Horizon Line


Si en la wikipedia están buscando la mejor imagen para la definición de telefilm, el cartel de la peli de hoy debería estar entre las tres candidatas finales. Esto sí que es cine de serie Zeta estirado hasta niveles inimaginables para poder ponerlo en un cine. Al parecer lo produjeron desde Suecia con alguna empresa gringa o algo así. Se titula Horizon Line y no parece que se piense en estrenarla en cines españoles, aunque seguro que sí que acaba en alguna de las plataformas esas nuevas, con el título de truscoluña no es nación.

Una julay con calenturas se chinga a un ex y después acaban super-mal jodidos por culpa de un viejo que pasaba por allí.

Resulta que una pava que estuvo un año en una isla paradisíaca y en donde se hechó novio para que la empalara, se piró al primer mundo y vuelve un año después para la boda de una amiga y se reencuentra con su ex y tal y tal y fornica con él y al día siguiente han de viajar juntos en un avioneta con un panoli al que le da un patatús y ellos no tienen ni puta idea de volar y menos entrando en una tormenta o un tifón o un huracán o algo así, como si dijéramos.

Por Dios, el guión de esto lo tuvieron que escribir en un trozo de papel higiénico pero para cuando lo fueron a leer ya había sido usado y la mierda no les dejaba ver todos los conceptos. Esta película, por momentos, casi que llega a saltar a esa categoría tan mágica de películas que son tan malas que llegan a ser buenas, se quedan cerca pero no lo logran. A la pareja protagonista como que los eligieron en una lotería de inútiles o algo así y ellos la ganaron porque lo único cierto es que no saben actuar. Después, cuando ya estamos en el aire, en la avioneta, con un muerto en cabina, estos dos pollabobas hacen de todo y tú lo flipas, con escenas hilarantes como salir a ponerle alcohol de garrafón a los motores subiéndose al ala (en vuelo, por supuesto) y echando dentro las botellas, o salir del avión de nuevo por alguna otra bobería, que estos se pasaban más tiempo en un avión que está a unos miles de metros del suelo fuera, que dentro y además, se pueden hablar entre ellos como si no hubiera viento o ruido alguno. El nivel de estupidez que demuestra el director, el productor y el guionista no se puede medir. Entre tanta gilipollez, la película naufraga y para cuando tenemos el final feliz, yo ya estaba más concentrado en mi telefonino que en lo que había en la pantalla.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos o si eres un sub-intelectual con GafaPasta, da igual, esto no es ni para unos ni para otros, esto tiene su sitio en la sobremesa del fin de semana de Telajinco como película de siesta en la que lo peligroso es estar despierto. Una caca.


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