El relato comenzó en Por el castillo de Wawel en Cracovia
Continuando con el paseo, entré a ver la Kosciol Swietogo Andrzeja o la iglesia de San Andrés. Esta iglesia de estilo románico es uno de los edificios más viejos de Cracovia ya que la construyeron en el siglo XI (equis-palito). La iglesia es también como una especie de fortaleza para defenderse de la chusma y la gentuza que podía querer atacarlos. El interior es de estilo barroco.
Pasé por la Ulica Kanonicza o calle de los canónigos, muy bonita y que por el nombre, ya se intuye que estaba petada de presuntos tocadores de niños. Las casas en esta calle tienen algunas de las más bellas fachadas que se pueden ver en la ciudad. Por supuesto, en esta calle está el Instituto Cervantes y ni de coña hay ni habrá jamás de los jamases el instituto truscolano, ese que habría que crear para la destrucción sistemática de dialectos zafios y bastardos de lenguas dignas.
Estaba regresando hacia la plaza principal y al llegar entré a ver el Sukiennice, un precioso edificio renacentista que está en el medio de la plaza del mercado y que en el pasado era un lugar de comercio y ahora es un lugar de puestos de venta de recuerdos para turistas. Aproveché para comprar un par de recuerdos y como el apartamento estaba a poco más de cien metros, me pasé por allí para dejarlos. Después miré por fuera la Wie?a ratuszowa, la torre del ayuntamiento y la única parte de ese edificio que ha sobrevivido hasta nuestros días. Es una torre gótica de unos setenta metros de altura y en la actualidad hospeda un museo. También en la misma plaza tenemos la Kosciol sw. Wojciecha o Iglesia de San Adalberto, minúscula, hecha en piedra y una de las más antiguas en Polonia con casi mil años. En la puerta vendían entradas para algún concierto en otra iglesia pero se podía entrar y está bien. Merece la pena señalar que todos estos edificios que están en la plaza del Mercado, esta plaza es la más importante de Cracovia y Polonia y es la plaza medieval más grande de Europa y por extensión, del universo desconocido, aunque esto no hace falta decirlo ya que todos lo sabíamos.
Finalmente decidí entrar en la Kosciol Mariacki o la Basílica de Santa María y opté por la puerta de pago. La basílica se puede ver de gratis pero solo desde atrás y en esta, lo que realmente hay que ver es el pedazo de retablo de madera hecho por Vit Stoss que está sobre el altar, tiene unos doce metros de longitud y once de alto y es el más grande de Europa y del Emporio Católico conocido y por conocer.
Si existiesen los ángeles en el cielo cantarían sin parar alabando mis bondades infinitas, como esta de poner un vídeo fastuoso (que se puede ver aquí) del interior de la basílica y en donde se ve como estaba petada de gente sentada mirando el retablo y esperando algún milagro que no llegó a ocurrir. Por la parte lateral, una viejilla truscolana se intentó colar sin pagar pero los guardaespaldas la detectaron y neutralizaron, abochornándola públicamente en la casa de este supuesto Señor sin caridad alguna, ya que eso no es algo necesario para los empleados de un dios que no existe. La basílica es de estilo gótico y tiene dos torres de distinta altura, siendo la mayor de ochenta metros de alto.
Al salir seguí la ruta hacia la parte norte de la ciudad y fui a ver la Brama Florianska o Puerta de San Florián, con una torre gótica y muy transitada por el populacho. La torre se construyó en el siglo XIII (equis-palito-palito-palito) después de un ataque de los tártaros que arrasaron la ciudad. Estaba conectada a la Barbacana de Cracovia que está al lado y que también visité. Esta puerta es lo único que queda de la muralla de la ciudad, la cual era masiva.
Seguí andando un poco más al norte para ir a ver la Kosciol sw. Floriana o la Iglesia de San Florián conocidísimo en este blog porque ya hablamos de él en el párrafo anterior. la iglesia está junto a la plaza Matejko. Como la iglesia estaba fuera de los muros de la ciudad, se han pasado la vida reconstruyéndola. En esta iglesia estaban las reliquias del Santo que le da nombre y entre 1949 y 1951 cierto cura trabajo en la misma y posteriormente se transformaría en Papa polaco y como el hombre los tenía buen puestos, cuando agarró el trabajo la transformó en basílica menor.
Según cuentan, aunque como en aquellos tiempos no existía el canal de Telajinco yo no me lo creo, en 1184 traían los restos de santo mentado para convertirlo en el patrón de Polonia entre otras cosas. Cuando el carro llegó al lugar en el que está la iglesia, se volvió tan pesado que no lo pudieron mover y clarísimamente, el santo quería que le montaran su keli allí. Lo mejor es que este santo ni sabía lo que era Polonia, simplemente, desde Roma mandaron las reliquias para que la capital tuviera unos huesillos prestigiosos.
