La historia de mi mujer – A feleségem története


La verdad que aunque la película que voy a ver me interesaba, me asustaba un poco el que dura prácticamente tres horas y que ya en el trailer se ve que es un festival de idiomas europeos. También me acojonaba un poco que en el cartel de la peli pongan el logo de cierto festival de cine casi del tamaño de los actores, que cuando buscas el sello de calidad en base a que la peli pasó por un festival, que ni siquiera pone que ganó, ya huele un poquito a pallufo y me esperaba todo lo peor. Como sabía que esto era interminable, ya entré en el cine con una bolsa de gominolas para sobrevivir. La película se titula A feleségem története y parece ser que estuvo en los cines españoles el año pasado en diciembre cuando yo estuve por allí, que puedo jurar y juro que no la estrenaron en las Palmas. El título español fue La historia de mi mujer.

Un julay se casa con una pava que conoce en un café y después se pasan la vida jodiéndose el uno a la otra.

Resulta que un capitán de barco que es rarito, apuesta con un amigo que se casará con la primera hembra que entre en el café en el que están y cuando llega una pava, pues se presenta, se la camela y se casa con ella o algo así. A partir de ahí, él se va a trabajar en barcos y ella se queda en tierra viviendo la vida y prácticamente está cantado que el tío es un Vitorino y que tiene una cornamenta del copón, sobre todo porque ella tiene un conocido con el que se frota mucho. Cambian de domicilio por varias ciudades portuarias europeas y para cuando llegan a Hamburgo, los dos son infelices o algo así.

La más dura fue la primera hora de la peli, que fue cuando me dio el jamacullo y me traspapelé por lo menos veinte minutos. En esa parte, que creo que estaban en Chipre, la película es un masque que no veas. Después tampoco es que mejorara un montón, pero al menos no te mataba de aburrimiento. Lo que me quedó clarísimo es que esto se podía haber cortado y dejado como una peli de noventa y un minutos y medio y habría sido mucho mejor, que añadieron minutos y minutos sin ton ni son, que no aportan nada y están ahí para agotar a los espectadores. La película es un popurri de actores europeos, con el protagonista, que es un actor neerlandés y la mujer una francesa. Una cosa estaba clara, cuando el director no tenía ni puta idea de como continuar, todo el mundo se ponía a fumar y esto debe ser el mayor comercial de tabaco de la historia del cine, que son tres horas de procurar que no haya un solo instante en pantalla sin un pitillo. Para cuando el marido, después de dos horas, asume que tropieza tanto porque tiene una cornamenta que no veas y decide actuar y enfrentarse a su mujer, ya es demasiado tarde, ya no nos importa para nada lo que haga o le diga. Lo peor es que hay una especie de epílogo en el que siete años más tarde o así sabe de ella a través de otra mujer que igual hasta sale en la película pero de la que no me acuerdo y ese momento supuestamente dramático es para descojonarte y celebrar los males de ellas.

En fin, que esto puede provocar la muerte directa de la única neurona de los miembros del Clan de los Orcos y quizás hasta romper los cristales de las gafas de los sub-intelectuales con GafaPasta. Una oda interminable a la mediocridad.


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