Todos los veranos tenemos un puñado de películas que son las que revientan taquillas, agotan palomitas de maíz y mueven masas de descerebrados hacia los cines para ver lo más grande. El tiempo, ese arma mágica contra la que no hay defensa, pone posteriormente a todas estas películas en su sitio y pronto las olvidamos. Es un producto de consumo instantáneo, usar y desechar y así hay que tomárselo, sin más expectativas. Uno de los reyes de este cine insubstancial y vulgar es Will Smith y la última de sus películas se llama Hancock, título que por alguna obscura y retorcida razón siempre me hace sonreír porque yo escucho hand y cock o lo que es lo mismo, mano y polla o eso que entre los intelectuales denominamos como gayola.
Un hijoputa julay se ensaña con los malos para liberar su intención sexual
No hay mucho que contar. Una especie de desecho humano hijoputa y cabrón que tiene la suerte de ser una especie de superhéroe del reverso poligonero se busca enemigos entre la gente a la que pretende ayudar hasta que conoce a un julay medio retardado que se empeña en limpiar su imagen y convertirlo en una bella persona. En medio de esta campaña las cosas se complican, los malvados se multiplican y los efectos especiales se reproducen hasta el infinito y más allá.
Lo cierto es que la cosa empezó muy bien y pintaba fantástica. Teníamos una visión retorcida y diferente de algo que vemos varias veces al año en el cine y el guión parecía marchar como la seda. Sorprendía el que existieran personajes con algo de profundidad y una dinámica más bien propia del buen cine. Por desgracia, alguno de los miembros del equipo de producción se dio cuenta y en cierto momento la película se va al carajo por el camino de los efectos especiales y la ordinariez. En la parte final, uno no sabe si está de nuevo reviviendo la pesadilla de Transformers con una serie de sucesivas decepciones a cargo de todos y cada uno de los protagonistas. Podría haber quedado como una buena película y acabó convertida en una payasada.
Salvo por lo agradable que es pasar un rato en una sala con aire acondicionado o si eres seguidor del cine con efectos especiales a porrillo no hay muchas más razones para ver esta película totalmente prescindible.
2 respuestas a “Hancock”
Un 5. No merece más. Quizás menos. Para aclara lo que significa para mí un 5, es que no la volveré a ver hasta que la pongan, dentro de una década, en la tele. Y eso si no hay otra cosa mejor que ver o la tele del 2020 sigue pareciéndose a la de hoy, donde no tengas aún la posibilidad de elegir la programación a la carta. En cualquier otro caso me parece que no la volveré a ver.Por debajo de un 5 significa que me saldría urticaria si me sientan a verla dentro de unos años, aunque no tuviere que pagar por ello.
Deberías ver el comentario que borré el domingo de un julay joputa que dice que si no te gusta esta mierda no tienes ni puta idea de cine.