Jugando con fuego – Playing With Fire


La cartelera cuando regresé a los Países Bajos después de Navidad estaba muy pero que muy limitada y él único estreno resultó ser el de una comedia de la que jamás había oído hablar y que ya viendo el cartel, grita TELEFILM a pleno pulmón. Como no había nada más, decidí darle una oportunidad y así acabé viendo Playing with Fire, película que lo más increíble es que también se estrenará en España la semana que viene con el título de Jugando con fuego, que suena tanto a truscoluña, que no es nación.

Unos julays bomberos acaban haciendo de canguros de tres chiquillos insoportables.

Resulta que entre los bomberos hay un equipo de pollardones que son como bomberos que van en helicóptero, seguramente intimísimos de la gilipollas sueca esa que tanto le mola un velero y un buen cirio que la calienta toda. Los pollardones, demuestran una y otra vez un avanzado retraso mental probablemente producido por las hormonas consumidas para desarrollar los músculos y acaban rescatando a tres niños y dejándolos en su estación de bomberos unos días, en el medio de un temporal. Los chiquillos harán un desaguisado del lugar y hasta como que conseguirán que los adopten o algo así, ya que los estúpidos dopados esos, de repente como que les cogen cariño, aunque yo estaría muy pero que muy preocupado si unos machos así se agarran un antojo con unos niños, sean o no miembros del clero.

Decir que esto es infame es quedarse corto, pusieron a un puñado de gilipollas ha hacer boberías como si fueran niños con un guión escrito por alguien con un cerebro desarrollado con una edad mental inferior a los cuatro años. Los intentos de hacer humor fracasan, uno detrás de otro, esto no hace gracia, es patético, el protagonista, un tal John Cena, es un cacho de carne con ojos incapaz de actuar, es más probable que una rata lo consiga que él. Me hizo echar de menos a mis dos cachos de carne favoritos, esos a los que no distingo y que al lado de éste, son actores hechos y derechos. La película no nos ahorra ninguna gilipollez y los rescates de los bomberos son sencillamente atroces, únicamente superados por lo que sucede en su cuartel cuando deciden quedarse con tres niños pequeños para hacer dios-sabe-qué. La gente se iba del cine en un goteo constante y los únicos que se reían eran niños de cinco años o menos que al parecer eran los únicos que entendían la historia. Hay muchas partes de esta película que espero olvidar pronto porque me van a acosar en mis pesadillas.

Seas un miembro del Clan de los Orcos o un sub-intelectual con GafaPasta, aléjate de cualquier cine en el que veas el poster de esta película. Esto es una puta mierda del copón, un trusco, una bazofia, basura y de verdad que espero que un camión petado de ácido sulfúrico reviente al lado de la casa del director y que no encuentren ningún pedazo de ese joputa más grande que una nuez.


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