La muerte de Stalin – The Death of Stalin


Llegamos a otra de esas películas que aparecen en la filmoteca y cuando la descubres, flipas porque jamás habías oído hablar de ella. En este caso es una comedia, con lo que ya me tenían ganado y además, basada en un personaje real y aunque supongo que todo lo demás es inventado, ya tenía puntos suficiente para colarla en mi programación y así fue como llegué a The Death of Stalin, película que se estrenó en marzo de este año en España con el título de La muerte de Stalin.

Un joputa julay la diña y se monta un pitote que no veas

En Rusia, en pleno despiporre sádico y asesino de Stalin, el chamo tiene una hemorragia cerebral y entre sus amigos se monta una competición para demostrar que ellos son mejores comunistas que el resto y agenciarse el control del partido y del país. En esa carrera frenética toman parte también los dos hijos tontos de Stalin. Cuando finalmente el dictador muere,la cosa se vuelve aún más surrealista con intentos constantes de unos y otros por anular al resto y tomar el poder.

La película empieza con una escena épica de un concierto de música clásica que están transmitiendo por la radio. Termina y la radio recibe una llamada de Stalin pidiendo que le manden la grabación. Resultó que no lo habían grabado así que encierran a todo el mundo en el lugar y vuelven a tocar el concierto para poder grabarlo y mandárselo al dictador. Con ese arranque, el resto de escenas son surrealistas y usan la crueldad y el sadismo de esa gente para crear escenas cómicas que funcionan en algunos casos muy bien y en otros no terminan de disparar la risa. Toda la historia se basa en personajes extremos, allí no hay ninguno normal y lo que parecen tener en común es que con tal de sobrevivir, todos están dispuestos a hacer cualquier cosa, salvo por el hijo de Stalin, ese directamente está loco y como su padre es el puto amo, se la suda. La película va añadiendo niveles de paranoia según avanza y nos movemos hacia el funeral pero en el tramo final pincha, se vuelve demasiado seria y eso no sentó bien a la historia. Los mejores momentos son los de humor negro y negrísimo del comienzo, sobre todo los relativos al tipo que torturaba y mataba a la gente según las listas que le preparaba Stalin cada día. Al final tenemos una comedia que iba bien y descarriló en su tramo final.

No es el tipo de cine que puede gustar a los miembros del Clan de los Orcos, pese a que tiene violencia porque se basa también en escuchar los diálogos y en ver las reacciones de los protagonistas en sus interacciones. Sí que puede gustar a los sub-intelectuales con GafaPasta, aunque me da la impresión que incluso entre ellos no levantará grandes pasiones.


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