Al salir de la iglesia, regresé hasta la Barbacana y rodeé el centro de la ciudad por el Planty o el parque que enclaustra el centro histórico (Stare Miasto) y que ocupa el terreno en el que estaban las murallas de la ciudad. En verano tiene que ser un lugar muy bonito para pasear. En esta ruta entré a ver la Iglesia de Santa Ana, husmeé por el Collegium Novum, Collegium Minus y el Collegium Medicus, parte del campus de la universidad y edificios muy interesantes y desde allí seguí para ver la Bazylika sw. Franciszka z Asyzu w Krakowie o eso que los más zafios llamaríamos la Basílica de San Francisco de Asís, iglesia con monasterio franciscano, de gran porte y en donde estaba la residencia de cierto Papa polaco cuando se pasaba por la ciudad. La iglesia es del siglo XIII (equis-palito-palito-palito). En esta iglesia tienen una copia certificada de la Sábana de Turín, por supuesto la réplica ha sido consagrada por cierto Papa polaco ya finiquitado.
Desde allí seguí hacia el sur de la ciudad, dejé atrás el castillo y me adentré en la Judería de Cracovia. Es un poco decepcionante ya que la ruta, que está muy bien indicada, te lleva por varias sinagogas que están cerradas, con lo que solo puedes ver la entrada. Pasé por el centro de la comunidad judía de Cracovia en el que lo único que te encuentras es un puñado de decepcionados turistas en la puerta, husmeé sin poder entrar en la Synagoga Izaaka, tampoco pude entrar en la Sinagoga Alta (el edificio era alto) y finalmente llegué a la Vieja Sinagoga de Cracovia, la cual ahora es un museo y se puede visitar. La construyeron en el siglo XV (equis-uve) y el edificio (y museo) es pequeño pero interesante. Por descontado, los alemanes la arrasaron en cierto periodo de tiempo y durante la ocupación la usaban como almacén, a parte de ejecutar algunos polacos frente a sus muros. Al salir pasé por delante de la Sinagoga Remuh pero estaba cerrada por ser sábado, así que tampoco pude ver el pequeño cementerio que hay en la misma. Me acerqué al Nowy cmentarz zydowski o Nuevo cementerio judío de Cracovia pero estaba cerrado a cal y canto así que nos quedaremos sin saber como son los oscuros rituales de esta secta. Después anduve un rato para ir a ver la Kosciol sw. Katarzyny Aleksandryjskiej i sw. Malgorzaty w Krakowie, que tiene un nombre corto y modosito y en la que había un equipo de televisión preparando la misma para algún concierto televisado. Curiosamente, el escenario estaba en la parte posterior de la iglesia y todas las sillas le daban la espalda al altar.
Muy cerca está la Skalka, iglesia que significa pedrolo pequeño y que es el nombre modesto y sencillo de referirse a la Iglesia del Archángel San Miguel y del obispo y martir San Estanislao y el monasterio de los padres Paulinos, que es como la llamamos en la intimidad. En ese lugar fue donde martirizaron y liquidaron al santo mencionado. La iglesia se ve simple por fuera y por dentro tiene mucho barroco y es uno de los santuarios polacos más famosos. En su cripta está el Panteón Nacional, con las tumbas de algunos polacos ilustres que yo no reconocí ni de coña.
Al salir, metí el turbo y continué alejándome del centro, pasé mágicamente y gracias a un puente sobre el río Vistula, que está maravillosamente arreglado para que la gente pasee a la vera del agua. Mi destino era el Plac Bohaterów Getta, el centro del ghetto judío creado por los nazis y el lugar desde el que partieron miles de judíos camino de los campos de concentración. El memorial que han hecho tiene setenta sillas vacías que representan las cosas que dejaban atrás los deportados.
Desde allí me acerqué a la fábrica de Oskar Schindler, que ahora es un museo que explica la ocupación nazi de Cracovia en la Segunda Guerra Mundial y todo lo que sucedió a los judíos. El museo es un lugar imprescindible y muy pero que muy interesante. Siguiendo la pauta de documentos únicos y espeluznantes y siempre originales, no conozco otro blog que pueda decir que tiene una foto hecha por su mismísimo autor del escritorio de Oskar Schindler, hombre que conocemos gracias a cierta película que ha sido una de las experiencias más traumáticas de mi vida. Cuando esta peli llegó a los cines por primera vez, en Gran Canaria se estrenó en el desaparecido Multicines Galaxy’s. Fui a verla el viernes por la tarde en la primera sesión, tres horas de películas, al menos dos litros de lágrimas, sufrimiento ilimitado y cuando quedan menos de cino minutos para llegar a los títulos de crédito, se rompió y quemó el rollo y no pudimos acabar de verla. Me dieron un pase y tuve que volver una semana más tarde y revivir todas las movidas chungas para ver la parte final.
En fin, que tras la visita a ese museo emprendí la retirada hacia el centro, de nuevo caminando. Cené en La Bicicletta Restaurant & Cafe, con buena y pesada comida y después fui hasta la estación de autobuses a comprarme el billete para la guagua del día siguiente, pero tuve mala suerte y llegué veinte minutos después de que hubiesen cerrado las taquillas. Regresé a la zona del centro para verla por la noche y finalmente y tras algo más de veintiséis kilómetros, volví al apartamento ya que al día siguiente, la aventura comenzaba temprano.
El relato acaba en Visitando Auschwitz
2 respuestas a “El resto del callejeo por Cracovia”
Yo nunca he estrado en Polonia, Cracovia la conocía por el tema judío y las películas…
Creo recordar que el final de la peli es cuando sacan a los judíos reales poniendo piedrecillas en la tumba de Schindler, yo también inundé el cine, fue como un tsunami, tuvimos que salir nadando…
Salud
Sois un par de flojos. 😀