En attendant Bojangles


Mi segunda visita del año a la filmoteca, justo una semana después de la primera, fue para ver dos pelis gabachas y una gringa, justo las que me faltaban para hacer un pleno en la cartelera actual y confirmar que lo he visto todo, todo, todo. Los dos que leen esto saben que yo el cine francés lo veo cuando no hay nada más, que esa gente es muy pero que muy rara. Obviamente, jamás había visto el trailer de la película que voy a comentar ni tenía ni pajolera idea de la trama. Se titula En attendant Bojangles y al parecer se estrena en España en mayo de este año y yo quiero proponer y propongo el título truscoluña no es nación que le viene como pastuño a culo.

Una julay chiflada se encoña de un panoli y chingan hasta que la empreña.

Resulta que un pavo que se cree la chingada máxima se encoña de una pava en una fiesta que se cree la chingada maximísima, son como el uno para el otro y en nuestro mundo actual, serían influensers y creerían que el universo gira a su alrededor. Más tarde han tenido un hijo que se cría con esos dos gilipollas que no dejan de mirarse el ombligo y bueno, las cosas irán de mal en peor porque resulta que la hembra está requetequete-chiflada, como una jaira y acaba en el manicomio. Viendo la peli te queda claro que el niño no se recuperará en la vida del daño causado por sus gilipollas padres.

Esto empieza como algo gracioso, con una escena en una fiesta en la que el tío bebe compulsivamente y la tía está como en medio de un trance producido por la inserción del tampón en el orto o algo así y claro, al capturar mierda en vez de sangre, le sube la bilirrubina. De la fiesta se van a una iglesia en la campiña a follar en el altar y allí mismo se casan sin cura y ya son pareja. A partir de ahí los vemos más tarde con el niño, que en cualquier otra familia sería normal y quizás hasta extraordinario, pero con estos zoquetes está condenado al suicidio juvenil. La película, salvo por la primera escena, es una espiral depresiva en el drama, sin nada, absolutamente nada, alegre o positivo de los protagonistas, que sobreactúan hasta niveles que no se pueden medir porque no se han hecho instrumentos tan poco sensiblees. En el tramo final de la peli, se van a vivir a la keli de un amigo en Valencia, una especie de castillo junto al mar y aquello fue dantesco, incluyendo una fiesta folclórica en la que todo el pueblo vino vestido de faralaes y hasta con los taburetes y las sillas.

Atención: Puede provocar la muerte de la uni-neurona de cualquier miembro del Clan de los Orcos que sea expuesto a algo así. A mí me aburrió hasta más allá del infinito, pero imagino que los sub-intelectuales con GafaPasta se revolcarán en tanto drama y lo disfrutarán enormemente. Ni para verla gratis en la tele.


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