La ciudad de las estrellas – La La Land


El género cinematográfico más extremo de todo y el que provoca las reacciones en su contra más violenta no es el de terror o el porno, es el musical. Al no ser indios, lo de gente cantando y bailando sin motivo aparente no es un plato que se digiera fácilmente. Este año tengo la sensación de haber visto dos de más, normalmente me gustan pero he tenido un cierto exceso y mi capacidad para absorber estas películas es limitada. Aún así, el fin de semana pasado pasé por Amsterdam porque de ninguna de las maneras quería perderme la película La La Land, la cual se estrenará en España en enero con el título de La ciudad de las estrellas y que si analizamos ambos, yo diría que la traducción de La al español es La y la de Land es tierra pero claro, si coges el título original, lo mandas por mensajero a truscoluña, que no es nación, pagas el tres por ciento del chantaje para que te lo mangoneen y te lo mandan de vuelta una vez has pagado otro tres por ciento, resulta que acabamos con una frase que no tiene nada que ver.

Un julay músico se encoña de una pava actriz y se pasa el día meneando la pelvis para ver si ella capta el concepto del empitamiento

Una aspirante a actriz que trabaja de camarera conoce a un músico de jazz que se gana la vida tocando música en restaurantes y fiestas. Hay química entre ellos, parece que se quieren coger el uno a la otra y cada uno tiene su sueño, que son distintos y al final tendrán que elegir entre amarse siempre que es amar o tener aquello que siempre desearon.

Si te preguntas, ¿cuánto tiempo se tarda en saber que es un musical? la respuesta es tres o cuatro segundos ya que la peli empieza con un número espectacular en un atasco y después de eso es más y más y mucho más. Esto es un musical de los de antes, de los de la época en la que Genín todavía recordaba los dientes de leche y lucía un pelucón que no veas. La cosa es que la historia es básicamente una de amor confrontada con los sueños de los protagonistas y con la encrucijada en la que tienen que decidir si quieren amor o cumplir su sueño porque no parece que puedan tener ambas cosas. El guión es muy fluido y tanto Ryan Gosling como Emma Stone están maravillosos e imagino que ella estará nominada a los Oscars porque es que lo borda. Hay química entre ambos y cuando menean la cadera y la cintura, se te mueve el cuerpo aunque no quieras en el cine de la emoción tan grande que te entra. Es una experiencia cinematográfica épica, algo religioso, si te gustan los musicales, te envolverá y te lo pasarás bomba. La pantalla gigantesca ayuda un montón, es cine que habla de cine y de música. La música está en todas partes, forma parte de la historia. Hay ratos con fantasía que en cualquier otra película habrían sido aberraciones y aquí quedan perfectos. La película además consigue que una ciudad horrenda como Los Ángeles parezca un lugar hermoso para vivir. Un pasote. La banda sonora es la mejor de este año por goleada, es un gustazo perderte en esas maravillosas canciones. Salí del cine bailando y más contento que un truscolán con un tres por ciento.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, has de tener claro que no se hizo la miel para la boca del cerdo y esto no es para ti, tu revuélcate en tus canciones de las Ka-Kanarias y similares. Esto es un producto de lujo exclusivo para los sub-intelectuales con GafaPasta.


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