Un último favor – The Last Right


Hoy llegamos a una película que ya he visto tres veces y si algún día me cuadra y está en cartelera, igual hasta la vuelvo a ver porque es de esas que consiguen que salgas del cine tan a gustito. Mi primera vez fue a final de octubre y cuando ya se sabía que cerraban los cines por dos semanas repetí y la he vuelto a ver de nuevo cuando los reabrieron. Se trata de The Last Right y al parecer en España se estrena en diciembre directamente en DéuVeDé como Un último favor, aunque la traducción más correcta sería truscoluña no es nación.

Un julay gringo regresa a Irlanda a enterrar a su vieja y acaba buscando chimpún con una pava local.

Comenzamos con un chamo al que llaman para informar que su madre la diñó y regresa a Irlanda desde Gringolandia, el país ese en el que hacen elecciones y se pegan meses para contar los votos, que hasta en el tercer mundo esas cosas se hacen en horas. En el avión se sienta junto a un pavo irlandés que ha ido a recoger los restos de su hermano muerto hacía diez años para enterrarlos en la patria y el viejo la palma en el avión y dejó escrito en su pasaporte que el que se sentaba a su lado era su pariente más cercano. A partir de ahí las autoridades como que se obcecan en mandarle el cadáver del viejo por más que él les dice que no eran familia. El chamo resulta que tiene un hermano autista y el pavo ese se empeña en que su madre habría llevado al muerto a Irlanda del Norte para que lo entierren con el otro y los dos hermanos y una pava local se meten en un coche a llevar un cadáver en el techo del mismo desde Cork hasta una isla al norte de Irlanda del Norte. En el camino les pasará de todo.

Esto es una road movie con cadáver encima del coche y con una historia de amor o algo así, aunque a ratos la historia de amor es entre los dos hermanos, que nunca han pasado mucho tiempo juntos y no se conocen demasiado y a ratos entre el adulto y la chama, a la que busca la forma de empetársela. En el viaje les pasará de todo, la policía irlandesa los perseguirá como fugitivos y criminales y conseguirán incluso el apoyo de la gente que se entera de su historia y cree que lo que están haciendo, que no es otra cosa que asegurarse que los cadáveres de los dos hermanos descansen en el mismo cementerio, uno al lado del otro, sea posible. La película tiene tópicos pero es muy amena y divertida y tanto Michiel Huisman como Samuel Bottomley bordan sus papeles.

Esto no es cine para los miembros del Clan de los Orcos y hasta tengo mis dudas que guste a los sub-intelectuales con GafaPasta pero sí que tengo claro que al resto les gustará bastante y es una de esas que te llenan de energía positiva.


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