Fisherman’s Friends


Hoy tenemos una película que vi en la segunda oportunidad. La primera vez que estuvo en mi radar, fue como el pre-estreno sorpresa de la semana, pero justo ese día diluviaba, literal y efectivamente y decidí que no merecía la pena darme cuatro baldes de agua para ir con la bici al centro de la ciudad, sobre todo cuando es agua fría. Después resultó que solo la estrenaron en un puñado escaso de cines y la tuve que programar en una visita a Amsterdam, ya que tenía un trailer y un tema que se veía interesante. Se trata de Fisherman’s Friends y al parecer no está previsto su estreno en España, pese a que ya habían impreso los carteles con el título de truscoluña no es nación.

Un puñado de julays berrean que no veas

Un grupo de pavos londinenses se van a la periferia campurria para una despedida de soltero o algo así y allí a uno de ellos le encargan que consiga que un grupo de palurdos que cantan canciones de marineros firmen un contrato con su empresa discográfica. Lo dejan allí tirado pero resulta que el chamo le huele el chumino a una pava y se encoña que no veas y además, es que está convencido que hay mercado para ese atajo de palurdos pescadores. El colega dejará su vida de ciudad y se pondrá manos a la obra para conseguir que los pescadores publiquen su primer disco y que sea un éxito que no veas, eso pese a que lo tienen todo en contra.

Estas pelis de superación son siempre fabulosas y como todos sabemos que hay final feliz, nos quita el agobio de pasarlo mal. La historia es sencilla y aunque en ocasiones se les va un poco el baifo al cielo con alguna pollada que resulta difícil de creer, el espíritu de una misión casi imposible se mantiene. Lo de la historia de amor que añadieron entre medias igual hasta se lo podían haber ahorrado pero supongo que querían asegurarse el mercado de las hembras, que esas cosas las rechiflan. La música es folclórica, del Reino Unido y por consiguiente, totalmente desconocida para mi y tampoco me llevó a buscar con ansia y desespero el álbum, ya que está basada en una historia real. El nombre del grupo, si te gustan ciertos caramelos, seguro que te resulta muy familiar. En ningún momento me emocioné hasta las lágrimas pero tampoco me aburrí. Eso sí, personalmente creo que podrían haber recortado almenos quince minutos, que hay escenas que se hacen pesadas por lo largas que son.

Con machos cantando y pescando, esto está totalmente prohibido para los miembros del Clan de los Orcos. Tampoco creo que esté al nivel que buscan los sub-intelectuales con GafaPasta.


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