El árbol de la vida – The Tree of Life


A veces me gustaría ser tan simple como una lombriz y no tener ese ramalazo de intelectualidad que me obliga a ir a ver películas que ni siquiera entiendo y en las que termino durmiendo como un bellaco. Mi amigo el Niño, que sí que es simple y básico, según le doy el título, lo busca en Internet y como vea algo que le asuste un poco me deja tirado y tengo que ir a verlas solo, que fue lo que me sucedió con The Tree of Life, la tercera película que vi después de regresar de vacaciones y que en España se estrenará en julio con el título de El árbol de la vida.

Si algún julay sabe de qué coño va esto que me lo ponga en mi muro del CaraCuloLibro, el cual ni lo tengo ni lo tendré jamás

Estoy pasando por un periodo muy duro a la hora de resumir las películas porque salgo del cine y no tengo ni puta idea de qué iban. Creo que en esta cuentan la vida de tres hermanos y se centran en uno de ellos, aunque igual me he equivocado y en realidad se trataba de algo como la vida misma que yo ni supe ver ni entender.

Antes de entrar en la sala deberían haber puesto un cartel avisando que pegarse un porro unos minutos previos al comienzo ayuda bastante. Me siento un domingo por la mañana en la filmoteca, rodeado de intelectuales, de los que se levantan a cerrar la puerta cuando están dando la publicidad porque hasta les molesta la luz y que no gastan ni un leuro en cotufas o cualquier otra cosa que les pueda estropear la experiencia. Comienza la película y tenemos a una mujer a la que le dan una carta certificada, camina por toda su casa para mostrarnos lo fastuosa que es, se sienta en un rincón idílico, la abre y se pone como a llorar, pero en plan gente rica que no quiere perder la dignidad. Después vemos a un tío hablando por teléfono junto a un avión a punto de despegar que hace un montón de ruido y que también llora así que presuponemos que alguien ha muerto. A continuación vienen VEINTE MINUTOS de escenas con volcanes en erupción, dinosaurios caminando por la tierra, soles saliendo de detrás de planetas en el espacio y un montón de polladas más, acompañadas de música clásica y en las que me dio un telele y empecé a dormitar. No fui el único ya que un chamo que acompañaba a su novia culta y que estaba sentado dos butacas a mi izquierda se quedó tan traspuesto que se le cayeron las cotufas montando un montón de ruido y despertándome hasta a mí. Tras estos veinte minutos de documental mierdoso y aburrido, saltamos a otro tiempo y vemos a un julay yendo a trabajar y que al parecer tiene más traumas que una folclórica lesbiana y a la que obligan a casarse con Falete para guardar las apariencias. No nos queda muy claro que coño pinta el tío, salvo que debe ser arquitecto y trabaja en un edificio muy cuco que espero que no diseñara el tío que ese que hizo la ciudad de las Artes en Valencia y otras obras que después de unos años se caen a cachos. Regresamos al pasado, al futuro o a otro tiempo y tenemos a la mujer y al hombre del principio teniendo tres retoños y criándolos y en la siguiente hora y media es ver las polladas de una familia, los rollos entre ellos, las luchas de poder y cosillas similares, sin que esté muy bien hilvanado y sin que haya una sola secuencia que pueda contar ya que no las recuerdo. De esa parte me fascinó lo embrutecido que está el Brad Pitt al que le deben estar dando las mismas hormonas que usan para engordar a las vacas y dar energía a los ciclistas porque se le ha redondeado la cara y puesto hocico de mongólico venido a menos. El engorde he tenido un efecto secundario en su capacidad para vocalizar, muy mermada y tanto que tuve que leer los subtítulos en neerlandés porque no me enteraba de una mierda de lo que contaba, que tampoco es que fuera muy interesante. Una vida más tarde y al menos tres siestas, se produjo una disfunción en el espacio-tiempo que seguramente ocurrió en un momento en el que andaba transpuesto y regresa la música clásica, la lava y similares y esta vez llegamos a una playa en la que están todos los personajes, los de los años cincuenta y Sean Penn del que hay que decir que hace una patética interpretación y está más envejecido que Marujita Díaz. Todo el mundo camina por esa playa que no viene a cuento de nada y tenemos otros diez o quince minutos de tortura a los espectadores antes de conseguir llegar a los títulos de crédito y salir por patas de la sala según se puso la pantalla en negro mientras todos los intelectuales me miraban con cara de desprecio y el desgraciado que se quedó sin cotufas con cara de envidia por la libertad que da no follarte a una con gafas de pasta y cejijunta.

No creo que haya quedado claro lo que no quise decir pero vamos, es una mierda de película, aburrida hasta niveles de delito y que no aportará nada a vuestras vidas salvo sufrimiento.

Absolutamente desaconsejada para el clan de los Orcos y cualquiera con sueño fácil. Solo apta para cejijuntos y guanabís de la cultura.

02/10


2 respuestas a “El árbol de la vida – The Tree of Life”

  1. La vi porque leí algunas críticas muy buenas, pero vaya basura de película por dios. Me gustaría saber que se fumaron los que han hecho críticos súper intelectualoides sobre esta cosa, viendo tanto donde no hay nada.

    Es que hasta en películas sencillas sin mayores pretensiones transmiten más sobre la vida de lo que pretende esta, supuestamente filosófica de alto nivel..

    Ahora solo falta que venga algún amigo intelectualoide a decirme que no, que es que soy tonto y no capto.. ejem.. lo tacho de mi ?lista?? de amigos sin dejarle acabar 😉