hay.