Las pelis como la que voy a comentar son carne de filmoteca, que esto es un documental de hora y media noruego, con lo que ya os podréis imaginar que la mayor parte de los cristianos que por casualidad se tropiezan con un producto así, saldrán corriendo gritando en medio de un épico y legendario ataque de histeria, que aquí no hay una sola concesión al cine comercial, esto es para los fans totales de los documentales. Todos sabemos que España es tierra de podemitas, suciolistas y truscolanes, con abundancia de Orcos y por allí esto jamás manchará la pantalla blanca de un cine y si alguna vez lo ponen en la tele, será escondido a horas intempestivas en LaDos. El documental se titula Fedrelandet, aunque en Holanda se estrenó como Songs of Earth y jamás se estrenará en España.

Un julay camina más que las muñecas de Famosa camino del Portal, sin chimpún.

Una pava, que nunca vemos, regresa a pasar un tiempo con sus viejos y su papuchi se pasa el día caminando por los montes y contando batallitas, que al final el viejo es que se lo sabe todo. Lo seguiremos durante un año entero con todas sus estaciones, que son por lo menos cuatro, por un poblacho noruego perdido en el medio de los fiordos y unos paisajes que da igual la estación, eran siempre apabullantemente espectaculares.

Aparte de la filosofía del viejo, esto es espectacular y el lugar en el que vive es asombroso. No hay prácticamente un plano en todo el documental que no te deje flipando. Eso sí, cuando el chamo habla se nota que esta gente son raritos y yo tengo mis dudas de si la sangre corre por sus venas, yo creo que les hacen transfusiones de líquido anticongelante y por eso son tan raros. Nos enteramos más o menos de toda su vida, de la historia de su familia y todo con escenas en las cuatro estaciones. La hija escribió el guion y dirigió la película (o el documental) y realmente merece la pena verlo en pantalla grande. El hombre ha vivido siempre rodeado de esa naturaleza y forma parte de su vida, cuenta las cosas y alucinas con los relatos. La directora le permite desbarrar tanto como quiere y se limita a seguirlo y a acompañar los relatos con escenas fabulosas y en las que vemos también muchos de los animales que viven por allí. En el lado negativo de la balanza, el hombre se repetía mucho, a veces soltaba lo mismo en cada estación y quizás habría estado bien amordazarlo de cuando en cuando.

Puede provocar un infarto cerebral instantáneo a cualquier miembro del Clan de los Orcos expuesto a la peli. Seguramente fascinará a los sub-intelectuales con GafaPasta.