Infiltrados en Miami – Ride Along 2


Procuro acercar los comentarios de las películas que voy a ver al tiempo de estreno en España para que así, los tres o cuatro lectores, si les sale de la pipa del eso ir al cine, tengan una información relativamente incorrecta. Por supuesto, si no tengo nada de lo que escribir me salto esa regla a la torera pero con la película de hoy no ha sido así y lleva esperando más tres meses para aparecer por aquí, ya que la vi el cinco de febrero y puedo asegurar y aseguro que aún me despierto por la noche gritando por las pesadillas tan terribles que me provoca. Para más drama, esta es la segunda parte de Ride Along, una comedia con la que me reí bastante y que como siempre, algún capullo ha querido seguir ordeñando esa teta. La película, que llega a los cines españoles la semana que viene es Ride Along 2 y al traductor le ha dado un ramalazo de gilipollés y la han titulado Infiltrados en Miami.

Dos julays no tienen ni puta gracia

Los dos desgraciados de la primera película se van a Miami y allí acaban mezclados en todo tipo de movidas con chusma y gentuza de la mala y como siempre, harán lo imposible para cagarla y aún así, ganarán al final.

El guionista debía estar chutado hasta las raíces de los tres pelos de la cabeza de gofio cuando se puso a escribir esto o quizás cogieron un ordenador y generaron frases estúpidas aleatoriamente y con el resultado escribieron el guión. Lo cierto es que la película es un insulto para aquellos que pueden tener pensamientos simples. La historia es absurda, las escenas de humor son terribles y los dos protagonistas están allí por la guita, nada más. Se centran en el humor zafio pero no original y hay que ser retrasado de vicio para no ver venir los supuestos momentos de carcajadas desde tres o cuatro minutos antes. Las escenas de acción rozan el patetismo más absoluto y el final chirría tanto que se te eriza el vello de todo el cuerpo mientras asistes aterrorizado al mismo. El humor con el que aquí nos torturan puede que funcione en los Estados Unidos pero se estampa una vez cruzan su frontera. En fin, que hay poco más que decir.

Los más lerdos de los miembros del Clan de los Orcos la disfrutarán como enanos. El resto, reventarán las butacas del cine por la rabia de haber tirado el dinero de la entrada. Puede provocar infartos cerebrales a los sub-intelectuales con GafaPasta que se atrevan con esto.


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