Las atípicas nieves de abril


Una de las cosas que ha angustiado a uno, a dos y quizás hasta a tre es el no saber qué sucedería cuando llegue el invierno al final del año en curso y nieve y la buhardilla de mi casa se vea sometida a unas temperaturas y unas condiciones muy hostiles. Bueno, no vamos a tener que esperar.

Esta mañana cuando abría los ojitos a las ocho de la mañana, nada me hacía pensar que mi entorno había cambiado significativamente. Mi casa estaba calentita, no se oían ruidos de la calle y todo iba bien hasta que miré el programa con el que controlo la lluvia y veo que debería estar nevando a piñón. Como quería ir a correr a primera hora, eso podía tener un efecto espeluznante en mis planes. Me levanté, abrí la cortina y efectivi-wonder, nevaba. Después fui al nuevo y expandido dormitorio del norte, el lugar en el que está mi nueva y fabulosa torre de control y lo flipé. Estaba clarísimo que no iba a ir a poder a correr y había quedado con mi vecino a las diez de la mañana para otros asuntillos que contaré algún día por aquí, así que los planes se transformaron y donde dije correr, digo ir en bicicleta al supermercado porque hoy y solo hoy tenían una especie de mercado de flores y artículos de jardín y por primera vez en diez meses, vendían un artilugio mágico y maravilloso para colgar utensilios con palo, como escobas, rastrillos, palas y similares y quería comprar dos de esos para la cabaña del jardín, conocida como la keli de las bicis. Obviamente, antes de salir al jardín me puse el condón de lluvia, los pantalones y el chubasquero y ya perfectamente equipado para cualquier tipo de inclemencia meteorológica, salí y en el suelo había como dos centímetros de algo que podría ser agua-nieve o granizo, o una mezcla de ambos. Al mirar hacia atrás vi la nueva buhardilla en ese entorno hostil. Se puede observar también que la regadera cuando descubrió la mierda de tiempo que tenemos, se subió a su lugar de descanso favorito. La mañana transcurrió entre lluvias, granizadas y nevadas que alternaban con cielos totalmente despejado, que los vientos fortísimos del polo norte es lo que tienen, que nieva durante dos minutos, quizás tres y para cuando se pasa, esa nube ya está a cinco kilómetros al sur. No pude ir a correr hasta las doce y media de la mañana, momento en el que el calor del suelo y la tierra había derretido toda la nieve y el granizo, eso sí, aún había riesgo de chubascos de lo que sea y de hecho, fue entrar en mi keli y a los cinco minutos cayó uno. El Turco, bendita sea su ignorancia, me mandaba un mensaje por el güazá diciendo que vuelve a la patria la semana que viene y que deberíamos ir a dar un paseo en bici. Le mandé la foto de esta anotación y la previsión del tiempo para los próximos quince días, que dentro de dos sábados no pinta nada bien, que un paseo en bici con temperaturas máximas de trece grados como que no mola nada.

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3 respuestas a “Las atípicas nieves de abril”

  1. Pues aquí tambien ha refrescado. Poyo dice … eso es un poyete … pero es que ni eso. Los poyetes son exteriores y yo tratando de ver en la foto un poyete en condiciones donde poner las florecillas que le de den alegría a ese ventanal y me encuentro un mini estante que sirve solo para apoyar un vaso … si casi ni lo veo !!! Seguro que lo llenas de figuritas para ambientar el set de YUTUBE. Pondrás tambien una tira LED de lado a lado ¿nooo?

  2. Cagada!!! He comentado en la entrada que no tocaba 🙁

    Jojojo, pero me anoto 2 comentarios 🙂 🙂 🙂

  3. Tengo que reconocer que, desde un principio, me di cuenta que habias escogido a la gente apropiada para el tema de tu buhardilla, se nota a la legua que está hecha a conciencia, dentro de lo que se puede pedir a las vainas prefabricadas, aislamiento materiales y demás.
    Salud